La inteligencia artificial, la consolidación de plataformas tecnológicas y la gestión de datos en el edge configuran el eje de tensión que, según Rajiv Ramaswami, CEO de Nutanix, marcará la agenda tecnológica empresarial en 2026. En un análisis presentado esta semana, el directivo apunta a un cambio de enfoque en el uso de la IA, una década de competencia estructural entre plataformas y una evolución en la soberanía digital impulsada por arquitecturas distribuidas.
La inteligencia artificial, que en los últimos dos años ha sido adoptada de forma acelerada por empresas de todos los sectores, entra ahora en una fase de madurez selectiva. “Muchas organizaciones se han lanzado a adoptar soluciones de IA sin pensar en las consecuencias o sin definir unos casos de uso claros”, advierte Ramaswami. En 2026, anticipa, las compañías reevaluarán sus despliegues para centrarse en tres ámbitos concretos: resiliencia del negocio, ciberseguridad y operaciones de mantenimiento, conocidas como Day Two operations. Es decir, menos entusiasmo genérico y más integración pragmática.
Según datos del informe Nutanix Enterprise Cloud Index 2025, más del 70 % de las empresas encuestadas en Europa reconocen haber iniciado proyectos de IA sin una estrategia clara de retorno. Esta brecha entre adopción y utilidad efectiva está generando una segunda ola de planificación, más centrada en la sostenibilidad operativa que en la experimentación.
El segundo eje que destaca el CEO de Nutanix es la creciente fragmentación del ecosistema tecnológico. “Estamos entrando en una década que vendrá marcada por una guerra de plataformas”, afirma. No se trata solo de competir por funcionalidades o precios, sino de ofrecer arquitecturas completas, abiertas y resilientes. En este nuevo escenario, las empresas buscarán plataformas que les permitan elegir libremente entre contenedores, modelos de lenguaje (LLMs) y aceleradores como GPUs, sin quedar atadas a un proveedor o entorno cerrado.
Este movimiento no es nuevo, pero se intensifica. En contraste con la tendencia de consolidación de proveedores que dominó la década anterior, ahora las organizaciones priorizan la interoperabilidad. La presión regulatoria en Europa, especialmente en torno a la Ley de Mercados Digitales (DMA), también está empujando hacia soluciones más abiertas y modulares. Ramaswami identifica tres requisitos que definirán el éxito de estas plataformas: resiliencia, modernización del hardware y evolución del software. Una combinación que, en la práctica, exige inversiones sostenidas y una estrategia de integración a largo plazo.
El tercer punto de fricción tecnológica se sitúa en el edge, donde la soberanía de los datos y la distribución de la inteligencia artificial están redefiniendo las arquitecturas de TI. A medida que crece la adopción de IA, también lo hace la necesidad de procesar datos localmente, cerca del punto de generación. Esto implica nuevos retos en seguridad, gestión remota y cumplimiento normativo.
“La IA permitirá tener infraestructuras más distribuidas”, señala Ramaswami, lo que obliga a las empresas a adoptar soluciones de gestión global con seguridad integrada y resiliencia en el edge. No se trata solo de eficiencia técnica. En sectores como la industria, la sanidad o la automoción, donde los datos sensibles se generan fuera del centro de datos tradicional, el control local se convierte en una exigencia regulatoria y operativa.
En este sentido, la evolución del edge computing ya no se limita a dispositivos conectados o sensores. Se está convirtiendo en una capa estratégica de la infraestructura empresarial, con implicaciones directas en la soberanía digital. La gestión distribuida de datos, junto con políticas de recuperación o destrucción remotas, será un factor crítico para cumplir con normativas como el GDPR o las nuevas directrices de la Comisión Europea sobre inteligencia artificial.
Aunque las predicciones de Ramaswami parten de la visión de Nutanix como proveedor de soluciones multicloud, las tensiones que describe reflejan una realidad más amplia. La convergencia entre IA, plataformas abiertas y edge computing está redefiniendo los equilibrios tecnológicos en las organizaciones. Y lo hace en un momento en que la presión por reducir costes, cumplir con regulaciones y acelerar la innovación es simultánea.
En 2026, las decisiones tecnológicas no se tomarán solo por eficiencia o escalabilidad. La capacidad de adaptación, la interoperabilidad y el control sobre los datos serán, según esta hoja de ruta, los verdaderos diferenciales competitivos. Una agenda que no parte de cero, pero que exige revisar prioridades y estructuras con una mirada menos reactiva y más estratégica.
