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IA, deuda y centros de datos: el nuevo equilibrio de Oracle en la nube

IA, deuda y centros de datos: el nuevo equilibrio de Oracle en la nube

  • Tras sus últimos Oracle resultados trimestrales, la compañía refuerza su papel en infraestructura de IA y multicloud mientras el mercado vigila el salto en capex y el aumento de la deuda.
Oracle AI World

Los último resultados financieros de Oracle, correspondientes a su segundo trimestre del año fiscal 2026 revelan una compañía en plena aceleración y, a la vez, una incertidumbre latente sobre cuánto puede sostenerse la velocidad que impone la demanda de IA.

Sobre el papel, Oracle encadena tres trimestres de crecimiento sólido en ingresos, un salto extraordinario en su cartera de contratos futuros (RPOs) y un negocio cloud que acelera trimestre tras trimestre. Sin embargo, el mercado ha respondido con caídas de doble dígito en la cotización, spreads de crédito al alza y titulares que hablan de decepción y gasto desbocado en IA.

La fotografía combina dos planos. Por un lado, la compañía anuncia para el segundo trimestre del año fiscal 2026 (Q2 FY26) unos ingresos de 16.100 millones de dólares, un aumento del 14 % interanual, y un beneficio por acción GAAP que se dispara un 91 %, hasta 2,10 dólares, apoyado en parte por la venta de su participación en Ampere. Por otro, medios como Bloomberg, el Wall Street Journal, el Financial Times y CNBC enfatizan el aumento de la inversión en centros de datos, la deuda creciente y unas expectativas de retorno que, a ojos de muchos inversores, podrían estar yendo por delante de la realidad.

Entre la narrativa muy optimista de Oracle y la lectura más escéptica de parte del mercado hay espacio para una interpretación intermedia. Para directivos tecnológicos y empresarios, el reto es entender si estos números apuntan a una plataforma de nube e IA cada vez más sólida… o si estamos ante un ejemplo de manual de crecer primero, justificar después.

Resultados trimestrales: tres fotos seguidas de un mismo giro estratégico

Si se ponen en fila los últimos tres hitos financieros de Oracle, se ve mejor el cambio de escala:

  • Q4 FY25: ingresos trimestrales de 15.900 millones de dólares, un crecimiento del 11 %; RPO (Remaining Performance Obligations, la cartera de contratos firmados aún no reconocidos como ingresos) de 138.000 millones.
  • Q1 FY26: ingresos de 14.900 millones, +12 %; RPO que se multiplica un 359 % hasta 455.000 millones, impulsado por cuatro contratos multimillonarios.
  • Q2 FY26: ingresos de 16.100 millones, +14 %; RPO que vuelve a crecer un 15 % secuencial hasta 523.000 millones, un 438 % más que un año antes.

En términos de beneficios, el salto más visible llega en el último trimestre reportado. El beneficio por acción GAAP pasa de 1,01 dólar en Q1 FY26 (un 2 % menos que un año antes) a 2,10 dólares en Q2, mientras que el beneficio por acción ajustado sube de 1,47 a 2,26 dólares. La propia Oracle reconoce que este incremento se ve impulsado por un efecto extraordinario: una ganancia antes de impuestos de 2.700 millones de dólares por la venta de su participación en Ampere Computing.

Lo relevante no es solo el crecimiento, sino su composición. En Q4 FY25, la compañía reportaba 6.700 millones de dólares en ingresos cloud (IaaS + SaaS), un 27 % más que el año previo. En Q1 FY26, esa cifra sube a 7.200 millones (+28 %). En Q2 FY26, la nube alcanza los 8.000 millones, con un aumento del 34 %. El mensaje es claro: el motor de Oracle ya no es el software tradicional, sino la nube e, incluso dentro de la nube, la infraestructura para IA.

El peso creciente de la infraestructura: la nube de Oracle cambia de perfil

Ese cambio se aprecia mejor al desglosar los ingresos cloud:

  • Q4 FY25:
    • IaaS (infraestructura): 3.000 millones, +52 %.
    • SaaS (aplicaciones cloud): 3.700 millones, +12 %.
  • Q1 FY26:
    • IaaS: 3.300 millones, +55 %.
    • SaaS: 3.800 millones, +11 %.
  • Q2 FY26:
    • IaaS: 4.100 millones, +68 %.
    • SaaS: 3.900 millones, +11 %.

Por primera vez, en Q2 FY26 los ingresos de infraestructura superan a los de aplicaciones cloud. Bloomberg y CNBC destacan este punto al subrayar que el negocio de infraestructura, estrechamente ligado a los grandes contratos de IA, es ya el gran foco de atención de analistas e inversores.

