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Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, estima que su empresa destinará varios trillones de dólares estadounidenses —equivalentes a billones europeos— al desarrollo de infraestructuras necesarias para sustentar los servicios de inteligencia artificial en los próximos años. Esta previsión, compartida durante una conversación informal con periodistas el pasado jueves, según informó Bloomberg, apunta a un gasto que sobrepasa con creces las cifras habituales en el sector tecnológico.
“Es razonable esperar que OpenAI gaste trillones en infraestructuras en un futuro no muy lejano”, declaró Altman, añadiendo que anticipa críticas por parte de economistas. “Nosotros simplemente seguiremos con lo nuestro”.
Financiación y nueva ingeniería financiera
Para afrontar estos costes, Altman adelantó que su equipo trabaja en el diseño de un instrumento financiero “nuevo e interesante”, aún sin precedentes, que permitiría capitalizar de forma específica las necesidades de financiación para capacidad de cómputo a gran escala. No ofreció detalles concretos sobre este instrumento ni su estructura jurídica o fiscal, aunque reconoció que todavía está en fase de desarrollo.
Este planteamiento se suma a iniciativas previas como Stargate, un proyecto de infraestructuras dotado con 500.000 millones de dólares en el que colaboran SoftBank, Oracle y OpenAI, anunciado a comienzos de año. No obstante, Altman advirtió que la inversión contemplada por Stargate sería apenas una fracción del gasto total previsto.
Perspectivas empresariales y mercado de capitales
Altman confirmó que OpenAI está explorando su posible salida a bolsa como parte del plan de financiación a largo plazo. Si bien no ofreció una fecha estimada, sí señaló que la estructura corporativa de la empresa está siendo reformulada en una operación compleja que lleva meses en curso.
“Probablemente tendremos que salir a bolsa algún día”, reconoció Altman, aunque también se mostró escéptico respecto a su papel como CEO de una empresa cotizada. “No estoy seguro de ser la persona más adecuada para ello”, matizó.
Además, aunque considera que la inversión masiva en inteligencia artificial no será motivo de arrepentimiento a nivel social, sí advirtió sobre comportamientos de mercado que tildó de “irracionales”, incluyendo valoraciones de startups que calificó como “insanas”. A su juicio, algunos inversores saldrán perjudicados por estas dinámicas especulativas.
Paradojas del auge de la inteligencia artificial
Altman trazó un paralelismo entre el entusiasmo actual en torno a la IA y la burbuja de las puntocom a finales de los años 90. En ambos casos, sostuvo, hubo una sobreexcitación generalizada entre los inversores, aunque también subrayó que la tecnología en cuestión era real y con potencial transformador.
Al respecto, añadió que el crecimiento de ChatGPT desde su lanzamiento en 2022 ha generado una fuerte aceleración en la carrera por desarrollar modelos similares, empujando a empresas del sector a destinar cantidades significativas a talento, procesadores especializados y centros de datos. A pesar del gasto, Altman confía en que la rentabilidad futura justifica seguir invirtiendo. “Es muy racional continuar invirtiendo ahora mismo”, afirmó.
Problemas en el despliegue de GPT-5
Uno de los temas que centró la conversación fue el reciente lanzamiento del modelo GPT-5, que ha recibido una acogida dispar por parte de los usuarios. Altman reconoció errores durante la implementación, especialmente en lo que respecta a la comunicación con la base de usuarios, y la sustitución de modelos anteriores sin aviso claro.
“Creo que estropeamos varias cosas en el lanzamiento”, admitió. Entre los problemas señalados por los usuarios se encuentran cambios en el estilo de redacción del modelo, alteraciones en la personalidad de la herramienta y la desaparición de versiones anteriores preferidas por determinados perfiles de clientes.
Altman subrayó que el proceso ha servido para entender mejor el nivel de apego emocional que algunos usuarios desarrollan hacia herramientas como ChatGPT. “Hemos aprendido lo que significa actualizar un producto utilizado por cientos de millones de personas en un solo día”, señaló.
Posibles movimientos estratégicos
En otro momento del encuentro, Altman reiteró el interés de OpenAI en adquirir el navegador Chrome si un tribunal federal obligara a Google a escindirlo de su estructura corporativa. Esta posibilidad fue mencionada en el contexto de las investigaciones regulatorias abiertas contra Alphabet Inc. en Estados Unidos.
Asimismo, se abordó el posible cifrado de las conversaciones mantenidas con ChatGPT como medida para mejorar la privacidad de los usuarios, una característica que la empresa evalúa incluir en futuras actualizaciones del producto.
Una financiación sin precedentes
El escenario planteado por Altman —una inversión a escala trillonaria en infraestructuras para inteligencia artificial— supone un nuevo punto de inflexión en el sector. Aunque aún no se conocen los detalles del instrumento financiero en desarrollo ni del modelo corporativo definitivo que adoptará OpenAI, sus declaraciones anticipan una transformación sustancial en la forma en que las grandes tecnológicas gestionan el capital necesario para sostener avances tecnológicos de gran calado.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
