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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abordó en su discurso sobre el Estado de la Unión 2025 (SOTEU 2025) cuestiones de enorme trascendencia —desde la guerra en Ucrania hasta la crisis humanitaria en Gaza o los incendios que devastan Europa—. Dentro de ese amplio marco político y social, situó también en primer plano la tecnología, la soberanía digital y la autonomía estratégica, con anuncios relevantes para el futuro del sector tecnológico europeo.
En este terreno, y en un contexto marcado por tensiones geopolíticas y una creciente dependencia tecnológica global, Von der Leyen subrayó la necesidad de que Europa controle las tecnologías que alimentarán su economía y sus democracias. Sin embargo, aunque el discurso incluyó anuncios significativos —como fondos para scaleups tecnológicas, inteligencia artificial, baterías y economía circular—, persiste la sensación de que la UE sigue moviéndose con lentitud, acumulando comisiones, observatorios y hojas de ruta, pero sin la contundencia de planes inmediatos y ejecutables.

Soberanía digital: avances y carencias
Von der Leyen reiteró que la inteligencia artificial (IA) es esencial para la independencia europea. La Comisión impulsará las llamadas AI Gigafactories, centros de gran escala destinados a apoyar a las startups en el desarrollo, entrenamiento y despliegue de modelos de nueva generación. Además, se anunció el Cloud and AI Development Act y la creación de un Quantum Sandbox, con el objetivo de colocar a Europa en la vanguardia de la computación cuántica.
La presidenta destacó también la preparación de un Scaleup Europe Fund, en colaboración con inversores privados, destinado a captar miles de millones de euros para financiar empresas de rápido crecimiento en áreas críticas como IA, biotecnología o cuántica. Se trata de un paso significativo frente a la fuga de talento y capital hacia Estados Unidos y Asia, aunque aún no se detallaron cifras de ejecución ni plazos precisos.
La mención al Euro digital se enmarca en el esfuerzo por crear una infraestructura financiera más integrada y eficiente para empresas y consumidores. Sin embargo, no se avanzaron detalles sobre su implantación, un asunto que preocupa al ecosistema financiero europeo por la necesidad de certidumbre regulatoria.
Ciencia e innovación: más fondos, pero falta de estrategia clara
En el terreno científico, la Comisión propone duplicar el programa Horizon Europe, su principal instrumento de financiación en investigación e innovación, y un plan de 500 millones de euros para atraer y retener talento científico. También se lanzó la idea de un “28º régimen” para facilitar la inversión en empresas innovadoras, junto con el impulso a la Unión de Ahorro e Inversión para mejorar el acceso al capital de riesgo.
Aunque estas medidas apuntan en la dirección correcta, el discurso volvió a carecer de un plan de acción concreto para sectores estratégicos. La crítica recurrente de la industria europea sigue siendo la misma: falta agilidad en la puesta en marcha de los programas y en la canalización efectiva de los fondos.

Clean tech y autonomía industrial: promesas de aceleración
El capítulo de la transición ecológica ocupó buena parte del discurso. Von der Leyen defendió un Clean Industrial Deal para reducir obstáculos a la inversión y acelerar la implementación de tecnologías limpias. Entre las medidas anunciadas destacan:
- Battery Booster Package: 1.800 millones de euros para impulsar la producción de baterías en Europa.
- Criterio “Made in Europe” en contratación pública, con el fin de favorecer la demanda de productos industriales europeos.
- Industrial Accelerator Act, un marco para acelerar proyectos en sectores estratégicos.
- Circular Economy Act como instrumento clave para reducir dependencias de materiales críticos.
Estas propuestas buscan evitar la pérdida de competitividad frente a China y Estados Unidos, pero, como en el terreno digital, la concreción práctica sigue siendo limitada. No se especificaron plazos de despliegue ni mecanismos de seguimiento.
Mercado único e integración: la eterna asignatura pendiente
Von der Leyen asumió la necesidad de completar el mercado único en finanzas, energía y telecomunicaciones, tres ámbitos que condicionan directamente la competitividad de la innovación europea. Para ello, anunció un Single Market Roadmap 2028, que incluirá un “quinto ámbito de libertad”: el de conocimiento e innovación. Sin embargo, esta hoja de ruta prolonga el debate hasta dentro de tres años, mientras las barreras internas siguen asfixiando a las empresas tecnológicas.
Seguridad digital y democracia: más observatorios que planes
En el terreno de la protección democrática, la Comisión lanzará el European Democracy Shield y un Centro Europeo de Resiliencia Democrática para combatir la desinformación. También se anunció un Media Resilience Programme para apoyar a medios independientes y la alfabetización mediática.
Si bien estas iniciativas responden a desafíos urgentes, el riesgo es claro: Europa sigue multiplicando organismos sin acompañarlos de una estrategia operativa ni de herramientas vinculantes frente a los gigantes tecnológicos que condicionan el espacio digital.
Balance: apoyo a la visión, crítica a la ejecución
El discurso de Von der Leyen refuerza el mensaje de que la autonomía tecnológica y digital es un pilar de la independencia europea. Se reconocen los avances —fondos para IA y scaleups, impulso a la ciencia, apoyo a baterías y economía circular—, pero la falta de plazos claros y la proliferación de hojas de ruta y observatorios alimenta la percepción de que Europa reacciona con lentitud frente a rivales más ágiles.
Para España y el resto de la UE, el reto es doble: aprovechar los fondos anunciados para consolidar ecosistemas tecnológicos propios y exigir a Bruselas menos burocracia y más planes de acción inmediatos, con criterios claros de ejecución, seguimiento y resultados.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