Para un lector no financiero, el matiz es importante. El negocio de aplicaciones (SaaS) tiende a generar flujos de ingresos más estables y previsibles, con ciclos de inversión menos intensivos en capital. La infraestructura (IaaS), en cambio, exige enormes inversiones iniciales en centros de datos, servidores, chips y redes para luego monetizar esa capacidad vendiendo potencia de cálculo a lo largo de varios años.

Oracle ha optado por acelerar precisamente en esta segunda parte. En paralelo, su negocio de software tradicional cae un 3 % en el último trimestre hasta 5.900 millones de dólares, una tendencia que la propia compañía asume como parte del tránsito hacia la nube.

RPO de 523.000 millones: oportunidad o fuente de expectativas desbordadas

La cifra de 523.000 millones de dólares en Remaining Performance Obligations es quizá el dato que más titulares ha generado. Significa que Oracle tiene comprometido medio billón de dólares en contratos que irá reconociendo como ingresos a futuro. Según la compañía, el aumento de 68.000 millones en Q2 se debe, en buena parte, a nuevas alianzas con Meta, Nvidia y otros clientes de gran tamaño.

Tanto Bloomberg como el Wall Street Journal recuerdan que ya en septiembre, cuando Oracle anunció que su RPO había saltado a 455.000 millones, la acción se disparó y Larry Ellison llegó a situarse temporalmente como la persona más rica del mundo. Ese entusiasmo se ha enfriado desde entonces: la acción ha corregido alrededor de un 30 % desde los máximos de principios de septiembre, según recogen varios de estos medios.

La clave está en el horizonte temporal de ese backlog. En la llamada con analistas, Doug Kehring, principal responsable financiero, señala que los nuevos compromisos de Q2 añaden unos 4.000 millones de ingresos… pero no antes de 2027. Es decir, la visibilidad de ingresos futuros es muy elevada, pero la materialización en caja y resultados será gradual y, en parte, tardía.

Esto significa que Oracle se está comprometiendo hoy a construir y operar una capacidad de computación que, en muchos casos, se monetizará dentro de varios años. El mercado, en cambio, tiende a valorar resultados en horizontes mucho más cortos.

La otra cara del crecimiento: capex récord y deuda en ascenso

El punto de fricción más evidente entre los buenos resultados operativos y la reacción negativa de los mercados está en la inversión. Según Bloomberg y CNBC, Oracle destinó unos 12.000 millones de dólares en capex (gasto en activos como centros de datos y equipamiento) en el último trimestre, muy por encima de los 8.250–8.400 millones que esperaba el consenso de analistas.

Además, la compañía eleva su previsión de capex total hasta unos 50.000 millones de dólares en el ejercicio que termina en noviembre de 2026, frente a los 35.000 millones que había apuntado en septiembre. De hecho, mientras que en todo el año fiscal 2025 el capex fue de 21.200 millones, el nuevo plan prácticamente multiplica por más de dos esa cifra anual.

Este esfuerzo se financia en buena medida con deuda. Tal y como destacan Bloomberg y la información sobre el mercado de crédito, Oracle ha emitido recientemente 18.000 millones de dólares en bonos investment grade, uno de los mayores paquetes de deuda corporativa del año, y su pasivo total supera ya los 100.000 millones de dólares, el nivel más alto entre las grandes tecnológicas con calificación de grado de inversión. Morgan Stanley proyecta que la deuda ajustada, que suma los compromisos de leasing, podría más que duplicarse hasta unos 290.000 millones de dólares en 2028.

Desde Oracle, Kehring insiste en que “la gran mayoría” del capex va a equipamiento generador de ingresos y que la compañía no paga por muchos de sus contratos de alquiler de centros de datos hasta que las instalaciones están operativas, lo que ayuda a sincronizar pagos e ingresos. También subraya que el objetivo es mantener el rating de deuda en grado de inversión. Es un matiz importante, aunque no elimina la sensación de salto de escala en el riesgo financiero.

El mercado de CDS convierte a Oracle en termómetro del riesgo IA

Un indicador menos visible para el público general, pero muy seguido por los equipos financieros, es el mercado de credit-default swaps (CDS). Se trata de derivados que funcionan, en esencia, como un seguro frente al impago de una empresa: cuanto más caro es ese seguro, mayor riesgo perciben los inversores.

Según el análisis recogido en Bloomberg, el coste de asegurar la deuda de Oracle a cinco años se ha triplicado en los últimos meses, alcanzando niveles en torno a 1,11 puntos porcentuales al año, lo que equivale a pagar unos 111.000 dólares anuales por cada 10 millones asegurados. El volumen negociado en estos CDS ha crecido de forma muy brusca, desde poco más de 200 millones de dólares en un periodo de siete semanas el año anterior hasta unos 5.000 millones ahora.

