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Desde Oporto, el Gaia-X Summit 2025 se presenta como el gran escaparate de cómo Europa quiere ordenar sus ecosistemas de datos y nube. Bajo el lema Digital Ecosystems in Action, la iniciativa busca pasar de las presentaciones conceptuales a reglas, catálogos y herramientas concretas que permitan a empresas y administraciones compartir datos con más confianza e interoperabilidad, sin perder de vista quién controla la información ni bajo qué condiciones se utiliza.
En un encuentro con los medios previo al inicio del Summit, en el que La Ecuación Digital estuvo presente como único medio español, el CEO de Gaia-X, Ulrich Ahle, recordó que ya hay más de 150 proyectos vinculados a Gaia-X en Europa, pero que solo unos pocos data spaces están hoy realmente operativos, generando ahorros, mejorando cadenas de suministro o ayudando, por ejemplo, a que el sector agrario tome decisiones basadas en datos.
El objetivo declarado de esta edición es justamente dar ese salto: menos pilotos que se quedan en demostración y más espacios de datos con adopción real y modelos de negocio sostenibles.
Ahle enlazó el encuentro de Oporto con la cumbre de soberanía digital celebrada días antes en Berlín, subrayando un mensaje que atraviesa toda la semana: no habrá IA confiable sin datos confiables. En su metáfora, el Trust Framework de Gaia-X aspira a ser para los data spaces lo que GSM fue para la telefonía móvil: un estándar que permite que los ecosistemas funcionen igual en Europa, Japón o Brasil, respetando las leyes locales pero sin romper la interoperabilidad global.

Trust Framework 3.0 “Danube”: gobernanza programable de los ecosistemas
El anuncio estrella del Summit es el Gaia-X Trust Framework 3.0, conocido como la Danube Release. Se trata de la tercera gran versión del marco de confianza que define cómo se identifican los participantes, cómo se certifican los servicios y cómo se automatiza el cumplimiento de reglas técnicas, legales y organizativas dentro de un ecosistema.
La novedad clave de Danube son sus mecanismos de extensibilidad:
- permiten que cada dominio (por ejemplo, nuclear, aeroespacial o ciudades inteligentes) añada sus propias reglas al framework común sin romper la compatibilidad técnica;
- y habilitan una expansión geográfica: un país o región puede incorporar sus requisitos regulatorios específicos dentro del mismo esquema de confianza.
Christoph Strnadl, CTO de Gaia-X, lo formuló con cierta contundencia: establecer confianza “ya no es un proceso manual” entre ecosistemas. Con Danube, las reglas de gobernanza y los marcos de cumplimiento se pueden programar y ejecutar de forma automática a través de los Digital Clearing Houses, entidades independientes que verifican si servicios y participantes cumplen los criterios definidos.
Roland Fadrany, COO, añadió una capa económica: automatizar el cumplimiento no solo busca seguridad jurídica, también reducir el coste de operar infraestructuras soberanas, que hoy se perciben como demasiado caras para que las pymes puedan seguir el ritmo de los grandes fabricantes. De ahí su idea de “democratizar la confianza”: que los altos estándares exigidos por los OEM se propaguen por la cadena de valor sin obligar a cada proveedor pequeño a reinventar mecanismos de compliance.
En paralelo, el equipo técnico subrayó que el framework se está actualizando para un entorno post-cuántico. Pierre Gronlier, Chief Innovation Officer, explicó que Gaia-X está pasando de esquemas FIPS 185 a recomendaciones más recientes (FIPS 204 y 205) para proteger especialmente los datos en reposo, donde más preocupa que los avances en computación cuántica rompan el cifrado actual.

Del catálogo a los niveles de etiqueta: 1.000 servicios soberanos a la vista
Otro anuncio relevante es la creación del primer “Catálogo de catálogos” de Gaia-X, desarrollado junto a la asociación de proveedores cloud CISPE. Ahle aclaró en la rueda de prensa que el objetivo inmediato no son 3.000, sino 1.000 servicios catalogados antes de final de año, y que la primera versión presentada en Oporto ya reúne 600 servicios de quince proveedores, seleccionables según su nivel de seguridad y soberanía.
El catálogo se articula alrededor del sistema de etiquetas Gaia-X (Label Levels), donde el Level 3 representa el máximo nivel de soberanía. Para alcanzar ese nivel, el proveedor debe tener su sede en Europa y no estar sujeto a legislaciones extracomunitarias como el US Cloud Act, incluso si sus centros de datos físicos están en territorio europeo.
La demostración de que el Level 3 no es teórico vino con un caso muy concreto: el proyecto Data for Nuclear X de EDF, que va a gestionar datos y relaciones con unos 2.500 socios implicados en la construcción y operación de seis nuevas centrales nucleares en Francia. EDF exige servicios certificados con la etiqueta de máximo nivel para ese data space, y el catálogo permite filtrar qué proveedores cumplen los requisitos.
