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La IA impulsa el ROI pero revela carencias estructurales

La IA impulsa el ROI pero revela carencias estructurales

  • El 54% de las empresas obtiene retorno positivo de la IA, pero persisten barreras en infraestructura, talento y ciberseguridad, según Kyndryl.
Inteligencia Artificial - ROI

La inteligencia artificial comienza a consolidarse como un activo tangible para las empresas, pero su despliegue sigue condicionado por limitaciones estructurales. Según el Readiness Report 2025 de Kyndryl, el 54% de las organizaciones encuestadas afirma haber obtenido un retorno positivo de sus inversiones en IA, un aumento de 12 puntos respecto al año anterior. Sin embargo, el 62% reconoce que sus proyectos no han superado aún la fase piloto.

El informe, basado en las respuestas de 3.700 altos directivos de 21 países, señala una paradoja persistente: mientras el 90% de las empresas cree contar con herramientas y procesos adecuados para innovar, más de la mitad identifica su infraestructura tecnológica como un freno. Esta tensión entre confianza y capacidad no es nueva, pero se acentúa a medida que la IA gana peso en las estrategias corporativas.

En palabras de Martin Schroeter, presidente y CEO de Kyndryl, “existe una brecha de preparación a medida que las empresas se enfrentan a la promesa del valor transformador de la IA”. Aunque la percepción de preparación es alta, menos de un tercio de las organizaciones considera que su plantilla está realmente lista para aprovechar esta tecnología.

La presión para demostrar resultados también crece. Tres de cada cinco líderes empresariales afirman sentir más exigencia que el año pasado para justificar el retorno de la inversión en IA. El gasto ha aumentado un 33% de media y el 68% de las compañías invierte de forma significativa en al menos una aplicación de IA. La ciberseguridad se sitúa como el principal caso de uso, reflejando una preocupación creciente por la resiliencia digital.

En este terreno, las cifras muestran una mejora relativa. El 71% de las empresas españolas ha sufrido interrupciones por incidentes de ciberseguridad, frente al 82% de la media global. Aunque el dato sigue siendo elevado, sugiere una cierta madurez en las estrategias de protección frente a amenazas.

La nube, sin embargo, se convierte en un nuevo foco de incertidumbre. Las tensiones geopolíticas y la fragmentación normativa están llevando a muchas organizaciones a revisar sus arquitecturas. El 75% de los líderes consultados expresa preocupación por los riesgos asociados al almacenamiento y gestión de datos en entornos globales. En respuesta, el 65% ha modificado su estrategia, apostando por la repatriación de datos, el cambio de proveedores o el paso a modelos de nube privada.

En España, esta inquietud es compartida. Las empresas muestran un alineamiento total con la media global en cuanto a preocupación por la soberanía de los datos. No obstante, se perciben diferencias en otros frentes. El 81% de los ejecutivos españoles considera que su organización tiene dificultades para seguir el ritmo de los avances tecnológicos, una percepción 21 puntos superior a la media internacional.

También se observa una menor presión por justificar la rentabilidad de la IA. Solo el 55% de los directivos españoles afirma sentir más presión que hace un año, frente al 61% global. Esta diferencia podría interpretarse como una mayor tolerancia al riesgo o, quizá, como un desfase en la madurez de adopción.

El talento emerge como el siguiente gran desafío. Aunque el 87% de los encuestados a nivel global cree que la IA transformará por completo los puestos de trabajo en los próximos 12 meses, solo el 29% considera que su plantilla está preparada. En España, el foco parece desplazarse hacia las habilidades humanas y cognitivas: el 41% de las empresas valora estas competencias por encima de las técnicas, una proporción ligeramente superior a la media global.

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La cultura organizativa también entra en juego. Casi la mitad de los CEOs afirma que su empresa frena la innovación y se mueve con lentitud en la toma de decisiones. Frente a este patrón, el informe identifica a los “pacesetters”, compañías que lideran en innovación y adaptación. Estas organizaciones son menos propensas a ver la tecnología como una barrera, más ágiles frente a nuevas regulaciones y menos vulnerables a incidentes de ciberseguridad.

En cuanto a la integración tecnológica, las empresas españolas muestran una sensibilidad particular. El 41% afirma tener una mejor comprensión de la complejidad que implica integrar soluciones cloud, cinco puntos por encima de la media global. Este dato sugiere una aproximación más cautelosa o, al menos, más consciente de los desafíos técnicos que implica la modernización.

Pese a los avances, el informe refleja una fase de transición. La IA ya no es una promesa lejana, pero su consolidación exige más que inversión. Requiere rediseñar infraestructuras, revisar modelos de gobernanza, formar talento y, sobre todo, alinear cultura y liderazgo. La tecnología avanza, pero no siempre al ritmo que las organizaciones pueden absorber.

El Readiness Report 2025 de Kyndryl, elaborado a partir de encuestas y datos de su plataforma Kyndryl Bridge, apunta a una conclusión implícita: el valor de la IA no depende solo de su potencial, sino de la capacidad de las empresas para integrarla de forma coherente en sus estructuras operativas y humanas. Y en ese terreno, todavía hay camino por recorrer.

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