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Europa se encuentra en un punto intermedio del ciclo tecnológico del 5G. Mientras el gasto de capital destinado a la expansión de redes ha tocado techo en la mayoría de países, las subastas clave de espectro en bandas bajas y medias —fundamentales para el despliegue del 5G— ya se han completado. El crecimiento del tráfico de datos móviles comienza a estabilizarse, y los operadores europeos se han mostrado más cautos que sus homólogos de América del Norte o Asia en la adopción de tecnologías como el 5G SA (Standalone), principalmente debido a un entorno operativo marcado por una evolución limitada de los ingresos medios por usuario (ARPU).
Desde el plano regulatorio, la Comisión Europea ha situado el 5G como elemento central en su estrategia de competitividad, vinculando cobertura, asignación de espectro y diversidad de proveedores con los objetivos de productividad y autonomía estratégica. En este contexto, la política comunitaria de 5G converge en tres ejes: agilizar el despliegue de infraestructuras mediante iniciativas como el Gigabit Infrastructure Act (GIA) y el próximo Digital Networks Act (DNA); financiar la investigación avanzada a través de programas como CEF Digital o SNS-JU; y reducir riesgos en las cadenas de suministro mediante el Security Toolbox y el fomento del Open RAN.
El análisis que sigue, basado en datos de Speedtest Intelligence®, constituye la primera entrega de una serie de tres estudios sobre el progreso de Europa en 5G, centrándose en esta ocasión en la cobertura, en línea con el objetivo de la Década Digital 2030 de alcanzar una cobertura 5G al aire libre para el 100 % de la población.
Despliegue 5G en Europa: un avance a dos velocidades
Los datos correspondientes al segundo trimestre de 2025 revelan una Europa fragmentada en cuanto a cobertura 5G. Mientras países nórdicos y del sur del continente —como Suecia (77,8 %) o Italia (+20,5 % interanual)— han registrado avances notables impulsados por despliegues recientes en la banda de 700 MHz, otros como Bélgica (11,9 %), Reino Unido (45,2 %) y Hungría (29,9 %) siguen rezagados. De media, los usuarios móviles en la UE pasaron el 44,5 % del tiempo conectados a redes 5G, frente al 32,8 % del mismo periodo en 2024.
Esta brecha responde más a factores políticos y económicos que a características geográficas o demográficas. Elementos como los calendarios de subasta, los costes del espectro, las obligaciones de cobertura o los marcos de compartición de infraestructuras han resultado determinantes, por encima de la densidad poblacional o el número de operadores.
Asignación armonizada del espectro: avances recientes y disparidades persistentes
Por primera vez, en 2025, todos los Estados miembros salvo Malta han completado la asignación de los bloques de espectro prioritarios establecidos en el 5G Action Plan de la Comisión: 60 MHz en la banda de 700 MHz y 400 MHz en la de 3,4-3,8 GHz. Este hito pone fin a años de fragmentación en la disponibilidad de espectro, un obstáculo para el mercado único de las telecomunicaciones. A modo de ejemplo, entre Finlandia —pionera en 2016— y Polonia —que finalizó la asignación este año— ha mediado una diferencia de casi nueve años, a pesar de compartir los mismos objetivos de cobertura.
No obstante, la armonización de espectro no ha sido suficiente para igualar niveles de cobertura. Países como Dinamarca (83,9 %), Grecia (76,4 %) o Suiza (81,3 %) presentan coberturas significativamente superiores a la media europea, mientras otros, con economías comparables, muestran niveles considerablemente más bajos.
Países nórdicos y del sur de Europa: cobertura alta a través de obligaciones, préstamos y compartición
Los países escandinavos han aplicado políticas regulatorias centradas en imponer obligaciones de cobertura rural desde las fases iniciales de asignación del espectro. En Suecia, por ejemplo, Telia se comprometió a invertir 25 millones de euros derivados de su licencia de 700 MHz para garantizar al menos 10 Mbps en zonas rurales desatendidas.
Además, el modelo nórdico se caracteriza por fomentar la compartición de redes —como TT Network en Dinamarca o Net4Mobility en Suecia— y por utilizar financiación del Banco Europeo de Inversiones o del Banco Nórdico de Inversiones para despliegues en zonas de baja densidad poblacional.
