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En el DigitalES Summit 2025, administraciones públicas, grandes tecnológicas, consultoras y empresas de consumo abordaron la inteligencia artificial no como una tendencia futura, sino como un fenómeno empresarial y social que ya obliga a cambiar estructuras, procesos y estrategias. Desde la infraestructura física hasta el modelo regulatorio, pasando por el reto del talento y la cohesión industrial, el mensaje fue unánime: el tiempo de las pruebas ha terminado.
IA en la economía real: del discurso a la transformación efectiva
La sesión, moderada por Alfonso Muñoz (periodista de El Español), abrió con una declaración de intenciones: dejar atrás la retórica conceptual para poner el foco en implementaciones concretas, con resultados medibles. Durante más de una hora, se analizaron desde casos de uso aplicados en el sector retail hasta programas públicos de financiación, aceleración industrial, regulación experimental y soberanía digital.
Los ponentes representaban una muestra heterogénea de los actores implicados en el despliegue de la inteligencia artificial en España:
- María Jesús Martín, directora de planificación en IA (Gobierno de España)
- Jordi Llinares, Director General de Programas Industriales (Gobierno de España)
- Andreu Vilamitjana, CEO de Cisco España y Portugal
- Jacinto Estrecha, Director de IA en NTT Data
- Joaquín Latorre, Socio de Tax & Legal en PwC
- Javier Mallo, Director de Innovación y Transformación Digital en Carrefour
IA generativa aplicada: Carrefour, entre automatización y personalización
La intervención inicial de Javier Mallo ofreció el ejemplo más directo de cómo la inteligencia artificial, especialmente la generativa, se está integrando en operaciones cotidianas. Carrefour ha lanzado una plataforma interna para que más de 4.000 empleados experimenten con IA en sus funciones diarias, fomentando la adopción desde la base operativa. A ello se suma un roadmap claro: más del 60 % del software propio se desarrollará en 2025 con apoyo de IA generativa.

Entre los casos de uso presentados destaca ClaudIA, un avatar conversacional con IA generativa integrado en todos los canales de atención al cliente. Este agente conversacional ya está operativo para los más de 10 millones de miembros del club Carrefour, con el objetivo de ofrecer una experiencia personalizada en la compra tanto online como física.
La empresa también ha introducido balanzas inteligentes, con visión por computadora y clasificación automática de productos frescos, y sistemas de checkout autónomos asistidos por IA, capaces de reducir tiempos de espera en caja y mejorar la eficiencia operativa. Mallo recalcó un mensaje crucial: la IA no es solo un motor de eficiencia, sino una herramienta estratégica de diferenciación en experiencia de cliente.
Infraestructura y seguridad: el pilar invisible que determina el éxito
Andreu Vilamitjana (Cisco) subrayó que hablar de IA sin hablar de infraestructura es un error de base. Según sus datos, solo el 9 % de las empresas europeas cuentan con la arquitectura tecnológica adecuada para desplegar soluciones de IA con garantías de rendimiento, seguridad y escalabilidad.

Desde Cisco, la estrategia pasa por invertir en componentes desarrollados en Europa, incluyendo chips diseñados en España, capaces de alimentar aplicaciones de IA con latencias ultra bajas y alta seguridad. Además, la compañía trabaja con tecnologías de criptografía poscuántica, anticipándose a futuros escenarios de vulnerabilidad.
Vilamitjana instó a los directivos a asumir que no basta con adoptar la IA “de forma sexy”; hay que hacerlo de forma segura, rentable y sostenible. Y recordó que la responsabilidad no solo es tecnológica, sino también empresarial: quien no actúe hoy, puede quedar fuera del mercado en menos de cinco años.
La IA como motor industrial: visión desde el Ministerio de Industria
Jordi Llinares, desde el Ministerio de Industria, aportó una visión complementaria centrada en la financiación industrial de la transformación digital. Su departamento actúa como banco de inversión industrial, con un mandato claro: facilitar la automatización y modernización de procesos mediante crédito público y subvenciones.

Llinares explicó cómo han adaptado los instrumentos financieros tradicionales —basados en capex— para incluir también proyectos de software inteligente, como la adaptación de maquinaria a entornos de IA o la incorporación de algoritmos predictivos en líneas de producción. Destacó especialmente el papel de los IPCEI (Important Projects of Common European Interest) en microelectrónica, que permiten financiar la construcción de fábricas de chips enfocados a IA bajo el paraguas de la soberanía industrial europea.
Además, subrayó que la IA debe verse como un elemento transversal, con capacidad de impacto en sectores muy distintos, desde la agricultura hasta la aeronáutica, y con particular incidencia en el reto de adaptar la industria española, dominada por pymes, a este nuevo paradigma.
Perspectiva transversal: brechas de adopción y falta de talento
Joaquín Latorre (PwC) fue especialmente claro al identificar uno de los problemas estructurales del ecosistema español: la asimetría entre las grandes corporaciones y el resto del tejido empresarial. España cuenta con empresas líderes en IA, pero la mayoría de medianas empresas aún no tienen ni los recursos ni el conocimiento para implementar soluciones significativas.