Nadie está diciendo que Oracle esté cerca de un impago. El propio artículo subraya que la compañía mantiene varias calificaciones de grado de inversión y una capitalización bursátil de unos 620.000 millones de dólares. Pero el mercado de CDS la está usando como barómetro del riesgo asociado al boom de la IA, precisamente porque combina tres elementos poco habituales: inversión masiva, papel central en un ecosistema de acuerdos interrelacionados y un perfil de crédito algo más débil que gigantes como Microsoft o Alphabet.

Stargate, OpenAI y el “Manhattan Project” de la IA

El contexto de estas cifras es un proyecto de construcción de capacidad de computación para IA sin precedentes. Como ya hemos escrito anteriormente en La Ecuación Digital, Stargate es un proyecto conjunto en el que participan OpenAI, SoftBank y la propia Oracle para invertir unos 500.000 millones de dólares en infraestructuras de IA. Dentro de ese esquema, un consorcio de unos 20 bancos estaría financiando con unos 18.000 millones la construcción de un campus de centros de datos en Nuevo México que Oracle operará como inquilino.

A esto se añaden acuerdos como el compromiso de OpenAI de adquirir 300.000 millones de dólares en capacidad de cómputo de Oracle en aproximadamente cinco años, así como contratos adicionales por 65.000 millones con otros cuatro clientes de infraestructura, anunciados en octubre y que no incluyen a OpenAI.

No es extraño que Citadel Securities compare este esfuerzo con un Manhattan Project para la IA, en palabras recogidas en Bloomberg: un proyecto a gran escala en el que los directivos ven el riesgo de no ganar la carrera como igual o mayor que el riesgo de pasarse de gasto. Esta metáfora ilustra bien el tipo de decisiones que están tomando los grandes hyperscalers, y Oracle se ha situado en el centro de esa dinámica.

La cuestión, de nuevo, es de plazos. Oracle reconoce que parte de los ingresos asociados a estos compromisos no se materializarán hasta 2027. Mientras tanto, el capex y la deuda se registran hoy.

Del optimismo corporativo a la prudencia mediática: dos relatos que hay que reconciliar

En sus comunicaciones, Oracle mantiene un tono claramente optimista, incluso entusiasta. Safra Catz hablaba al cierre de FY25 de un brillante inicio de 2026, con expectativas de que el crecimiento total de la nube pase del 24 % al más del 40 %, y que el negocio de infraestructura supere el 70 % de crecimiento anual. Larry Ellison, por su parte, subrayaba crecimientos de tres cifras en ingresos multicloud y Cloud@Customer, con consumos de Oracle Cloud Infrastructure disparados.

En Q2 FY26, los nuevos CEOs Clay Magouyrk y Mike Sicilia refuerzan esa narrativa. Magouyrk pone el foco en la capacidad de Oracle para construir y operar centros de datos altamente automatizados en 211 regiones vivas o planificadas, con 72 centros multicloud embebidos en las nubes de Amazon, Google y Microsoft. Sicilia enfatiza el potencial de “embeder IA en todas las capas del software de Oracle”, desde el centro de datos hasta las aplicaciones, y recuerda que “los cinco modelos de IA más importantes” se ejecutan en la nube de Oracle.

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En contraste, medios como el Wall Street Journal titulaban que “el gasto en IA supera los retornos”, mientras que el Financial Times hablaba de caídas de la acción ante un capex “mayor de lo esperado” y un crecimiento de ingresos por debajo de las previsiones. CNBC recalcaba que, aunque el beneficio por acción superó el consenso, los ingresos totales se quedaron cortos respecto a lo que esperaba el mercado, lo que desencadenó una caída de alrededor del 11 % en el after-hours y arrastró también a otros valores ligados a IA como Nvidia, AMD o CoreWeave.

El resultado es una brecha de percepción. Oracle comunica una trayectoria de alto crecimiento con fuertes contratos asegurados. El mercado, en cambio, se fija en el desajuste entre la escala de la inversión, la velocidad a la que ésta se convierte en ingresos y la necesidad de recurrir a deuda para financiar el “salto de órbita”.

Chip neutrality, venta de Ampere y flexibilidad tecnológica

Otro elemento relevante es el cambio de postura de Oracle en materia de hardware. Larry Ellison confirma que la venta de la participación en Ampere responde a una decisión estratégica: abandonar el desarrollo de chips propios y apostar por una “política de neutralidad de chips”.

