La compañía española Pangea Propulsion, especializada en sistemas de propulsión para cohetes y satélites, ha cerrado una ronda de financiación de 23 millones de euros con el fondo Hyperion Fund, centrado en defensa y aeroespacial. El capital permitirá ampliar tanto su equipo como sus infraestructuras, en un momento en que la empresa acelera su transición de start-up tecnológica a proveedor industrial con capacidad de fabricación.
Fundada en 2018 y con sedes en Barcelona y Toulouse, Pangea Propulsion ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos dos años. Según datos facilitados por la compañía, su plantilla supera ya los 90 profesionales, con un aumento del 50 % en Toulouse y del 80 % en Barcelona. Este refuerzo humano acompaña la expansión física: en los próximos meses, la empresa ocupará una nueva nave industrial de más de 1.000 metros cuadrados en Barcelona, destinada a ensamblaje, integración y fabricación de motores.
La inversión de Hyperion Fund no solo consolida la posición de Pangea en el ecosistema europeo, sino que también refleja el creciente interés de los fondos especializados por tecnologías duales —civiles y de defensa— en el ámbito espacial. Aunque la compañía mantiene un perfil técnico y comercial centrado en el sector civil, su capacidad para desarrollar motores reutilizables y de alto empuje la sitúa en un segmento estratégico para agencias e instituciones públicas.
Uno de los proyectos más avanzados es el motor ARCOS, diseñado para lanzadores orbitales. Este sistema se encuentra en fase de evolución hacia pruebas funcionales, respaldado por una financiación de 3,9 millones de euros en el marco del proyecto MERLIn (Motor Eficiente y Reutilizable para Lanzadores Internacionales), parte del Programa Tecnológico Espacial de la Agencia Espacial Española. El objetivo: desarrollar motores competitivos que reduzcan costes de lanzamiento y mejoren la sostenibilidad operativa.
En paralelo, la familia de productos Nereus —centrada en movilidad in-space— continúa su desarrollo, en un contexto donde la demanda de soluciones para satélites y vehículos orbitales empieza a crecer más allá de los programas institucionales. Este tipo de propulsión, menos visible que los lanzadores, representa sin embargo un área crítica para la autonomía tecnológica europea.
A nivel institucional, Pangea ha sido seleccionada por el CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia) para definir la arquitectura del nuevo motor de alto empuje del programa ASTRE. También lidera el diseño de un futuro motor europeo de gran empuje para la Agencia Espacial Europea (ESA), lo que refuerza su papel como proveedor estratégico en el continente.
En el plano comercial, la empresa ha cerrado acuerdos con clientes privados europeos para el suministro de motores y soluciones de propulsión, aunque no ha trascendido el volumen económico de estos contratos. La combinación de financiación pública, respaldo institucional y contratos privados permite a Pangea diversificar su base de ingresos, un factor clave en un sector donde los ciclos de desarrollo son largos y los riesgos tecnológicos elevados.
El reconocimiento otorgado por la Cámara de Comercio de España en Francia (COCEF) a la mejor inversión española en el país galo añade un componente simbólico a esta etapa de consolidación. Aunque el galardón no tiene implicaciones económicas directas, sí refuerza la visibilidad de la compañía en un entorno donde la cooperación transfronteriza es cada vez más relevante.
Desde su fundación, Pangea ha apostado por una especialización vertical en propulsión, sin diversificarse hacia estructuras, cargas útiles o servicios de lanzamiento. Esta decisión, poco habitual en el ecosistema de nuevas empresas espaciales, le ha permitido concentrar recursos en un área crítica pero altamente técnica. El reto ahora pasa por escalar esa capacidad sin perder agilidad, en un mercado donde los grandes actores tradicionales todavía dominan los contratos institucionales.
La entrada en operación de la nueva nave industrial marcará un punto de inflexión. No solo por el aumento de capacidad productiva, sino porque permitirá a Pangea integrar verticalmente procesos que hasta ahora dependían de terceros. Esto podría traducirse en mayor control sobre costes, plazos y calidad, factores determinantes en la carrera por convertirse en proveedor de referencia para lanzadores europeos.
Aunque el sector espacial europeo ha avanzado en los últimos años hacia una mayor apertura a nuevos actores, las barreras de entrada siguen siendo elevadas. La financiación pública, la validación técnica por parte de agencias y la capacidad de escalar industrialmente son condiciones necesarias, pero no suficientes. La competencia con empresas estadounidenses, más capitalizadas y con acceso a un mercado interno mayor, sigue siendo un factor de presión.
En ese contexto, el caso de Pangea Propulsion ofrece una muestra de cómo algunas compañías emergentes están logrando consolidarse sin renunciar a una base industrial en Europa. La combinación de talento, tecnología propia y alianzas estratégicas será determinante para su evolución en los próximos años.
