La financiación europea al sector tecnológico ha sumado un nuevo capítulo con la entrada del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en el capital de crecimiento de Scalapay. La entidad ha firmado un acuerdo de deuda por valor de 70 millones de euros con la fintech italiana, especializada en soluciones de pago aplazado bajo el modelo Compra ahora, paga después (BNPL, por sus siglas en inglés). La operación, anunciada el 9 de diciembre en Milán, se enmarca dentro del programa TechEU y cuenta con el respaldo del instrumento comunitario InvestEU.
Fundada en 2019, Scalapay ha escalado rápidamente hasta convertirse en uno de los principales actores europeos del BNPL. Con más de 11 millones de usuarios y acuerdos con 12.000 marcas, la compañía ha construido su propuesta sobre un sistema de pagos en tres o cuatro plazos sin intereses, dirigido a sectores como la moda, el hogar o los viajes. La financiación del BEI permitirá a la empresa reforzar su cartera tecnológica y ampliar su presencia en los mercados donde ya opera.
Según explicó la vicepresidenta del BEI, Gelsomina Vigliotti, durante la firma del acuerdo, «esta financiación va a reforzar el ecosistema europeo de pagos digitales, respaldando a una empresa que ha crecido rápidamente centrándose en la tecnología, la seguridad y la calidad del servicio». La operación se canaliza a través del instrumento Scale-Up Debt, diseñado para apoyar a empresas innovadoras en fases avanzadas de crecimiento sin diluir la participación de los fundadores ni de los inversores privados.
El movimiento no es aislado. Forma parte de una estrategia más amplia del Grupo BEI para movilizar 250.000 millones de euros en inversiones tecnológicas entre 2025 y 2027. TechEU, lanzado oficialmente este año, prevé destinar 70.000 millones en forma de capital, cuasicapital, préstamos y garantías. La inversión en Scalapay es la primera que el BEI realiza directamente en una empresa unicornio italiana, lo que añade un componente simbólico a la operación.
Desde la perspectiva de Scalapay, el acuerdo supone un impulso relevante en un momento en que el modelo BNPL atraviesa una fase de consolidación. Tras un crecimiento explosivo durante la pandemia, el sector ha empezado a enfrentarse a una mayor presión regulatoria y a un escrutinio más intenso sobre la sostenibilidad de su modelo de negocio. En este contexto, el respaldo de una institución como el BEI puede interpretarse como una señal de confianza institucional en la viabilidad del modelo europeo frente a competidores globales.
Simone Mancini, CEO de Scalapay, subrayó que «la financiación nos permitirá acelerar aún más el crecimiento, ampliar nuestra gama de productos y apoyar mejor el desarrollo de los mercados en los que operamos». Aunque no se han detallado los productos concretos que se desarrollarán con los fondos, la compañía ha señalado que la inversión se destinará a mejorar la experiencia del usuario y a integrar nuevas funcionalidades en su plataforma.
La elección del instrumento de deuda, en lugar de una ampliación de capital, también responde a una lógica estratégica. En un entorno donde las valoraciones de las fintech han sufrido correcciones, mantener el control accionario se ha convertido en una prioridad para muchas scale-ups. El modelo de Scale-Up Debt permite precisamente eso: acceder a financiación significativa sin diluir la propiedad, una fórmula que el BEI ha empezado a aplicar con mayor frecuencia en los últimos dos años.
Más allá del caso concreto de Scalapay, la operación refleja una tendencia creciente en la política industrial europea: la de reforzar la autonomía tecnológica del continente mediante el apoyo directo a empresas emergentes con potencial de liderazgo. En contraste con modelos más orientados al capital riesgo privado, la UE está optando por una combinación de instrumentos públicos y cuasi públicos para canalizar inversiones estratégicas.
El programa InvestEU, que respalda esta operación, agrupa los antiguos instrumentos financieros comunitarios bajo un único paraguas. Su objetivo es movilizar al menos 372.000 millones de euros en inversiones adicionales mediante una garantía presupuestaria de 26.200 millones. El Grupo BEI actúa como principal socio ejecutor, lo que le permite desplegar operaciones como la de Scalapay con mayor agilidad y volumen.
El respaldo a Scalapay también se inscribe en una agenda más amplia del BEI, centrada en ocho prioridades, entre ellas la digitalización, la innovación tecnológica y la cohesión económica. En 2024, el Grupo firmó 99 operaciones en Italia por un total de 10.980 millones de euros, desbloqueando cerca de 37.000 millones en inversión real. A escala europea, el 60% de su financiación anual se destinó a proyectos relacionados con el clima, la transición energética y la sostenibilidad.
El sector BNPL, sin embargo, no está exento de tensiones. Mientras empresas como Klarna o Affirm han ajustado sus modelos ante el endurecimiento del crédito y la presión de los reguladores, en Europa se discute la necesidad de una normativa específica para proteger a los consumidores y garantizar la transparencia de los productos. En este escenario, la inversión del BEI en Scalapay podría interpretarse como un intento de consolidar un modelo europeo más controlado y menos expuesto a los vaivenes del mercado.
Queda por ver cómo evolucionará el sector en los próximos años. Lo que sí parece claro es que la intervención de actores públicos como el BEI marcará el ritmo de la innovación tecnológica en Europa, no solo como financiadores, sino también como orientadores estratégicos. Para empresas como Scalapay, el reto será traducir ese respaldo en productos que resistan tanto la presión del mercado como las exigencias regulatorias que se avecinan.