En la práctica, esto significa que Oracle se centrará en integrar y aprovechar CPUs y GPUs de múltiples proveedores, desde Nvidia hasta otros fabricantes que puedan ganar peso según evolucione la industria. Ellison insiste en que “habrá muchos cambios en la tecnología de IA en los próximos años” y que Oracle debe estar preparada para desplegar “los chips que quiera el cliente”.

Esta decisión encaja con el énfasis en la neutralidad multicloud: Oracle no solo ofrece su infraestructura, sino que la embebe en las nubes de Amazon, Google y Microsoft, y permite que su base de datos conviva con modelos de IA de terceros (Gemini, ChatGPT, Grok…). Para empresas que buscan reducir dependencia de un único proveedor, esta combinación de chip neutrality y cloud neutrality es atractiva.

Sin embargo, el mercado financiero tiende a leer estas decisiones en clave de inversión y riesgo: cuanto más abierta es la arquitectura y más ambiciosa la expansión física de centros de datos, mayor es la factura inicial.

Qué significan estas cifras para las empresas tecnológicas (también en España)

Para un responsable de sistemas, datos o negocio digital en España, el mensaje de fondo es doble.

Por un lado, Oracle se está convirtiendo en uno de los principales proveedores de infraestructura de IA a escala global, con contratos de enorme volumen con actores como OpenAI, Meta, Nvidia o TikTok. Esto implica que muchos servicios de IA que las empresas acaben consumiendo, de forma directa o indirecta, podrían estar ejecutándose sobre infraestructura de Oracle, incluso aunque el front-end sea otro proveedor.

Por otro, el modelo elegido para financiar este despliegue implica mayor apalancamiento y sensibilidad a los ciclos de la IA. Si el gasto corporativo en modelos generativos y cargas de trabajo de alto consumo se mantiene o acelera, Oracle podría capitalizar muy bien su posición. Si, por el contrario, una parte de esos proyectos se ralentiza o recorta, la compañía tendría que gestionar una base de activos muy intensiva en capital con un ritmo de monetización más lento de lo previsto.

A corto plazo, esto no debería cambiar la decisión tecnológica de un CIO que evalúa migrar cargas a Oracle, contratar servicios multicloud o explorar bases de datos autónomas con IA integrada. Oracle sigue generando caja operativa significativa —22.300 millones de dólares en los últimos doce meses a cierre de Q2 FY26— y mantiene un dividendo estable de 0,50 dólares por acción en los últimos trimestres.

La variable más importante está en el medio plazo: la resiliencia de su plan de inversión si el mercado de IA entra en una fase menos eufórica.

Una lectura equilibrada: ni euforia ciega ni pesimismo automático

Si se busca una lectura equilibrada entre el entusiasmo que transmite la compañía y la prudencia con la que reaccionan los mercados, podemos extraer varias conclusiones operativas que ayudan a entender el rumbo actual de Oracle:

  1. El modelo de negocio ha cambiado de escala y de naturaleza. Oracle ha pasado de ser ante todo un proveedor de software empresarial a jugar en la liga de los hyperscalers de infraestructura. Esto implica más oportunidades, pero también ciclos de inversión más largos y volátiles.
  2. El backlog es una señal de confianza real de grandes clientes. Un RPO de 523.000 millones no se construye solo con expectativas; detrás hay contratos firmados con actores como OpenAI, Meta o Nvidia. Ahora bien, la conversión de ese backlog en ingresos y flujo de caja será gradual y no lineal.
  3. El riesgo financiero es gestionable hoy, pero va en aumento. Con más de 100.000 millones en deuda actual y una proyección de hasta 290.000 millones ajustados en 2028, Oracle entra en un territorio donde la disciplina financiera y la credibilidad de su plan de inversión serán observadas con lupa por agencias de rating y grandes inversores.
  4. El mercado está usando Oracle como “hedge” del ciclo de la IA. El auge de sus CDS refleja que muchos inversores ven en la compañía una forma de cubrirse ante una posible “desaceleración del sueño de la IA”, más que una señal de riesgo inmediato de impago.
  5. Para los clientes, lo relevante es la estabilidad del servicio y la diversidad de opciones. La estrategia de chip neutrality y cloud neutrality, el crecimiento del negocio multicloud y la apuesta por bases de datos y sistemas autónomos indican que Oracle quiere ser un proveedor flexible y, en cierto modo, menos “cerrado” que en etapas anteriores.

En suma, los últimos resultados trimestrales de Oracle muestran a una compañía que ha decidido jugar un papel protagonista en la carrera global por la infraestructura de IA, con todas las consecuencias que ello implica.

Lo que parece claro es que, al menos en los próximos años, la evolución de Oracle será una pieza clave para entender no solo el futuro del cloud empresarial, sino también la sostenibilidad financiera del actual ciclo de inversión en inteligencia artificial.

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