Por su parte, Suiza ha logrado una cobertura del 81,3 % sin recurrir a subvenciones estatales. La combinación de espectro a precios competitivos y elevados niveles de ARPU ha permitido a operadores como Swisscom alcanzar el 90 % de cobertura poblacional en 2024.
Obstáculos regulatorios ralentizan el despliegue en Reino Unido y Europa central
El entorno normativo ha actuado como freno en países como el Reino Unido. La Telecoms Security Act ha obligado a sustituir equipos en redes 5G por razones de seguridad, lo que ha elevado los costes operativos. Al mismo tiempo, la subasta de espectro de 2021 no impuso obligaciones estrictas de cobertura, confiando en la iniciativa voluntaria Shared Rural Network, centrada en mejorar el 4G rural.
A esto se suman las limitaciones presupuestarias tras el Brexit, que han dejado al país fuera de fondos europeos como los 2.000 millones de euros del PNRR italiano o los destinados al programa España Digital 2025. En paralelo, la presión sobre los márgenes operativos ha aumentado por la competencia entre cuatro operadores y por el encarecimiento energético.
Situaciones similares se observan en Bélgica, donde el retraso en las subastas debido a conflictos regionales sobre la distribución de ingresos entre Flandes, Valonia y Bruselas, así como las estrictas limitaciones de emisiones en la capital, han frenado el despliegue incluso frente a economías emergentes.
El impacto del DSS y de las bandas bajas en los países con menor cobertura
El crecimiento de la cobertura en países rezagados ha venido impulsado por el uso de Dynamic Spectrum Sharing (DSS) y el despliegue de bandas bajas. Letonia, Polonia y Eslovenia han registrado avances de doble dígito, aunque partiendo de niveles iniciales bajos. Por el contrario, países líderes como Suiza o Dinamarca centran ahora sus esfuerzos en mejorar la capacidad mediante densificación de antenas y expansión en bandas medias.
En el caso de Suecia, el aumento del 21,3 % en cobertura 5G en un solo año se ha apoyado en el despliegue agresivo de la banda de 700 MHz con apoyo estatal para cerrar brechas digitales rurales. Italia ha experimentado una evolución similar tras la reasignación del espectro de 2100 MHz con la desaparición de redes 3G y la flexibilización de normativas sobre emisiones.
España lidera en 5G SA gracias al marco de subvenciones de la UE
Aunque la Comisión Europea aún no ha fijado objetivos específicos de cobertura para el 5G SA dentro del marco de la Década Digital, la diferenciación entre arquitecturas NSA y SA ha ganado protagonismo en planes y fondos comunitarios recientes.
La penetración de 5G SA en Europa, medida por la proporción de muestras en Speedtest, se mantiene baja: 1,3 % en la UE frente al 20 % en EE. UU. y al 80 % en China. Sin embargo, España destaca con un 8 %, gracias a la estrategia de despliegue de MasOrange y Telefónica, que han combinado bandas bajas y medias para extender la cobertura SA a zonas rurales. Este despliegue ha sido facilitado por los fondos del programa UNICO-5G, que han financiado más de 7.000 emplazamientos en pueblos y 30.000 km de carreteras.
Por su parte, el Reino Unido y Alemania han mostrado cierta tracción en 5G SA pese a sus limitaciones en disponibilidad global. El regulador alemán BNetzA ha optado por la transparencia pública con mapas detallados de cobertura por operador. En Reino Unido, el objetivo de lograr cobertura 5G SA en todas las zonas pobladas para 2030 se ha reforzado con compromisos regulatorios derivados de la fusión Vodafone-Three.
La política basada en datos será clave para el futuro de la conectividad en Europa
La evidencia recogida muestra que las disparidades actuales en cobertura 5G no son inevitables ni irreversibles. Los países que priorizaron la asignación temprana de espectro, aplicaron obligaciones de cobertura exigentes y fomentaron el uso compartido de infraestructuras han alcanzado niveles de cobertura superiores, incluso en entornos geográficos adversos.
Esto refuerza la necesidad de que las iniciativas legislativas pendientes, como el Digital Networks Act, se apoyen en mecanismos basados en datos y se orienten hacia una mayor coordinación intergubernamental, si Europa quiere acortar distancias con otras regiones líderes en tecnología móvil avanzada.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
