La secretaria general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), Doreen Bogdan-Martin, inauguró la edición 2025 de la cumbre AI for Good en Ginebra con una intervención centrada en la urgencia de establecer marcos inclusivos de gobernanza de la inteligencia artificial (IA), en un momento de crecimiento acelerado del sector. El evento, coorganizado con el Gobierno de Suiza y en colaboración con más de 50 organismos de Naciones Unidas, reúne a expertos técnicos, responsables políticos, académicos y representantes de la sociedad civil para debatir sobre el impacto de la IA en el desarrollo global.
Durante su discurso, Bogdan-Martin alertó sobre el riesgo de implantar sistemas de IA sin un conocimiento suficiente de sus consecuencias sociales y medioambientales. En sus palabras, “el mayor peligro no es que la IA elimine a la humanidad, sino que se implante sin comprender su efecto sobre las personas y el planeta”.
La inteligencia artificial generativa, los agentes autónomos capaces de operar ordenadores o gestionar compras en línea, los presentadores virtuales de noticias o los vehículos autónomos forman parte de un ecosistema tecnológico que, según datos compartidos durante la cumbre, podría alcanzar un valor de mercado de 4,8 billones de dólares estadounidenses en 2033. Sin embargo, Bogdan-Martin advirtió sobre un crecimiento desigual: “Hoy, 2.600 millones de personas siguen sin conexión. Para esta generación, la pregunta clave no es quién desarrolla el modelo más potente, sino cómo logramos que la IA funcione para toda la humanidad”.
La brecha global en infraestructuras y políticas de IA
Uno de los aspectos más destacados del discurso fue la preocupación por la desigual distribución de infraestructuras tecnológicas. Un estudio de la UIT citado por Bogdan-Martin revela que solo 32 países cuentan con capacidad de cómputo avanzada, mientras que más de 150 carecen de ella. Además, un 85 % de los Estados miembros de la UIT no ha adoptado aún una estrategia nacional en materia de inteligencia artificial.
La secretaria general insistió en que estas diferencias no solo afectan al desarrollo individual de los países, sino que representan un riesgo global. En este sentido, la UIT ha convocado una sesión específica para fomentar un diálogo internacional sobre gobernanza de la IA, en el que se compartirán experiencias y se explorarán mecanismos para mitigar los desequilibrios.
Fallos contextuales y necesidad de adaptación local
Bogdan-Martin ilustró la importancia de adaptar los sistemas de IA a contextos específicos mediante el caso de una aplicación de reconocimiento de imágenes utilizada en África occidental. Diseñada para diagnosticar enfermedades en el ganado, la herramienta fue entrenada con imágenes de razas foráneas, lo que generó errores reiterados y una pérdida de confianza por parte de los agricultores. Este ejemplo fue utilizado para subrayar la necesidad de que las soluciones tecnológicas reflejen las prioridades locales y sean desarrolladas con participación regional.
Estándares técnicos como eje de confianza y escalabilidad
La intervención también abordó el papel central de los estándares internacionales en el despliegue responsable de tecnologías de inteligencia artificial. Bogdan-Martin indicó que documentos recientes adoptados por Naciones Unidas, como el Pacto por el Futuro y el Compromiso Digital Global, mencionan la necesidad de estándares técnicos en al menos 16 ocasiones.
La UIT, en colaboración con organizaciones como ISO e IEC, lidera actualmente un enfoque abierto y consensuado en esta materia. Hasta la fecha, se han publicado más de 150 normas relacionadas con la IA, y hay más de 100 en fase de desarrollo. Según la secretaria general, “los estándares no deben verse como restricciones a la innovación, sino como cimientos para el progreso significativo”.
Educación y competencias: pilar para un uso crítico de la IA
Bogdan-Martin subrayó que uno de los ejes de trabajo prioritarios de la UIT es la capacitación. A través de la AI Skills Coalition, en colaboración con más de 50 socios globales, se están ampliando los programas de formación en inteligencia artificial desde la educación escolar hasta la formación continua.
La responsable de la UIT enfatizó que el desarrollo de habilidades críticas es esencial para que usuarios y profesionales puedan interactuar de forma consciente con los sistemas de IA, señalando que “no podemos ajustar los parámetros de los modelos, pero sí podemos verificar los resultados, formular entradas más precisas y exigir transparencia”. Esta necesidad se extiende a docentes, periodistas, ingenieros, responsables de políticas públicas y otros actores clave del tejido social.
Participación multiactor para una IA con propósito social
El evento reúne en Ginebra a representantes de diferentes sectores, desde estudiantes hasta diplomáticos, en torno a proyectos como el Innovation Factory, donde startups presentan soluciones basadas en IA para la sanidad, la educación o el medio ambiente, o el Robotics for Good Youth Challenge, centrado en el desarrollo de robots por jóvenes de comunidades vulnerables para enfrentar retos reales.
Bogdan-Martin concluyó su intervención haciendo un llamamiento a la corresponsabilidad colectiva para definir el rumbo de la IA. “El futuro de la inteligencia artificial no está escrito. Somos la generación que puede y debe moldearla con justicia, transparencia y equidad”.
