La Asociación Española de Normalización (UNE) y la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital) han publicado la especificación técnica UNE 0086, el primer marco normativo en España diseñado para medir el impacto ambiental de los sistemas de inteligencia artificial.
El documento, desarrollado con la participación de más de 70 expertos de 35 entidades públicas y privadas, establece indicadores para cuantificar el consumo energético, la huella de carbono, el uso de agua y la eficiencia de los modelos de IA, especialmente los generativos y los grandes modelos de lenguaje (LLMs).
La iniciativa responde a una preocupación creciente: el consumo energético de los centros de datos, que según la Agencia Internacional de la Energía (IEA) alcanza ya los 60 TWh anuales, una cifra equivalente al consumo de toda la red ferroviaria europea durante un año. Las previsiones apuntan a que esta demanda podría duplicarse para 2030. En este contexto, la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial ha impulsado la norma dentro del Programa Nacional de Algoritmos Verdes (PNAV), como parte de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial 2024.
Según UNE, la especificación UNE 0086 no solo busca ofrecer una herramienta técnica, sino también facilitar la transparencia y la comunicación de estos indicadores para que sean comprensibles y aplicables por empresas, profesionales y ciudadanía. “La UNE 0086 es un ejemplo de cómo la normalización puede anticiparse a los retos tecnológicos y ofrecer herramientas concretas para que las organizaciones midan y reduzcan su impacto ambiental en el uso de la Inteligencia Artificial”, señala Javier García Díaz, director general de UNE y vicepresidente de ISO.
La norma establece un conjunto de métricas que abarcan todo el ciclo de vida de los modelos de IA, desde su entrenamiento hasta la fase de inferencia. Incluye parámetros como el uso directo de energía y agua, la eficiencia computacional y la intensidad de carbono por operación. Aunque estas mediciones aún no son obligatorias, su estandarización puede facilitar futuras certificaciones y auditorías ambientales en el sector tecnológico.
Justo Hidalgo, director de Inteligencia Artificial de Adigital, destaca el enfoque práctico del documento: “Como representantes de la mayor base de empresas tecnológicas de España, creemos que esta especificación será una herramienta clave para impulsar futuras certificaciones que refuercen la confianza en una IA responsable, ética y alineada con los valores europeos”.
La especificación también se alinea con el Código de buenas prácticas para los modelos de IA de uso general publicado por la Comisión Europea en agosto de 2025, lo que refuerza su potencial como base para una futura estandarización a nivel europeo. Aunque por ahora su aplicación es voluntaria, UNE y Adigital confían en que su adopción por parte del sector privado y las administraciones públicas actúe como catalizador para una regulación más estructurada.
España se convierte así en uno de los primeros países europeos en definir un marco técnico específico para evaluar la sostenibilidad de la inteligencia artificial. Este movimiento no solo responde a una necesidad ambiental, sino también a una exigencia estratégica: la digitalización intensiva sin criterios de sostenibilidad puede generar efectos colaterales difíciles de revertir, tanto en términos energéticos como reputacionales.
La especificación UNE 0086 llega en un momento en que los grandes modelos de lenguaje, como los utilizados en asistentes conversacionales o sistemas de generación de contenido, están en el centro del debate por su elevado coste computacional. La falta de transparencia en sus procesos de entrenamiento y el desconocimiento sobre su impacto ambiental han generado una presión creciente para establecer métricas claras y comparables.
En contraste con otras normativas más genéricas, UNE 0086 ofrece una aproximación técnica y operativa, con indicadores que pueden integrarse en los sistemas de gestión ambiental de las organizaciones. Esto podría facilitar la integración de la sostenibilidad en las estrategias de desarrollo de producto, especialmente en sectores como el financiero, el sanitario o el industrial, donde la IA ya desempeña un papel estructural.
El desarrollo de esta norma también refleja un cambio de enfoque en la gobernanza tecnológica. Frente a la lógica de la innovación sin freno, el énfasis en la medición y la transparencia introduce una capa de responsabilidad que, aunque compleja de implementar, puede convertirse en un factor de competitividad a medio plazo. No se trata solo de reducir emisiones, sino de demostrarlo con datos verificables.
A medio plazo, la adopción de UNE 0086 podría influir en los criterios de contratación pública o en las exigencias de los fondos europeos vinculados a la transición digital y ecológica. También podría abrir la puerta a nuevas líneas de negocio en torno a la auditoría y certificación de modelos de IA, un campo aún incipiente pero con fuerte potencial de crecimiento.
Aunque el impacto inmediato de la norma dependerá de su adopción por parte de las empresas y administraciones, su publicación marca un punto de inflexión en la forma en que se concibe la sostenibilidad en el ámbito de la inteligencia artificial. Más allá de los compromisos declarativos, la medición rigurosa del impacto ambiental se perfila como una condición necesaria para una digitalización duradera y socialmente aceptada.
