Telefónica busca protagonizar una nueva ola de fusiones y adquisiciones en el sector de las telecomunicaciones en Europa. La compañía, que ultima la presentación de su plan estratégico bajo el liderazgo de Marc Murtra, prevé desprenderse de activos en Latinoamérica para ganar capacidad financiera y centrarse en mercados clave como Alemania, Reino Unido, España y Brasil. El objetivo es reforzar su peso en un sector marcado por la fragmentación y la presión regulatoria.
La visión estratégica de Murtra
Marc Murtra, presidente ejecutivo de Telefónica desde enero, adelantó en declaraciones a Reuters que su plan se basará en la búsqueda de escala en Europa y en América Latina selectiva. La compañía está negociando la venta de sus filiales en Argentina y Uruguay, y analiza la desinversión en Chile, México y Ecuador, lo que podría liberar hasta 3.600 millones de euros para nuevas operaciones corporativas, según cálculos de analistas de Kepler.
Murtra insiste en que Europa necesita un operador tecnológico de gran tamaño para no perder relevancia frente a Estados Unidos y Asia. “Si Europa quiere autonomía estratégica y tecnológica, tendrá que contar con grandes operadores”, advirtió. El directivo advierte de los riesgos de dejar en manos de gigantes tecnológicos estadounidenses o asiáticos el control de áreas críticas como satélites, inteligencia artificial o infraestructuras de datos.
El reto regulatorio: entre la competencia y la consolidación
La consolidación en las telecomunicaciones europeas ha sido tradicionalmente frenada por las autoridades comunitarias. Bruselas teme que las fusiones reduzcan la competencia y encarezcan los servicios para los consumidores. Sin embargo, Murtra defiende que la excesiva fragmentación del mercado limita la inversión y la competitividad de Europa frente a otras regiones.
Los datos respaldan su argumento: en 2024 había en Europa 41 operadores con más de 500.000 clientes móviles, frente a cinco en Estados Unidos, cuatro en China y Japón y tres en Corea del Sur, según la asociación Connect Europe.
Algunos analistas señalan que la coyuntura geopolítica y la necesidad de reforzar las infraestructuras críticas podrían favorecer un cambio de criterio en Bruselas. “Las autoridades europeas tienen menos margen de maniobra. Las telecos ya no pueden atraer capital barato y necesitan escala para seguir invirtiendo”, explicó Javier Cabrera, analista de XTB.
Activos en el punto de mira
Los potenciales movimientos de Telefónica abarcan distintos mercados estratégicos. Entre ellos figuran la compra de Vodafone España, la posible entrada en 1&1 en Alemania, la adquisición de activos en Brasil o la compra de la participación de Liberty en Virgin Media O2, su joint venture en Reino Unido.
Aunque la compañía no ha confirmado ningún objetivo concreto, las opciones muestran su intención de reforzarse en mercados clave donde la consolidación es más factible. En paralelo, se estudian operaciones en Francia, donde se baraja un movimiento corporativo en torno a SFR, de Patrick Drahi, en el que podrían participar Orange, Bouygues o Iliad.
Un “contrato social” para la inversión
Murtra plantea que la consolidación no debe entenderse como un simple ejercicio de concentración empresarial, sino como parte de un “contrato social” entre reguladores y compañías. Bajo esta premisa, los grandes grupos asumirían el compromiso de invertir en sectores estratégicos como la ciberseguridad o los centros de datos a cambio de una mayor flexibilidad en materia de fusiones.
La propuesta encaja con la estrategia de la Unión Europea de reforzar su autonomía tecnológica y reducir la dependencia de proveedores externos en sectores sensibles. La necesidad de desarrollar infraestructuras digitales seguras y resilientes cobra especial relevancia en un contexto de tensiones geopolíticas y de competencia global en inteligencia artificial.
Implicaciones para el sector y para España
Para España, el plan de Murtra tiene una doble lectura. Por un lado, la venta de activos latinoamericanos podría reducir la exposición a mercados volátiles y centrar los recursos en Europa, donde se concentra la agenda regulatoria y tecnológica del futuro. Por otro, la posible adquisición de Vodafone España situaría a Telefónica en una posición dominante en el mercado nacional, lo que podría reactivar el debate sobre la competencia y las condiciones para aprobar una operación de tal magnitud.
A nivel europeo, el movimiento de Telefónica podría desencadenar un efecto dominó entre otros grandes operadores como Orange, Deutsche Telekom o BT, que también buscan ganar escala en un sector que demanda fuertes inversiones para desplegar 5G, fibra y servicios digitales de nueva generación.
Expectación ante el nuevo plan estratégico
Las acciones de Telefónica han repuntado desde la llegada de Murtra, aunque su capitalización bursátil se mantiene muy por debajo de los niveles de 2015 y continúa entre los valores más bajistas de Europa. El mercado espera que la nueva hoja de ruta, que se presentará a finales de año, aporte claridad sobre el futuro de la compañía y sus ambiciones en materia de consolidación.
Analistas como Carlos Winzer, de Moody’s, consideran que el enfoque tiene sentido: “Los reguladores ganarían inversiones estratégicas y una mejora de la calidad de las redes, mientras que los operadores ganarían la escala que resulta fundamental en este sector”.
Lo que está en juego no es solo la evolución de Telefónica, sino el futuro modelo de telecomunicaciones en Europa. El desenlace dependerá de hasta qué punto la Comisión Europea esté dispuesta a levantar el pie del freno, como pide Murtra, y permitir que el mercado opere con mayor libertad.