Strnadl conectó este esquema con el Cloud Sovereignty Index publicado por la Comisión Europea: según su estimación, un servicio que cumpla los criterios del Label Level 2 o 3 podría cubrir automáticamente entre el 50 % y el 80 % de los objetivos de soberanía definidos por Bruselas. Eso convierte la etiqueta Gaia-X en una especie de “atajo normativo” para operadores cloud que necesiten demostrar dónde se sitúan en la escala de soberanía.
El matiz importante es que Gaia-X no plantea un “todo o nada”. Tanto Ahle como Strnadl insisten en que solo un 10 % del mercado requiere ese nivel máximo, mientras que el 90 % de los casos de uso puede seguir funcionando sobre los hyperscalers estadounidenses, siempre que los clientes sean conscientes de las implicaciones legales.

IA, interoperabilidad semántica y data spaces en sectores críticos
La agenda del Summit pone el foco en cómo la IA se cruza con los data spaces. Bajo el lema secundario AI Meets Trust, el programa incluye demostraciones de IA generativa aplicada a la interoperabilidad semántica: modelos que ayudan a reconciliar esquemas de datos distintos dentro de un mismo espacio de datos, reduciendo el trabajo manual de mapeo de ontologías.
Gaia-X destaca dos data spaces pioneros que están construyendo su futuro digital sobre el Trust Framework:
- Aeroespacial, donde Airbus y otros actores exploran cómo compartir datos de fabricación, mantenimiento y operaciones sin perder control sobre propiedad intelectual o seguridad.
- Nuclear, con el ya citado Data for Nuclear X de EDF, que combina requisitos de seguridad física y cibernética extremos con la necesidad de coordinar miles de socios industriales.
Más allá de estos casos, el Gaia-X Institute presenta un conjunto de herramientas open source para construir y escalar data spaces: conectores, mecanismos de identidad y acceso, catálogos, plantillas de contratos y componentes de auditoría. La idea que subrayó Catherine Jestin, presidenta del Board de Gaia-X y vicepresidenta ejecutiva de Airbus, es que los “ladrillos” tecnológicos ya están disponibles; ahora toca hacerlos rentables.
De la teoría al P&L: la economía de los data spaces
Uno de los puntos menos vistosos y más sensibles del summit tiene que ver con la viabilidad económica. Catherine Jestin lo resumió con cierta ironía: “los datos no viajan sobre arcoíris”, detrás hay infraestructuras, conectores, identidades digitales, catálogos y contratos que hay que desarrollar y mantener.

Gaia-X reconoce que muchos data spaces piloto han funcionado como proyectos financiados, pero que su sostenibilidad a largo plazo depende de que las organizaciones vean un retorno claro por pagar por servicios de confianza, interoperabilidad y gobernanza. Por eso, en el Economic Theatre, la Universidad Paris Dauphine y el Gaia-X Institute están sometiendo a examen los modelos de negocio de distintos proyectos, distinguiendo entre:
- orquestadores del espacio de datos, que asumen el coste de la infraestructura y la gobernanza;
- y participantes, que consumen y aportan datos en distintas condiciones.
Un aspecto interesante es la promesa de que la automatización de Danube puede abaratar drásticamente el coste de pasar de piloto a explotación, porque la comprobación de cumplimiento deja de depender de auditorías ad hoc y pasa a ser un proceso sistemático soportado por los clearing houses.
Soberanía digital sin autarquía: convivencia con hyperscalers y apertura global
Uno de los ejes del mensaje de Gaia-X es la coexistencia con los hyperscalers. La iniciativa parte de una premisa clara: proveedores como AWS, Microsoft o Google seguirán siendo centrales en la mayoría de los casos de uso y, de hecho, forman parte de la asociación y participan en sus grupos de trabajo.
Sin embargo, la estructura de gobernanza está diseñada para blindar el control europeo: el Board de Gaia-X solo puede incluir representantes de organizaciones con sede en Europa, y es ese órgano el que aprueba el Compliance Document que define el Trust Framework y los criterios de cada nivel de etiqueta. Ahí es donde se decide qué significa exactamente “soberano” para Gaia-X.
Catherine Jestin introdujo una perspectiva empresarial muy clara desde Airbus: la compañía sigue usando servicios de hyperscalers, pero no para las aplicaciones más críticas. Para esos casos, se apoya en proveedores que puedan obtener certificaciones soberanas validadas por autoridades europeas como ANSSI (Francia) o BSI (Alemania). Que el Cloud Act no se haya utilizado aún en un caso concreto, subrayó, no significa que no pueda activarse en el futuro.
En paralelo, el debate sobre la apertura hacia China dejó ver las tensiones entre competitividad y valores. Ahle explicó que los conceptos de data spaces y los building blocks desarrollados junto a organizaciones como la International Data Spaces Association o el Data Spaces Support Centre son open source, y que sería poco realista intentar impedir que terceros países los adopten. De hecho, la Administración Nacional de Datos de China ha anunciado su intención de crear 100 data spaces de confianza de aquí a 2028 en dominios como industria o ciudades, con fuerte énfasis en el intercambio transfronterizo.
