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Paco Salcedo recibe el galardón Ingeniero del Año del COIT en 2025

Paco Salcedo recibe el galardón Ingeniero del Año del COIT en 2025

  • El COIT reconoce a Paco Salcedo, presidente de Microsoft España, con el premio Ingeniero del Año 2025 por su trayectoria en telecomunicaciones y digitalización.
Paco Salcedo recibe el galardón Ingeniero del Año del COIT en 2025

La designación de Paco Salcedo como  Ingeniero del Año 2025  sitúa el foco en una figura que ha recorrido durante más de dos décadas los distintos ciclos de modernización de la industria TIC. El Colegio Oficial y la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación entregaron el galardón en Madrid, un reconocimiento que desde 1982 distingue a profesionales cuya trayectoria ha influido de manera directa en el avance del sector.

El nombramiento llega apenas unos meses después de que Salcedo asumiera la presidencia de Microsoft España, en enero de este año. Ese cambio de responsabilidad marcó un punto de inflexión en una carrera que ha transitado por operadores, multinacionales tecnológicas y proyectos de transformación digital en varios continentes. Aunque el premio reconoce la trayectoria y no un hito aislado, la elección del jurado apunta al peso acumulado por una figura que ha trabajado en ámbitos que van desde la innovación de servicios digitales hasta la gestión de operaciones complejas para grandes corporaciones.

Paco Salcedo recibe el galardón Ingeniero del Año del COIT en 2025
Paco Salcedo recibe el galardón Ingeniero del Año del COIT en 2025

La institución insiste, como viene haciendo desde hace más de cuatro décadas, en que el criterio del galardón se centra en la aportación sostenida al ecosistema de telecomunicaciones y a la digitalización del país. En realidad, ese marco ha evolucionado de forma considerable desde los primeros años del premio. Ahora integra ámbitos como la inteligencia artificial, la ciberseguridad o la interoperabilidad entre infraestructuras críticas, elementos que condicionan tanto la competitividad empresarial como la capacidad del país para absorber nuevos modelos productivos.

Durante el acto, Salcedo subrayó un aspecto que rara vez queda tan explícito en este tipo de intervenciones: la responsabilidad técnica de quienes diseñan y despliegan sistemas digitales. Lo formuló de manera directa al recordar que “los ingenieros tenemos la responsabilidad de liderar la transición hacia una Economía de la Inteligencia Artificial, cimentada en la ética, la inclusión y la sostenibilidad”. La frase, breve y poco ceremonial, resonó entre asistentes que trabajan precisamente en la definición de marcos de gobernanza para tecnologías de alto impacto.

En España, afirmó el presidente de Microsoft, la adopción de inteligencia artificial se sitúa ya cerca del 40 por ciento de la población. La cifra, aunque elevada, esconde diferencias significativas por nivel educativo, tamaño empresarial o acceso a capacidades digitales. Y ahí apareció una de las líneas menos visibles del debate: la brecha de talento que condiciona la implantación efectiva de soluciones basadas en IA. No se trata solo de perfiles técnicos. Las organizaciones demandan competencias híbridas, desde arquitectura de datos hasta gestión de riesgos, y el ritmo de formación no siempre acompaña la velocidad de despliegue tecnológico.

La trayectoria internacional de Salcedo ha estado marcada por movimientos que siguen una lógica de expansión regional. Antes de regresar a España para asumir la presidencia de Microsoft, dirigió la unidad de Grandes Empresas en Microsoft CEMA, una región heterogénea que combina mercados europeos con escenarios de desarrollo dispar en Oriente Medio y África. Esa etapa, aunque menos conocida para el público general, implicó el diseño de estrategias comerciales en entornos donde la digitalización responde a prioridades muy distintas a las de la Unión Europea.

Años antes, en Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, ocupó la vicepresidencia senior de Etisalat Digital. El cargo implicaba gestionar programas de transformación digital para administraciones y grandes compañías en un contexto donde las inversiones en infraestructura avanzan a gran velocidad, pero la estandarización regulatoria progresa de manera desigual. Es un contraste que ilustra cómo las decisiones en telecomunicaciones dependen tanto de la tecnología como de la estructura institucional que la soporta.

España ha sido, sin embargo, el espacio profesional más prolongado de su carrera. Quince años en Telefónica le situaron en diferentes posiciones de responsabilidad, incluida la dirección de Operaciones de Telefónica Soluciones. En ese rol trabajó con clientes empresariales en España, Latinoamérica y Europa, un detalle que muestra la extensión geográfica de los servicios digitales del operador y la creciente interdependencia entre regiones. Muchas de esas iniciativas se desarrollaron en un periodo en el que la convergencia entre redes fijas y móviles modificaba el equilibrio de poder en el sector y anticipaba la entrada de nuevos actores.

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Además de la experiencia ejecutiva, Salcedo ha formado parte de los consejos de varias startups vinculadas a ámbitos técnicos como la ciberseguridad o la integración de sistemas. Help AG y Smart World figuran entre las compañías en las que participó, un rasgo que llama la atención porque no siempre es habitual que perfiles ligados a grandes multinacionales mantengan presencia activa en estructuras de menor escala. Aunque a menudo se pasa por alto, esta combinación de roles favorece el trasvase de conocimiento entre ecosistemas que operan a ritmos distintos.

El aspecto formativo también ocupa un espacio relevante en el perfil del directivo. Es Ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid y posee un máster ejecutivo en administración de empresas impartido por INSEAD y Euroforum, además de un máster especializado en sistemas de comunicación espaciales por la École Nationale de Télécommunication de París. Esta última formación, centrada en tecnologías satelitales, es menos frecuente entre los perfiles que hoy lideran empresas digitales, aunque mantiene relación con debates actuales sobre conectividad global y redes no terrestres.

El reconocimiento del COIT llega en un momento en el que la digitalización española vuelve a situarse en un cruce de intereses. La extensión de la inteligencia artificial generativa, la presión regulatoria de Bruselas y la necesidad de infraestructuras resilientes condicionan las decisiones estratégicas tanto de administraciones como de empresas. La distinción a Salcedo no altera ese escenario, pero sí lo enmarca en una narrativa donde la experiencia acumulada y la visión internacional adquieren un papel más visible. Y, aunque el premio mira hacia atrás, la conversación que suscita apunta de forma inevitable hacia los retos de la próxima década.

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