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Ericsson, Nokia y Fraunhofer HHI impulsan el nuevo estándar de vídeo 6G

Ericsson, Nokia y Fraunhofer HHI impulsan el nuevo estándar de vídeo 6G

  • Ericsson, Nokia y Fraunhofer HHI presentan un códec con mayor compresión para vídeo 6G, validado por organismos de estandarización internacionales.
Video móvil - 5g - 6g

La carrera hacia la era 6G no solo se mide en latencias más bajas o redes más densas. También pasa por redefinir cómo se codifica, transmite y consume el vídeo. En este terreno, tres empresas y organizaciones europeas —Ericsson, Nokia y el instituto berlinés Fraunhofer Heinrich Hertz (HHI)— han formalizado una alianza estratégica que busca sentar las bases del futuro estándar internacional de codificación de vídeo.

Por primera vez, estos tres actores han combinado su capacidad investigadora para desarrollar un nuevo códec con eficiencia de compresión sustancialmente superior a los estándares actuales (H.264/AVC, H.265/HEVC y H.266/VVC). Según el informe conjunto presentado, el avance se consigue sin incrementar de forma significativa la complejidad del procesamiento, y además introduce mejoras en eficiencia energética y escalabilidad, dos aspectos críticos en entornos móviles y distribuidos.

El prototipo ya ha sido evaluado de forma positiva por los dos órganos principales en materia de estandarización de vídeo: el Video Coding Experts Group de la UIT-T (Unión Internacional de Telecomunicaciones) y el grupo MPEG del ISO/IEC. Esta validación técnica anticipa un proceso de evaluación más amplio que podría culminar con la adopción del códec como base para el futuro estándar global.

Europa mueve ficha en la próxima generación de compresión

Aunque cada una de las organizaciones ya contaba con un historial relevante en desarrollo de códecs —desde el papel de Nokia en las tecnologías H.26x hasta los trabajos de Fraunhofer HHI con la comunidad JVET—, el esfuerzo conjunto representa un movimiento estratégico de mayor calado: posicionar a Europa como bloque tecnológico en el inicio del ciclo de estandarización.

“Demuestra la capacidad de los líderes tecnológicos europeos para actuar unidos y liderar desde el comienzo el proceso de creación del próximo estándar”, afirmó Magnus Frodigh, responsable de investigación de Ericsson. La declaración, más allá del tono institucional, deja entrever la voluntad de no repetir el patrón 5G, donde buena parte del peso regulador y comercial ha basculado hacia Asia y Norteamérica.

En palabras de Thomas Wiegand, director ejecutivo de Fraunhofer HHI, el vídeo será un eje central de las experiencias digitales del futuro. Desde el entretenimiento hasta la conducción autónoma, pasando por la industria 4.0 y la comunicación holográfica, la codificación eficiente será imprescindible para equilibrar demanda, calidad y consumo energético.

Qué aporta el nuevo códec y por qué importa ahora

El códec presentado, aún sin nombre definitivo, busca responder a las exigencias de un ecosistema que ya no se limita a la televisión o el vídeo bajo demanda. La codificación de contenido generado por usuarios, profesionales o incluso por inteligencia artificial será uno de los retos clave. También lo será el tratamiento de contenido para máquinas —por ejemplo, en vehículos conectados o entornos industriales— y la capacidad para transmitir escenas interactivas en 3D con latencia mínima.

Lo que se plantea, por tanto, es más que una mejora técnica. Se trata de anticipar una arquitectura de compresión adaptativa, pensada para escenarios donde el volumen de datos crece, pero las limitaciones de red, batería o procesamiento siguen presentes. En este sentido, la eficiencia energética y la escalabilidad no son accesorios: son condiciones básicas.

Aunque el estándar no será operativo hasta, al menos, 2029 o 2030 —en línea con los despliegues previstos de 6G—, el momento actual es clave. Como recuerda Ville-Veikko Mattila, director de tecnologías multimedia en Nokia, “participar desde el inicio del proceso de estandarización permite integrar desde el principio valores como la sostenibilidad o la apertura”. No solo se trata de codificar mejor, sino de hacerlo con criterios de interoperabilidad global.

Más allá de la televisión: los nuevos escenarios de uso

Uno de los puntos diferenciales del códec propuesto es su orientación a casos de uso emergentes. La codificación de experiencias inmersivas, los contenidos generados por IA o la interacción audiovisual en tiempo real abren frentes que los estándares anteriores apenas contemplaban. En la práctica, esto supone ir más allá de la compresión por bloques para incorporar enfoques de codificación semántica, adaptación por contexto o incluso codificación para visión por computador.

La propuesta también tiene implicaciones para el consumo masivo. El mercado ya está mostrando señales de saturación en términos de resolución —4K, 8K—, pero no tanto en formatos interactivos o volumétricos. Ahí es donde se espera que este códec marque la diferencia, sobre todo en dispositivos móviles y entornos de red variable.

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Hasta que el nuevo estándar esté en funcionamiento, el códec VVC (Versatile Video Coding, H.266) seguirá siendo la referencia técnica. Sin embargo, la alianza entre Ericsson, Nokia y Fraunhofer introduce una dinámica distinta: la de preparar no solo la infraestructura de red, sino también la infraestructura de datos audiovisuales que la acompañará.

Un paso inicial con implicaciones estratégicas

La presentación de este prototipo no significa una adopción inmediata ni garantiza que su diseño sea el definitivo. El proceso de estandarización es largo, iterativo y con múltiples actores en liza. Sin embargo, haber sido una de las primeras propuestas técnicamente viables y validadas coloca a los socios en una posición destacada para influir en la dirección del debate técnico.

Tampoco es casual que esta iniciativa se geste en Europa. Frente a la creciente tensión geoestratégica en tecnologías críticas, la coordinación entre actores públicos y privados del continente —incluidos institutos de investigación como Fraunhofer— se convierte en una herramienta de soberanía tecnológica.

Lo relevante ahora no es solo el avance técnico, sino la capacidad de anticiparse a lo que se espera de un mundo 6G: vídeo ubicuo, datos masivos, múltiples capas de contenido y exigencias energéticas que obligarán a optimizar cada bit.

El códec presentado es, de momento, una prueba de concepto. Pero también es una señal. Europa no quiere limitarse a adaptarse al estándar global del futuro. Quiere escribirlo.

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