La certificación de créditos de carbono azul, hasta ahora un proceso lento y dependiente de expertos, podría acelerarse de forma sustancial gracias a un nuevo sistema desarrollado por Fujitsu. La compañía japonesa ha presentado una tecnología basada en gemelos digitales oceánicos que permite cuantificar el carbono almacenado por ecosistemas marinos con una precisión del 85 % y en apenas 30 minutos por hectárea.
El sistema, validado en colaboración con entidades locales en Japón, ha logrado una tasa de acreditación del 95 % bajo el estándar J-Blue Credit®, el principal sistema de certificación de carbono azul del país. Según el comunicado de Fujitsu, difundido el 26 de noviembre, esta tecnología ya se ha aplicado con éxito en el mar de Uwa, en la prefectura de Ehime, donde se certificaron 1,8 hectáreas de praderas marinas.
El término “carbono azul” se refiere al CO₂ capturado y almacenado por ecosistemas costeros como las algas y las fanerógamas marinas. Aunque su potencial como sumidero de carbono es elevado, su medición precisa ha sido históricamente compleja, costosa y limitada a zonas accesibles. Fujitsu plantea un enfoque automatizado que combina drones submarinos, inteligencia artificial y modelos de simulación ambiental para abordar ese reto.
El sistema integra tres componentes tecnológicos. El primero es una tecnología de navegación autónoma para drones submarinos, capaces de operar en corrientes fuertes y mantener una desviación de posición inferior a 50 centímetros. Estos dispositivos recogen datos del fondo marino de forma estable y continua, incluso en áreas cercanas a arrecifes.
El segundo elemento es un modelo de cuantificación de praderas marinas que combina inteligencia artificial y ecología para identificar especies y estimar la densidad de cobertura vegetal, incluso en aguas turbias. A partir de esos datos, el sistema calcula la capacidad de absorción de carbono según la especie y su densidad, con una cobertura estimada del 80 % del entorno marino japonés.
Por último, la tecnología de simulación permite prever el crecimiento de praderas marinas y anticipar el impacto de intervenciones humanas, como cambios de temperatura o la instalación de infraestructuras marinas. Esta capacidad predictiva resulta especialmente relevante en proyectos de restauración ecológica o en la planificación de parques eólicos offshore.
Aunque el desarrollo se ha probado inicialmente en Japón, Fujitsu prevé su aplicación en otros entornos marinos reales, en colaboración con gobiernos locales y empresas. El objetivo declarado es doble: facilitar la certificación de créditos de carbono azul y apoyar la conservación de la biodiversidad marina.
La iniciativa se alinea con una tendencia creciente en la economía azul, donde la digitalización de los océanos —a través de sensores, IA y modelos predictivos— se está consolidando como herramienta para la sostenibilidad. Sin embargo, la adopción de estos sistemas plantea interrogantes sobre su interoperabilidad con estándares internacionales, la fiabilidad de los modelos en distintos ecosistemas y la dependencia tecnológica de actores privados.
En contraste con los métodos tradicionales, que requerían semanas de trabajo de campo y análisis manual, el sistema de Fujitsu reduce los tiempos de certificación a una centésima parte. Esta eficiencia podría resultar determinante en un mercado de créditos de carbono que busca mecanismos más ágiles y verificables para cumplir con los objetivos de neutralidad climática.
El proyecto fue presentado en el evento Techno-Ocean 2025, celebrado en Kobe, donde Fujitsu expuso su visión de un gemelo digital oceánico como infraestructura de base para la gestión ambiental marina. La compañía aspira a extender esta tecnología a otras aplicaciones, como la inspección de instalaciones offshore o los estudios de impacto ambiental previos a obras marítimas.
La estrategia de Fujitsu se enmarca en su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, en particular con aquellos vinculados a la acción climática y la vida submarina. No obstante, la transición de esta tecnología desde entornos controlados a operaciones a gran escala requerirá alianzas sólidas con administraciones públicas, organismos científicos y actores del sector energético.
A medio plazo, Fujitsu plantea desarrollar modelos de negocio que combinen rentabilidad y conservación, un equilibrio que aún genera tensiones en sectores como la pesca industrial o la explotación de recursos marinos. La digitalización del océano, lejos de ser una solución cerrada, abre un nuevo campo de negociación entre tecnología, regulación y sostenibilidad.