El avance de Deutsche Telekom Global Business (DTGB) en servicios de conectividad segura introduce un dato poco habitual para un centro operativo creado hace solo cuatro años: más de 2.000 sedes activas y cerca de 5.000 dispositivos gestionados a escala global.
El dato permite dimensionar el alcance de un modelo que se ha extendido entre empresas europeas y multinacionales con infraestructuras distribuidas. España actúa como punto de coordinación de este despliegue, un elemento relevante porque sitúa al país como nodo estratégico dentro del grupo alemán.
Según recuerda la compañía, el Centro de Competencia en Conectividad Segura se puso en marcha en 2021 para coordinar un catálogo global de servicios basados en tecnología Fortinet. Lo interesante es que, desde su primer año, obtuvo el estado operativo de Ready for Sales con soluciones de SD-WAN apoyadas en FortiGate, FortiManager y FortiAnalyzer, herramientas que, en esa etapa inicial, ya empezaban a ser adoptadas de forma masiva en entornos corporativos distribuidos.
El testimonio de Miguel Ángel Sánchez, director general de DTGB en España, aporta un matiz operativo: “nos permite combinar tecnología de primer nivel con un modelo de servicio diseñado para aportar agilidad, escalabilidad y simplicidad”. La frase apunta a una tensión habitual en el mercado, porque muchas organizaciones buscan simplificar la operación sin renunciar a esquemas de control avanzados.
La compañía ha logrado transformar ese centro español en un servicio global. No solo da soporte a clientes europeos, también a organizaciones situadas en mercados con normativas estrictas, requisitos de soberanía o condiciones logísticas complejas. Este punto, aunque a menudo se pasa por alto en debates sobre redes SD-WAN, determina buena parte del despliegue real. El equipo especializado necesita adaptar configuraciones a marcos regulatorios que pueden variar en privacidad, cifrado o auditoría.
Otro elemento que sostiene la expansión es el crecimiento del mercado mundial de SD-WAN. Informes sectoriales sitúan su valor potencial en 21.670 millones de dólares en 2030, una cifra que sugiere una demanda persistente de redes definidas por software capaces de convivir con infraestructuras heredadas. DTGB ha aprovechado ese ciclo para atraer a más de una veintena de organizaciones de sectores diversos, desde administraciones públicas hasta empresas industriales. No es un volumen masivo, aunque sí representativo para un modelo centrado en la personalización y la gestión continua.
Hay, además, una cuestión que ha evolucionado con rapidez: la ampliación del catálogo más allá de la SD-WAN tradicional hacia un stack completo de conectividad segura. La incorporación de LAN, WLAN, WWAN y SASE ha permitido integrar elementos que antes se trataban de forma aislada. Lo curioso es que este tipo de ampliación no se produce solo por razones comerciales, sino por presión operativa. Las empresas quieren gestionar desde un mismo servicio centralizado lo que antes requería varios proveedores y múltiples capas de mantenimiento.
La adopción del enfoque SASE añade una capa adicional. Este modelo combina funciones de red y seguridad en un único esquema, lo que reduce la complejidad y acelera la provisión de servicios para usuarios en movilidad o sedes remotas. En Europa, la fragmentación normativa y la dispersión geográfica obligan a adoptar arquitecturas que funcionen igual con oficinas grandes, sedes pequeñas o plantas industriales conectadas mediante 4G o 5G. DTGB se ha movido hacia ahí con un discurso más operativo que comercial, situando la estandarización y la calidad como núcleos de su oferta.
Gartner ha reconocido a Fortinet como líder en varios de sus Magic Quadrant, entre ellos SD-WAN, SASE y Firewalls híbridos. Este dato, aunque proviene de evaluaciones de mercado, refuerza la estrategia tecnológica del centro español, que estructura su propuesta sobre tres pilares: la plataforma de Fortinet, la experiencia operativa del grupo Deutsche Telekom y un programa de calidad denominado Zero Outage. Este último, menos conocido fuera del sector, establece directrices estrictas para minimizar interrupciones. Su inclusión revela un objetivo no declarado explícitamente: competir en el segmento premium de servicios gestionados, donde la estabilidad pesa más que el precio.
El impacto del Centro de Competencia se aprecia sobre todo en la estandarización de despliegues multipaís. Para empresas con actividad en Europa, Oriente Medio o América Latina, la diversidad de requisitos técnicos suele generar fricción. DTGB intenta resolverla con un modelo de operación centralizado que permite ajustes locales sin rediseñar toda la arquitectura. Sánchez lo resume al señalar que los clientes pueden evolucionar sus redes “desde cualquier lugar del mundo y atendiendo a los requerimientos específicos de cada país”. La frase describe un modelo en el que el control se ejerce desde una plataforma común mientras se respeta la particularidad de cada mercado.
A medida que el volumen de dispositivos gestionados crece, la compañía necesita reforzar su capacidad para procesar telemetría, automatizar despliegues y detectar anomalías en múltiples capas de red. Este punto técnico suele quedar diluido en los anuncios corporativos, aunque es decisivo para operar miles de equipos FortiGate, switches o puntos de acceso. La centralización facilita una visión transversal del tráfico y permite comparar patrones entre industrias distintas, algo valioso en sectores que manejan infraestructuras críticas.
Aunque la adopción de SD-WAN y SASE continúa creciendo en Europa, persisten obstáculos. La coexistencia con redes MPLS heredadas puede generar transiciones más largas de lo previsto. También las organizaciones con una fuerte descentralización operativa tienden a adoptar la tecnología de forma gradual. DTGB ha intentado abordar esa complejidad con un servicio de consultoría y acompañamiento técnico desde el propio centro español, una pieza que busca reducir fricciones en los primeros meses de transición.
La trayectoria del Centro de Competencia refleja una tendencia más amplia en el sector: la creación de hubs especializados que funcionan como motores globales para servicios gestionados. En el caso de DTGB, España ha sido el lugar elegido para consolidar una estrategia basada en la combinación de automatización, seguridad integrada y soporte continuo. No es un movimiento aislado dentro del grupo Deutsche Telekom, que lleva años apuntalando capacidades de red mediante centros especializados distribuidos por Europa.
La superación de las 2.000 sedes activas no cierra un ciclo. Más bien indica un punto de inflexión en el que la demanda de servicios gestionados, sobre todo en sectores industriales, retail y administraciones públicas, seguirá aumentando en línea con la digitalización de procesos internos. La previsión apunta a redes cada vez más híbridas y a un uso creciente de inteligencia artificial para detectar incidentes o priorizar tráfico, una evolución que obligará a escalar capacidades del centro español.
Con este hito, DTGB afianza su lugar entre los proveedores que operan redes seguras de alcance internacional. El crecimiento del mercado de SD-WAN y SASE, junto con la necesidad de infraestructuras de baja latencia y alta estabilidad, sugiere que estos centros serán determinantes para los próximos despliegues.