La respuesta oficial de Gaia-X es que la soberanía, por definición, no consiste en excluir a otros, sino en disponer de opciones estratégicas: poder elegir proveedores, cambiar de ecosistema o limitar el alcance de la interoperabilidad cuando los riesgos no compensen los beneficios.
Internacionalización y hubs: de Portugal al resto del mundo
Más allá del núcleo europeo, en Oporto han estado presentes delegaciones de Japón, Corea, Canadá y Brasil, interesadas en llevar el Trust Framework de Gaia-X a sus propios ecosistemas de datos, adaptándolo a sus marcos legales nacionales sin perder interoperabilidad técnica.
Los Gaia-X Hubs nacionales —entre ellos el español, liderado por el Instituto Tecnológico de Informática (ITI)— se presentan como los motores de adopción regional. Su tarea es aterrizar el framework en proyectos concretos, desde data spaces turísticos hasta iniciativas en industria 4.0 o salud.
El Portuguese Projects Spotlight sirve también para mostrar que la soberanía digital no es solo un debate sobre infraestructuras cloud, sino sobre ecosistemas de datos urbanos, energéticos y logísticos que se están construyendo ya en ciudades como Oporto o Lisboa.
Qué cambia para las empresas y data spaces en España
Aunque Gaia-X pueda seguir pareciendo un debate muy de despacho europeo, las decisiones anunciadas en Oporto tienen consecuencias directas para cualquier empresa tecnológica o industrial española que quiera jugar en la economía del dato europea:
- Claridad sobre la escala de soberanía
Las etiquetas de Gaia-X y su alineamiento con el Cloud Sovereignty Index de la UE ofrecen una referencia práctica para elegir proveedores cloud o servicios de datos según el nivel de riesgo y sensibilidad de la información. Para sectores como defensa, energía, sanidad o infraestructuras críticas, esto puede cristalizar en pliegos de contratación que exijan explícitamente Label Level 2 o 3. - Menor coste de entrada para pymes en data spaces
La automatización del cumplimiento y la aparición de catálogos de servicios listos para usar reducen parte de la inversión inicial que hoy frena a muchas pymes españolas a la hora de integrarse en data spaces europeos. Si la “democratización de la confianza” funciona, un proveedor mediano podrá conectar sus sistemas a un espacio de datos sin tener que construir su propio aparato de gobernanza. - Competencia, pero también oportunidades, para los hyperscalers
La coexistencia planteada por Gaia-X no elimina el papel de los gigantes estadounidenses, pero sí abre espacio para una generación de proveedores cloud europeos capaces de ofrecer servicios certificados a nivel 3. Para el ecosistema español, donde ya hay actores especializados en hosting, edge y servicios gestionados, esto puede convertirse en un nicho de alto valor si se acompaña de inversión y alianzas. - Alineamiento con el nuevo rulebook digital de la UE
El lenguaje del summit —datos soberanos, IA confiable, automatización del cumplimiento— encaja con la agenda de la Comisión (Digital Omnibus, Data Act, Data Union Strategy). La lectura que hacen Ahle y Jestin es que Gaia-X puede ser una “capa de ejecución” para esas leyes: el lugar donde se traducen en catálogos, etiquetas y reglas programables que las empresas puedan aplicar sin perderse en la selva normativa. - España, bien posicionada si consolida su hub
La presencia del Gaia-X Spain Hub en el Board y en Oporto, junto a entidades como TECNALIA o ITI, confirma que España no llega tarde a la definición de estándares. La cuestión será cuántos proyectos industriales y de servicios españoles aprovechan estos marcos para construir data spaces propios en turismo, agroalimentación, energía o movilidad.
Una infraestructura de confianza en medio del giro regulatorio europeo
El Gaia-X Summit 2025 llega en un momento en que la UE reabre sus grandes piezas normativas digitales —AI Act, GDPR, Data Act— para hacerlas, en teoría, más competitivas y manejables. Frente a la abstracción jurídica del Digital Omnibus, Oporto muestra la parte inversa del tablero: cómo se implementa, en la práctica, una economía del dato soberana y abierta.
Danube, el catálogo de servicios, los data spaces sectoriales y la discusión franca sobre hyperscalers, China y el coste de la soberanía son los ingredientes de esta nueva fase. Falta por ver si, cuando vuelva el Summit de 2026, hablamos de decenas de data spaces operativos y modelos de negocio sólidos o seguimos atrapados entre pilotos brillantes y PowerPoints impecables.
Lo que sí parece claro es que quien quiera jugar en serio en la Europa de los datos tendrá que entender qué etiqueta lleva su nube, cómo se calcula su “índice de soberanía” y en qué lado del Trust Framework de Gaia-X se coloca.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
