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El 61% de los trabajadores en España usa inteligencia artificial sin formación especializada

El 61% de los trabajadores en España usa inteligencia artificial sin formación especializada

  • El uso de inteligencia artificial en el trabajo alcanza al 61% de los españoles, pero solo uno de cada cuatro ha recibido formación técnica específica.
Inteligencia Artificial - Formación

La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en la vida cotidiana en España, desde el entorno laboral hasta el consumo digital. Según el estudio Bosch Tech Compass 2024, el 61% de los trabajadores en España ya utiliza herramientas de IA en su día a día. No obstante, esta adopción masiva no ha ido acompañada de una formación estructurada: solo uno de cada cuatro trabajadores ha recibido capacitación específica.

Esta brecha formativa ha derivado en una autoformación extendida mediante cursos en línea, tutoriales y certificaciones no regladas. Al mismo tiempo, se observa una normalización del uso de soluciones basadas en IA como asistentes virtuales, motores de búsqueda, aplicaciones de traducción o plataformas de recomendación, que muchas veces se utilizan sin una plena conciencia de su funcionamiento.

Percepción social: entre el interés y la incertidumbre

La actitud general de la población hacia la tecnología es receptiva. El 70% de los encuestados declara tener afinidad con los avances tecnológicos, y más de la mitad se considera capaz de adaptarse a los cambios que estos conllevan. Sin embargo, un 28% admite dificultades para seguir el ritmo de las innovaciones, y un 60% percibe que existe un riesgo alto o moderado de sustitución de puestos laborales por sistemas automatizados.

Esta percepción ambivalente se refleja también en el ámbito educativo: el 64% considera que la IA debería formar parte de los contenidos escolares, pero el 56% opina que el sistema actual no está preparando adecuadamente a los estudiantes para convivir con esta tecnología. Estas cifras evidencian una preocupación extendida por el desfase entre los avances tecnológicos y la preparación social e institucional para afrontarlos.

Exigencia de garantías éticas y supervisión humana

La confianza en la IA no es incondicional. Ocho de cada diez españoles reclaman una regulación específica mediante códigos éticos que garanticen un uso responsable de esta tecnología. Las principales inquietudes se centran en aspectos como la privacidad de los datos, la transparencia de los algoritmos, la toma de decisiones automatizadas y el mantenimiento de la supervisión humana en los procesos críticos.

Desde 2020, Bosch aplica un código ético propio para el desarrollo y aplicación de inteligencia artificial. Este se basa en tres principios: seguridad, comprensibilidad y supervisión humana. Según la compañía, estos criterios son esenciales para asegurar una aplicación socialmente aceptable de esta tecnología, especialmente en productos y servicios dirigidos al gran público.

Perspectivas sobre el papel de la IA en el desarrollo nacional

El 66% de los ciudadanos encuestados considera que la IA será una herramienta clave para el desarrollo económico y social del país. Esta percepción posiciona a España como una sociedad predispuesta a la adopción tecnológica, pero también crítica con sus implicaciones.

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Juan Antonio Relaño, CIO de Bosch España, señala que el desafío no reside en aceptar la presencia de la IA, sino en determinar las condiciones bajo las cuales será integrada: “La inteligencia artificial ya está en nuestros hogares, nuestros trabajos y nuestras decisiones diarias. El verdadero reto no es si vamos a convivir con ella, sino cómo”.

La integración futura dependerá del consenso social

Aunque la infraestructura tecnológica y la disponibilidad de herramientas han permitido una incorporación ágil de la IA en distintos sectores, su consolidación dependerá de factores no técnicos. El consenso social en torno a su uso, la garantía de derechos digitales y la mejora de la capacitación en todos los niveles formativos serán determinantes para definir su impacto a medio y largo plazo.

La demanda ciudadana se orienta hacia una inteligencia artificial útil, comprensible y controlada, que pueda aplicarse sin generar desigualdades ni afectar derechos fundamentales. Esta visión requiere una respuesta coordinada entre actores públicos, empresas tecnológicas y el sistema educativo, con el objetivo de avanzar hacia un uso socialmente legítimo de esta tecnología.

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