Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con…
Telefónica ha completado el despliegue de la voz sobre 5G en toda España, un movimiento que la sitúa, al menos por ahora, como la única operadora con capacidad para cursar llamadas de voz íntegramente sobre redes 5G Stand Alone (5G SA) a escala nacional.
El anuncio introduce una pregunta que va más allá del titular tecnológico: qué cambia realmente cuando la voz deja de depender de generaciones anteriores de red y pasa a integrarse por completo en el núcleo del 5G.
La tecnología, conocida como VoNR (Voice over New Radio), permite que las llamadas se gestionen sin apoyarse en 4G ni en mecanismos de conmutación heredados. Hasta ahora, incluso en entornos con cobertura 5G, gran parte de las llamadas de voz seguían “cayendo” a 4G mediante VoLTE. El despliegue completo de VoNR implica que la voz se convierte en un servicio nativo del 5G SA, con acceso a sus mismas capacidades técnicas y de gestión de red.
Según los datos comunicados por la operadora, la infraestructura 5G SA de Telefónica alcanza ya a más del 94 % de la población y se extiende a más de 5.700 municipios. Esa capilaridad ha sido un requisito previo imprescindible para activar la voz sobre 5G de forma generalizada. Sin una red autónoma, con núcleo propio y no dependiente del 4G, VoNR no es viable a gran escala.
Desde el punto de vista del usuario, la promesa es una mejora perceptible en calidad y estabilidad de las llamadas. La voz se transmite con mayor ancho de banda, menor latencia y menos interferencias, incluso cuando el terminal está utilizando de forma intensiva otros servicios de datos. Videollamadas en alta definición, juegos en la nube o aplicaciones corporativas críticas pueden convivir con una llamada de voz sin provocar cortes ni degradaciones. Al menos en teoría. La experiencia real dependerá de la madurez de la red y, sobre todo, del dispositivo.
Aquí aparece uno de los primeros matices relevantes. El servicio está disponible únicamente para clientes de Movistar con terminales compatibles con VoNR. No requiere cambiar de número ni contratar tarifas específicas, pero sí contar con un smartphone certificado. La lista de dispositivos capaces de aprovechar la voz sobre 5G sigue siendo limitada, aunque se espera que crezca en los próximos meses a medida que los fabricantes actualicen firmware y homologaciones. La adopción masiva, por tanto, no será inmediata.
Más allá del consumo individual, Telefónica ya ha comenzado a utilizar VoNR en escenarios donde la congestión de red es habitual. Eventos con alta concentración de personas, como conciertos o encuentros deportivos, han sido algunos de los primeros entornos de prueba. En estos contextos, la voz suele ser uno de los servicios más castigados cuando la red se satura. Al integrarse plenamente en el 5G SA, las llamadas pueden gestionarse con mayor prioridad y eficiencia, reduciendo bloqueos y caídas.
El ámbito empresarial introduce otra capa de lectura. Aunque la mensajería y las plataformas colaborativas han reducido el peso de la llamada tradicional, la voz sigue siendo una herramienta central en muchos procesos críticos. Centros de atención al cliente, operaciones logísticas, coordinación en campo o servicios de emergencia dependen todavía de comunicaciones de voz fiables. VoNR permite integrar estas llamadas en entornos donde conviven sensores, vídeo en tiempo real y aplicaciones de baja latencia, algo difícil de garantizar con arquitecturas mixtas 4G-5G.
Este despliegue también está estrechamente vinculado a otras capacidades del 5G SA. La misma infraestructura que hace posible VoNR es la que habilita funcionalidades como el network slicing o el edge computing. La primera permite crear “rebanadas” de red con características específicas, por ejemplo para servicios públicos o industrias concretas. La segunda acerca el procesamiento de datos al usuario o al dispositivo, reduciendo latencias. La voz sobre 5G no es, en ese sentido, un elemento aislado, sino una pieza más de un ecosistema técnico más amplio.
Sectores como la industria, la logística o el transporte aparecen de forma recurrente en este discurso. Puertos, carreteras inteligentes o fábricas conectadas requieren comunicaciones estables y predecibles. La posibilidad de integrar voz, datos y vídeo sobre una misma red 5G SA simplifica arquitecturas y reduce dependencias de sistemas paralelos. Sin embargo, el salto desde pilotos y proyectos controlados hasta despliegues industriales a gran escala sigue siendo una asignatura pendiente en buena parte del mercado.
El contexto competitivo añade otra dimensión. Aunque otras operadoras en España cuentan con cobertura 5G amplia, la implantación de 5G SA y, en consecuencia, de VoNR, no se ha generalizado al mismo ritmo. Parte de la industria ha optado por priorizar el despliegue de 5G NSA, apoyado en núcleos 4G, por razones de coste y complejidad. Telefónica, en cambio, ha acelerado la transición al modelo autónomo, asumiendo una inversión que ahora empieza a traducirse en servicios diferenciados.
La pregunta es cuánto tiempo durará esa ventaja. La voz sobre 5G no es una tecnología propietaria, sino un estándar. A medida que el parque de terminales compatibles crezca y que otros operadores completen sus núcleos 5G SA, la exclusividad se diluirá. En ese escenario, la calidad de implementación, la gestión de red y la capacidad de ofrecer servicios asociados serán los factores diferenciales reales.
También queda por observar el impacto regulatorio y operativo. La migración total de la voz a 5G plantea interrogantes sobre interoperabilidad, roaming y gestión de emergencias, especialmente en zonas rurales o en situaciones donde la cobertura 5G aún no es homogénea. Aunque Telefónica afirma haber alcanzado una cobertura poblacional superior al 94 %, la experiencia puede variar según bandas de frecuencia, densidad de red y uso simultáneo.
Por ahora, el despliegue de VoNR en toda España funciona como un indicador del grado de madurez alcanzado por la red 5G SA de Telefónica. No supone una ruptura inmediata en los hábitos de los usuarios, pero sí marca un punto de inflexión en la arquitectura de las comunicaciones móviles. La voz, uno de los servicios más antiguos de la telefonía, pasa a integrarse en la lógica de las redes definidas por software, con todas las implicaciones que eso conlleva.
La incógnita se desplaza ahora hacia el ritmo de adopción real y hacia los servicios que se construirán sobre esta base. La voz sobre 5G es un habilitador. Lo relevante será qué usos, modelos de negocio y aplicaciones críticas acaban aprovechando esa infraestructura en un mercado donde el 5G, pese a su amplia presencia, todavía busca su traducción más clara en valor tangible.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
