Estados Unidos ha entregado a la Unión Europea un texto preliminar para un posible acuerdo comercial, según confirmó esta semana a POLITICO un portavoz de comercio comunitario. Este paso marca una nueva etapa en las conversaciones entre ambas potencias económicas, que buscan redefinir su relación tras años de tensiones arancelarias y disputas sobre subsidios e importaciones.
Tensiones previas: acero, aluminio y automóviles como puntos críticos
Las relaciones comerciales entre EE.UU. y la UE se han visto afectadas desde 2018 por medidas proteccionistas impulsadas durante el mandato de Donald Trump, incluyendo aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%). Estas tarifas fueron justificadas por motivos de seguridad nacional bajo la Sección 232 del Trade Expansion Act estadounidense, lo que provocó represalias europeas sobre productos estadounidenses como motocicletas o whisky.
Aunque algunas restricciones fueron suspendidas temporalmente mediante acuerdos parciales —como los contingentes arancelarios acordados en 2021— aún persisten diferencias estructurales respecto a normativas industriales, estándares medioambientales y acceso mutuo a mercados estratégicos como el automóvil o los bienes tecnológicos avanzados.
Divergencias regulatorias complican avances sustanciales
Uno de los principales obstáculos estriba en las distintas aproximaciones regulatorias entre Bruselas y Washington. Mientras que Europa mantiene estrictos criterios medioambientales e industriales dentro del Pacto Verde Europeo, Estados Unidos prioriza actualmente incentivos fiscales domésticos orientados hacia sectores energéticos tradicionales como petróleo o gas natural licuado (GNL).
No obstante, ambos bloques coinciden en reforzar cadenas globales seguras frente a terceros actores económicos considerados no alineados con normas multilaterales —en particular China— lo cual podría facilitar convergencias técnicas específicas.
Nueva dinámica política influye en ritmo negociador
Bajo administraciones anteriores existieron múltiples intentos fallidos para establecer tratados amplios —el más conocido fue TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership)— pero estos fracasaron ante resistencias políticas internas tanto europeas como norteamericanas.
La actual Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen ha mostrado interés renovado por relanzar vínculos económicos estables con socios democráticos occidentales mientras diversifica sus alianzas hacia Asia-Pacífico mediante iniciativas paralelas como su acercamiento al grupo CPTPP formado por doce países ribereños del Pacífico.
Pese a ello, fuentes diplomáticas reconocen que cualquier avance dependerá también del contexto electoral estadounidense previsto para noviembre próximo donde posibles cambios administrativos podrían alterar prioridades comerciales bilaterales nuevamente.
Método «ping pong» hasta alcanzar consenso final
Según declaraciones oficiales recogidas esta semana: “Iremos intercambiando propuestas adelante y atrás hasta llegar al texto definitivo”, afirmó un portavoz europeo encargado de Comercio Exterior sin especificar plazos concretos ni contenidos detallados incluidos ya en este primer borrador remitido desde Washington. El proceso continuará ahora mediante consultas técnicas interinstitucionales antes de pasar eventualmente a validación política formal si se logra cerrar consensos mínimos aceptables para ambas partes involucradas.
