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Nokia ha anunciado una transformación profunda en su estructura operativa, sus objetivos financieros y su estrategia tecnológica, en un intento por posicionarse en el epicentro de la nueva era de redes impulsadas por inteligencia artificial. Durante su Capital Markets Day 2025, la compañía finlandesa presentó una hoja de ruta diseñada para capitalizar el auge de la IA, desdoblando sus operaciones en dos unidades principales: Network Infrastructure y Mobile Infrastructure. Este movimiento supone el primer gran rediseño bajo la dirección de Justin Hotard, CEO desde abril, y marca un giro decidido hacia el negocio de alto crecimiento en infraestructuras cloud y centros de datos.
La reestructuración responde a un contexto en el que la demanda de conectividad avanzada se desplaza desde los operadores tradicionales hacia los grandes proveedores de servicios en la nube. “Los mayores hyperscalers invierten ahora más en un trimestre que las principales telecos en todo un año”, declaró Hotard durante la presentación en Nueva York. Este desequilibrio ha forzado a Nokia a redefinir sus prioridades tecnológicas, canalizando recursos hacia las áreas donde prevé mayor retorno estratégico.
De la conectividad de personas a la inteligencia conectada
La nueva estrategia gira en torno a cinco ejes: acelerar el crecimiento en IA y cloud, liderar la próxima generación de conectividad móvil con redes AI-native y 6G, coinnovar con clientes y socios, focalizar el capital en áreas diferenciadoras y desbloquear rentabilidades sostenibles. En la práctica, estos principios se traducen en un modelo operativo más simple y segmentado, con ambiciones claras: alcanzar entre 2.700 y 3.200 millones de euros de beneficio operativo comparable en 2028, frente a los 2.000 millones actuales.
La división Network Infrastructure —que agrupa las unidades de redes ópticas, redes IP y redes fijas— queda posicionada como motor de crecimiento, apoyada en la expansión global de centros de datos y en la inversión acelerada en conectividad empresarial. Su liderazgo queda en manos de David Heard. En paralelo, Mobile Infrastructure integrará los negocios de software de núcleo, redes de radio y propiedad intelectual, y estará orientada al desarrollo de tecnologías móviles de nueva generación. Esta unidad, de momento, será dirigida por el propio Hotard.
Separación de negocios y nuevas prioridades
Además de rediseñar su estructura principal, Nokia ha decidido reagrupar varias unidades no estratégicas bajo un nuevo segmento denominado Portfolio Businesses. Entre ellas se encuentran los negocios de acceso fijo inalámbrico, implementación de sitios, campus empresariales edge y radio de microondas. Estos activos, que el último año generaron ventas conjuntas de 900 millones de euros pero arrojaron pérdidas de 100 millones, serán objeto de una revisión durante 2026 para determinar su continuidad, venta o reestructuración.
En contraste, el negocio de defensa ha ganado peso dentro de la compañía. A partir de 2026, funcionará como unidad de incubación independiente bajo el nombre Nokia Defense, con el objetivo de desarrollar soluciones de conectividad segura para gobiernos aliados. Esta apuesta se apoya en la experiencia previa en Estados Unidos, donde la filial Nokia Federal Solutions ha consolidado su presencia.
La inversión de Nvidia y el giro hacia la IA
El anuncio llega pocas semanas después de que Nvidia invirtiera 1.000 millones de dólares en Nokia, adquiriendo cerca del 3% de su capital. Este movimiento no solo impulsó la cotización de la compañía a máximos de la última década, sino que confirmó su giro hacia el ecosistema de tecnologías avanzadas. La inversión se percibe como un respaldo estratégico a la nueva división de infraestructura de red, que concentrará los esfuerzos en IA, cloud y conectividad de alta capacidad.
Sin embargo, el entusiasmo del mercado se ha visto matizado. Pese a la magnitud del anuncio, las acciones de Nokia retrocedieron más de un 5% en la jornada posterior, reflejo de una reacción cautelosa ante la complejidad del nuevo enfoque. “Las expectativas eran más altas tras la reciente subida del valor”, advirtió Atte Riikola, analista de Inderes. Otros expertos, como Paolo Pescatore, señalaron que aunque el cambio no es radical en su planteamiento, el reto está en equilibrar la inversión intensiva en IA con retornos todavía inciertos.
Indicadores financieros y objetivos por segmento
Más allá del objetivo global de beneficio operativo, Nokia ha definido una serie de KPIs estratégicos por segmento. En Network Infrastructure, la compañía prevé un crecimiento de ventas del 6-8% anual hasta 2028, con un margen operativo de entre el 13% y el 17%. En Mobile Infrastructure, donde el punto de partida es un beneficio operativo de 1.500 millones, se fija una mejora del margen bruto hasta el 50%. También aspira a reducir a menos de la mitad los gastos operativos comunes del grupo, pasando de 350 a 150 millones de euros.
A partir del primer trimestre de 2026, Nokia empezará a reportar sus resultados financieros bajo esta nueva estructura, incluyendo desgloses específicos por unidad de negocio. Para facilitar la transición, la empresa publicará estados financieros recasteados de 2024 y 2025.
Una apuesta que redefine el papel de Nokia
El giro de Nokia es tanto estructural como simbólico. Supone el final de una etapa marcada por el enfoque en redes móviles convencionales y el inicio de otra orientada a capturar valor en un escenario donde la inteligencia artificial se entrelaza con la conectividad. Este cambio también ha tenido consecuencias en la cúpula directiva: Tommi Uitto, hasta ahora presidente de Mobile Networks, dejará el equipo de liderazgo, mientras que Raghav Sahgal asume el nuevo rol de Chief Customer Officer.
El desafío será doble. Por un lado, capitalizar las oportunidades que emergen del auge de la IA en infraestructuras críticas. Por otro, demostrar que la simplificación operativa y la reasignación de activos pueden traducirse en una mejora tangible de rentabilidad y crecimiento.
La ambición de Nokia recuerda a sus años de mayor protagonismo, pero el terreno de juego ha cambiado. Esta vez, la conectividad no es un fin, sino el medio para una carrera más amplia: la de conectar inteligencia.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
