Hewlett Packard Enterprise (HPE) cumple una década como empresa independiente tras la escisión de Hewlett-Packard en 2015. En estos diez años, ha consolidado su papel como proveedor esencial de infraestructura tecnológica, aunque su perfil público sigue siendo menos visible que el de otros gigantes del sector.
No fabrica impresoras ni ordenadores personales, pero su tecnología está presente en operaciones críticas que van desde la computación espacial hasta las transacciones financieras globales.
La compañía lidera actualmente el mercado de la supercomputación, con seis de los diez superordenadores más rápidos del mundo. Esta posición no es meramente simbólica: HPE colabora con centros de investigación para abordar desafíos como el desarrollo de energía de fusión o el modelado de enfermedades complejas. Según datos del ranking Top500, sus sistemas figuran entre los más potentes en términos de rendimiento sostenido y eficiencia energética.
En el ámbito de redes, HPE ha ganado protagonismo con la adquisición de Aruba Networks en 2015 y, más recientemente, con la compra de Juniper Networks. Esta última operación, aún pendiente de aprobación regulatoria, busca reforzar su oferta en redes definidas por software y capacidades adaptadas a cargas de trabajo de inteligencia artificial. La compañía afirma que más de mil millones de dispositivos se conectan a través de su tecnología, una cifra que, aunque difícil de verificar de forma independiente, refleja la escala de su infraestructura.
Uno de los desarrollos menos conocidos de HPE es su sistema Spaceborne Computer, diseñado para operar en condiciones extremas fuera de la Tierra. Instalado en la Estación Espacial Internacional, este sistema permite a los astronautas procesar datos localmente sin depender de enlaces de comunicación con la Tierra, lo que reduce la latencia y mejora la autonomía operativa en misiones espaciales.
En tierra firme, HPE también está presente en sectores donde la disponibilidad continua es crítica. Su plataforma NonStop, heredera de la tecnología de Tandem Computers, se utiliza en la mayoría de las transacciones con tarjeta de crédito a nivel mundial. Esta arquitectura, diseñada para evitar caídas del sistema, es habitual en banca, telecomunicaciones y sistemas de transporte.
El deporte profesional es otro de los campos donde HPE ha ganado visibilidad. Sus soluciones de conectividad y análisis de datos están presentes en estadios como el del Tottenham Hotspur en Londres o el Chase Center de los Golden State Warriors en San Francisco. Aunque estas implementaciones suelen formar parte de acuerdos de patrocinio, también sirven como escaparate de sus capacidades en entornos de alta densidad de usuarios y tráfico de datos.
En cuanto a capacidad logística, HPE afirma que cada minuto envía 58 terabytes de almacenamiento y dos servidores. Aunque la cifra puede parecer anecdótica, da una idea del volumen de infraestructura que gestiona. Buena parte de esta capacidad se canaliza a través de HPE GreenLake, su plataforma de servicios en la nube híbrida. Según el último informe Magic Quadrant de Gartner, GreenLake lidera el segmento de infraestructura como servicio en entornos privados, por delante de competidores como Dell o Lenovo.
La eficiencia energética se ha convertido en un eje estratégico para HPE, especialmente en el contexto de la expansión de la inteligencia artificial. La compañía ha desarrollado sistemas de refrigeración líquida para centros de datos, una tecnología que permite reducir el consumo energético y la emisión de calor en cargas de trabajo intensivas. Esta innovación cobra relevancia en un momento en que los límites de capacidad eléctrica se están convirtiendo en un cuello de botella para el despliegue de modelos de IA a gran escala.
Otro aspecto menos visible de su operación es el reacondicionamiento de equipos. En sus centros de renovación tecnológica en Massachusetts y Escocia, HPE procesa unos cuatro millones de activos al año. En 2023, el 86% de los servidores recibidos fueron reacondicionados y devueltos al mercado. Esta actividad no solo reduce residuos electrónicos, sino que también permite a la empresa ofrecer soluciones más asequibles en mercados secundarios.
En el plano interno, HPE ha sido reconocida de forma recurrente como una de las mejores empresas para trabajar, tanto en el sector tecnológico como en rankings generales. Con presencia en más de 60 países, su plantilla incluye perfiles técnicos especializados en arquitectura de sistemas, ciberseguridad y desarrollo de soluciones cloud. La cultura corporativa, según destacan algunos informes, pone el foco en la flexibilidad laboral y la formación continua.
A diez años de su creación, HPE ha consolidado un perfil corporativo que combina infraestructura crítica, servicios en la nube y soluciones para inteligencia artificial. Aunque su nombre no figure en los dispositivos de consumo, su tecnología sostiene buena parte de las operaciones digitales que se dan por sentadas en la vida cotidiana. La compañía se enfrenta ahora al reto de escalar sus capacidades en un entorno marcado por la demanda energética, la presión regulatoria sobre la IA y la consolidación del mercado cloud.
