La ciudad de Madrid se convierte en el primer municipio español en contar con una red táctica 5G SA operativa para emergencias. El despliegue, liderado por Orange en colaboración con el Ayuntamiento, introduce una infraestructura de comunicaciones críticas que combina conectividad 5G de última generación con respaldo satelital, diseñada para mantener operativos los servicios de emergencia incluso en escenarios de catástrofe.
La solución, basada en tecnología 5G Stand Alone (SA), permite establecer una red privada de alta disponibilidad, baja latencia y máxima seguridad. Su arquitectura incluye unidades móviles capaces de desplegar cobertura allí donde las estaciones base hayan sido destruidas o estén fuera de servicio. Según el comunicado de Orange, estas unidades se conectan vía satélite y operan también en bandas reservadas para emergencias, como la B68, lo que garantiza un canal exclusivo para cuerpos de seguridad en situaciones de congestión de red.

El proyecto ha sido financiado con fondos europeos Next Generation EU, canalizados a través del Ministerio de Transformación Digital y Función Pública. La licitación pública valoró la capacidad técnica de Orange, que ha contado con socios como Ericsson y Nemergent Solutions para integrar funcionalidades avanzadas como el slicing de red y la priorización del tráfico de emergencias.
Aunque el despliegue se ha realizado en Madrid, la tecnología está pensada para ser replicable en otras regiones, especialmente en zonas rurales o con baja densidad de población. En estos entornos, donde la cobertura tradicional es limitada, la capacidad de despliegue rápido y la conectividad satelital podrían marcar la diferencia en la respuesta ante incendios forestales, rescates o catástrofes naturales.
Los recientes incendios del verano, que afectaron a varias regiones españolas, pusieron en evidencia la fragilidad de las infraestructuras de telecomunicaciones convencionales. La pérdida de estaciones base comprometió la coordinación de los equipos de emergencia en más de una ocasión. En este contexto, la red táctica 5G ofrece una respuesta tecnológica que permite mantener las comunicaciones críticas incluso en condiciones extremas.
La red utiliza bandas de 700 MHz (n28) y 3,5 GHz (n78), y permite retransmisión de vídeo en tiempo real desde cascos o vehículos de intervención rápida. Esta capacidad no solo mejora la visibilidad del centro de mando sobre el terreno, sino que también facilita decisiones operativas más precisas. Además, se contempla el uso de drones en operaciones BVLOS (más allá del alcance visual), lo que amplía el alcance de vigilancia y evaluación en zonas de difícil acceso.
“Este proyecto marca un hito en la modernización de los servicios de emergencias en España”, afirmó Joaquín Colino, director general de B2B en MasOrange. La compañía, resultado de la fusión entre Orange y MásMóvil, aspira a consolidarse como proveedor estratégico de redes privadas para administraciones públicas. Con más de 39 millones de líneas móviles y de banda ancha, MasOrange lidera el mercado español en número de clientes.
La iniciativa también plantea implicaciones más amplias. Por un lado, refuerza el papel de las redes privadas 5G como herramienta de gestión pública en tiempo real. Por otro, introduce un modelo de colaboración público-privada que podría extenderse a otros ámbitos como la movilidad urbana, la protección civil o la gestión de grandes eventos.
Sin embargo, la adopción de estas tecnologías plantea desafíos regulatorios y operativos. La gestión de espectro reservado, la interoperabilidad con sistemas existentes y la formación de los equipos de emergencia en el uso de nuevas herramientas digitales son aspectos que requerirán seguimiento. Además, el coste de despliegue en zonas rurales, aunque mitigado por la portabilidad de las unidades móviles, sigue siendo una barrera para muchas administraciones locales.
Madrid, al menos por ahora, se adelanta a ese debate con una infraestructura ya operativa. La pregunta es si otras ciudades o comunidades autónomas seguirán el mismo camino, y con qué rapidez. La tecnología está lista. Lo que falta por ver es si el marco institucional y presupuestario acompañará esa transformación. – –