Según PwC, el principal reto no es técnico, sino estructural: falta talento especializado, tiempo organizativo, y capacidades internas para escalar proyectos. A pesar de que el escepticismo ya no es el obstáculo —la mayoría de empresas creen en la IA—, el verdadero problema es que muchas no pueden avanzar, ni siquiera con apoyo externo, si no se refuerza su capacidad organizativa.
Latorre apeló a la audacia, la medición de impacto y a una política decidida de upskilling como factores clave para evitar que la brecha se siga ampliando.
Estrategia nacional: IA pública, IA para el país

María Jesús Martín ofreció una panorámica de los ejes principales de la estrategia nacional de IA:
- IA en el sector público: Más de 300 propuestas recibidas de ministerios para automatizar procesos. Se han priorizado 20 proyectos, entre ellos automatización documental, licitaciones públicas, homologación de títulos y denuncias por ciberfraude.
- AI Factories y nodos sectoriales: España lidera una de las 13 candidaturas europeas para la creación de AI Factories, hubs regionales que darán servicios a startups y empresas del ecosistema. Estas fábricas se complementarán con nodos verticales en sectores como salud, energía, alimentación, finanzas y administración pública.
- Acceso a supercomputación: A través del ecosistema europeo de alto rendimiento (EuroHPC), se facilitará el acceso a capacidades computacionales avanzadas, normalmente inaccesibles para pymes.
Martín remarcó la necesidad de crear confianza regulatoria, ofrecer herramientas para reducir incertidumbre y facilitar el uso ético, legal y productivo de la IA. En ese sentido, anunció el desarrollo de una ley nacional complementaria al Reglamento Europeo de IA, además de un sandbox regulatorio ya en marcha con 12 casos de uso de alto riesgo.
Consultoría tecnológica: transformar la organización, no solo la capa digital
Jacinto Estrecha (NTT Data) definió la IA como un “medio, no un fin”, y abogó por repensar toda la estructura organizativa para que la tecnología pueda desplegarse de forma sostenible. Desde NTT Data, el enfoque combina acompañamiento en estrategia digital, formación interna y rediseño de procesos.
Estrecha enfatizó la necesidad de crear entornos de autoconsumo de IA dentro de las organizaciones —plataformas, recursos, herramientas— para que los equipos puedan adoptar la tecnología con autonomía. También insistió en que regulación y ética no son frenos, sino principios de diseño: solo construyendo desde esos valores puede la IA integrarse de forma estructural.
Inteligencia artificial como punto de no retorno
El cierre de la mesa sirvió para destilar una sensación compartida: la inteligencia artificial ya no es un concepto abstracto ni una promesa a largo plazo. Se ha convertido en un factor de transformación estructural que afecta de forma directa a la competitividad empresarial, la eficiencia del sector público y la cohesión tecnológica del país. No se trata de seguir explorando si la IA tendrá impacto, sino de decidir cómo se gestionará ese impacto desde cada organización, cada departamento y cada administración.
Los representantes empresariales dejaron claro que no hay espacio para estrategias tímidas. Javier Mallo, desde Carrefour, subrayó el valor de anticiparse a la regulación y de compartir buenas prácticas para acelerar el aprendizaje colectivo, algo que —como él mismo recordó— ya está sucediendo entre grandes compañías del sector retail. Para Andreu Vilamitjana, el momento actual exige rigor técnico y compromiso ejecutivo: no hay directivos del futuro, solo del presente o del pasado.
Desde el lado institucional, Jordi Llinares insistió en que la IA no es opcional, sino un imperativo competitivo. Y ese mensaje se vio reforzado por María Jesús Martín, quien identificó la confianza regulatoria, el acceso a datos y el desarrollo de talento como los tres pilares clave para una adopción sostenible y segura. Ambos defendieron el papel del sector público como facilitador de condiciones estructurales: desde financiación e infraestructuras hasta marcos normativos y laboratorios de pruebas legales.
La perspectiva de consultoras como PwC y NTT Data añadió matices críticos: la velocidad de adopción es desigual, las capacidades internas están lejos de ser homogéneas, y la verdadera diferencia la marcará no solo la tecnología, sino la capacidad de cada organización para repensarse, formar a sus equipos y asumir cierto nivel de riesgo. La audacia —no la prudencia— parece ser la única vía realista para no quedar descolgados.
Más allá del entusiasmo habitual en este tipo de foros, lo que dejó esta sesión del DigitalES Summit 2025 fue la sensación de que la inteligencia artificial ha cruzado un umbral definitivo. Ya no se trata de explorar lo posible, sino de ejecutar lo necesario. La oportunidad está clara. Lo que falta, en muchos casos, es la decisión.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
