A medida que las redes móviles avanzan hacia arquitecturas completamente nativas en la nube, los desafíos para los operadores se multiplican. Integrar componentes de distintos proveedores, garantizar la interoperabilidad y mantener una operación eficiente sin afectar al despliegue de servicios se ha convertido en un objetivo complejo.
En este contexto, HPE y Ericsson han decidido reforzar su alianza con la creación de un laboratorio conjunto de validación técnica, destinado a certificar soluciones 5G Core de nueva generación.
La iniciativa busca ofrecer a los proveedores de servicios de telecomunicaciones una alternativa certificada y escalable basada en infraestructura multivendor. El foco está puesto en una solución 5G Core dual-mode, capaz de gestionar tanto redes 5G SA como aquellas aún dependientes de núcleos 4G. El laboratorio estará operativo a finales de 2025, cerca de la sede de Ericsson en Estocolmo, y permitirá ensayos en condiciones reales a partir del primer semestre de 2026.
Según datos compartidos por ambas compañías, el entorno técnico combinará el 5G Core de Ericsson con servidores HPE ProLiant Gen12, redes gestionadas por Apstra Data Center Director, switches QFX Series de HPE Juniper Networking y Red Hat OpenShift como plataforma común para la gestión de funciones de red en contenedores. El objetivo: reducir la complejidad operativa sin renunciar a la flexibilidad que demandan los servicios 5G.
Una arquitectura pensada para el despliegue rápido y la escalabilidad
Aunque el término nativo en la nube se ha convertido en lugar común, la implementación real en el sector telco aún enfrenta limitaciones prácticas. Las funciones de red en contenedores, como AMF, UPF o SMF, requieren entornos optimizados para carga intensiva, alta disponibilidad y seguridad de extremo a extremo. En este sentido, los servidores ProLiant DL360 y DL380 Gen12 integran procesadores Intel Xeon 6 y tecnologías de protección desde el chip hasta la nube (chip-to-cloud) mediante HPE iLO 7, una capa crítica para operadores con alta exposición a amenazas persistentes.
Por su parte, la red se articula sobre la estructura de HPE Juniper Networking, donde la automatización basada en intención (intent-based automation) y las operaciones asistidas por inteligencia artificial (AIOps) buscan reducir los costes operativos y mejorar la eficiencia en entornos complejos. Todo ello orquestado sobre Red Hat OpenShift, que actúa como la plataforma de referencia para desplegar servicios de red con agilidad y consistencia desde el núcleo hasta el borde.
La inclusión de OpenShift no es menor. A diferencia de otras plataformas de orquestación, permite una gestión automatizada y coherente de las funciones de red, algo especialmente crítico en despliegues híbridos donde conviven funciones virtualizadas heredadas (VNF) con funciones en contenedor (CNF). En este escenario, la portabilidad y estandarización de OpenShift resultan clave para evitar dependencias tecnológicas rígidas.
Una validación crítica en un mercado de alta fragmentación
El laboratorio no solo funcionará como banco de pruebas técnico. También está diseñado como espacio de colaboración donde los propios clientes —operadores y proveedores de servicios— podrán realizar validaciones, aportar feedback y adaptar la solución a necesidades específicas. Esto cobra relevancia en un mercado donde la interoperabilidad entre fabricantes sigue siendo una barrera técnica y contractual.
Krishna Prasad Kalluri, responsable de soluciones core en Ericsson, destacó que la colaboración con HPE busca simplificar el camino hacia redes 5G nativas en la nube, superando los bloqueos tradicionales de las arquitecturas monolíticas. “El desarrollo conjunto con HPE refuerza nuestra apuesta por la apertura y la validación multivendor”, afirmó.
Fernando Castro Cristin, responsable global del negocio Telco en HPE, incidió en el carácter estratégico de la alianza: “Estamos desarrollando una oferta integrada que permite escalar bajo demanda, adaptarse a picos de tráfico y garantizar una gestión del ciclo de vida predecible. Todo ello, sin renunciar a la capacidad de innovación que exigen las tecnologías emergentes”.
Lo significativo es que, a diferencia de otros anuncios de colaboración entre tecnológicas y telcos, en este caso no se trata de una propuesta teórica ni de una demostración puntual. El laboratorio se presenta como una infraestructura permanente de validación, enfocada en crear una solución certificada que pueda escalarse en múltiples entornos reales.
Entre la flexibilidad operativa y la presión del mercado
El anuncio llega en un momento en que los operadores europeos, especialmente en España, Alemania y los países nórdicos, están comenzando a desmantelar parte de sus núcleos 4G para apostar por arquitecturas 5G SA. Sin embargo, los despliegues a gran escala siguen siendo lentos, en parte por la complejidad de gestionar entornos heterogéneos. Iniciativas como la de HPE y Ericsson apuntan precisamente a resolver ese cuello de botella.
Pese a ello, la consolidación de soluciones multivendor en el core de red no está exenta de desafíos. Las tensiones entre fabricantes por los estándares de interoperabilidad, las diferencias en la madurez de las plataformas y las inversiones necesarias para migrar a infraestructuras cloud-native son factores que aún frenan la adopción generalizada.
No obstante, la colaboración entre HPE y Ericsson representa un paso hacia un modelo más abierto y validado de despliegue, donde el foco no está solo en la innovación, sino en la certificación práctica, el soporte continuo y la capacidad de adaptación a distintos escenarios. Un enfoque que, si logra consolidarse, podría marcar una diferencia real en la próxima fase del 5G.
