Telefónica España y el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) han formalizado un acuerdo de colaboración para desplegar durante los próximos cuatro años una batería de iniciativas destinadas a mejorar la cultura de ciberseguridad entre la población española.
La alianza, que convierte a Telefónica en la primera operadora en sumarse a este tipo de colaboración con el organismo público, se centrará en la divulgación, formación y concienciación, con especial atención a menores y pequeñas empresas.
El convenio, firmado por Carlos Tejedor, director de AGE de Telefónica España, y Antonio Hernando, secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, contempla la puesta en marcha de campañas audiovisuales, talleres, charlas y cursos personalizados. Estas acciones se desplegarán en todo el territorio nacional y se enmarcan en el ecosistema normativo europeo vigente, que desde la entrada en vigor de la Directiva NIS2 ha elevado las exigencias de ciberresiliencia para actores públicos y privados.
Según datos del INCIBE-CERT, el centro de respuesta a incidentes del instituto, en 2024 se gestionaron más de 97.000 incidentes de ciberseguridad, lo que supone un incremento del 16,6% respecto al año anterior. Dos tercios de estos incidentes afectaron directamente a ciudadanos, mientras que el resto impactó en empresas, sobre todo pymes, micropymes y autónomos. Esta distribución refleja un patrón ya consolidado: el usuario final sigue siendo el eslabón más vulnerable del ecosistema digital.
Aunque el sector empresarial ha intensificado sus inversiones en ciberprotección, la brecha de conocimiento y recursos entre grandes corporaciones y pequeñas estructuras sigue siendo significativa. De ahí que el convenio contemple formaciones adaptadas al nivel de madurez digital de cada colectivo. En el caso de los menores, los cursos se diseñarán tras un diagnóstico previo de habilidades y exposición a riesgos, una aproximación poco habitual en programas generalistas.
La colaboración también incluye la participación cruzada en eventos y plataformas ya existentes. Telefónica difundirá los canales de atención ciudadana de INCIBE, como la Línea 017, mientras que el instituto participará en jornadas sectoriales organizadas por la operadora. Esta simbiosis busca aprovechar estructuras ya consolidadas para ampliar el alcance de las iniciativas sin duplicar esfuerzos.
No es la primera vez que ambas entidades trabajan juntas. Hace más de una década, Telefónica firmó un acuerdo con la Oficina de Seguridad del Internauta para colaborar en el Servicio Antibotnet, una herramienta que permite identificar y limpiar conexiones IP comprometidas. Aquella experiencia sentó un precedente técnico que ahora se amplía hacia una dimensión más formativa y preventiva.
En contraste con otros países europeos donde las campañas de ciberseguridad ciudadana dependen casi exclusivamente de organismos públicos, España opta por un modelo mixto que incorpora al sector privado como vector de amplificación. Esta estrategia, sin embargo, plantea desafíos de gobernanza y neutralidad, especialmente en lo que respecta a la selección de contenidos y métricas de impacto.
El contexto regulatorio también añade presión. La reciente aprobación del Reglamento de Ciberresiliencia de la UE y la implementación de la Directiva NIS2 obligan a los Estados miembros a reforzar sus capacidades nacionales de respuesta y concienciación. En este marco, la colaboración con operadores de telecomunicaciones, que gestionan infraestructuras críticas y tienen acceso directo a millones de usuarios, se vuelve estratégica.
Aunque el convenio no detalla el presupuesto asignado ni los indicadores de seguimiento, fuentes del sector apuntan a que el modelo de colaboración público-privada podría replicarse con otras operadoras si se demuestra su eficacia. La cuestión no es menor: según el informe Digital Trust Survey 2024 de PwC, el 62% de los directivos españoles considera que la falta de concienciación interna es el principal obstáculo para mejorar la ciberseguridad de sus organizaciones.
La iniciativa también llega en un momento de creciente sofisticación de las amenazas. El auge del ransomware como servicio, el uso de inteligencia artificial para automatizar ataques y la proliferación de campañas de phishing dirigidas a colectivos vulnerables han elevado el umbral de riesgo. En este escenario, la formación básica deja de ser un complemento y pasa a formar parte del perímetro de defensa.
A medio plazo, el éxito del acuerdo dependerá de su capacidad para traducirse en cambios medibles en el comportamiento digital de los usuarios. No basta con emitir mensajes; será necesario evaluar si los ciudadanos aplican lo aprendido, si las empresas adoptan protocolos más robustos o si los menores desarrollan hábitos digitales más seguros. La pedagogía, en ciberseguridad, no es solo cuestión de contenidos, sino de repetición, contexto y relevancia.
La alianza entre Telefónica e INCIBE abre una vía de colaboración que, si bien no es inédita, sí adquiere una nueva escala. En un entorno donde los riesgos digitales evolucionan más rápido que las capacidades de defensa, iniciativas como esta apuntan a un cambio de enfoque: de la reacción a la prevención, del experto al ciudadano.
