Qlik ha confirmado una inversión de 1.500 millones de dólares en Europa hasta 2030, con el objetivo de acelerar el despliegue de soluciones de inteligencia artificial bajo estándares de soberanía digital.
El anuncio coincide con su participación como socio estratégico en la futura Nube Soberana Europea de AWS, una infraestructura independiente que comenzará a operar a finales de 2025 desde Brandeburgo, Alemania.
La iniciativa busca responder a las exigencias regulatorias de la Unión Europea en materia de protección de datos, autonomía operativa y resiliencia digital. Según ha detallado AWS, esta nueva región cloud estará completamente ubicada y gestionada dentro del territorio europeo. Las operaciones diarias, incluidos el soporte técnico y el acceso a los centros de datos, serán realizadas exclusivamente por personal residente en la UE. La compañía asegura que los datos de los clientes no serán accesibles ni utilizados por AWS sin consentimiento explícito.
Qlik, por su parte, integrará su plataforma de analítica, integración de datos e inteligencia artificial en esta nueva infraestructura, manteniendo el control de acceso y cifrado en manos del cliente. “Lanzar nuestro portfolio de IA, datos y analítica en la Nube Soberana de AWS es un claro paso para todas aquellas organizaciones europeas que quieren resultados en torno a la inteligencia artificial sin renunciar al control de sus datos”, afirmó Mike Capone, CEO de Qlik. La compañía también ha anunciado que su despliegue en esta región incluirá cumplimiento con normativas como BSI C5 en Alemania y HDS en Francia.
El concepto de nube soberana ha ganado peso en Europa tras años de debate sobre la dependencia tecnológica respecto a proveedores estadounidenses. Aunque AWS, Microsoft y Google siguen liderando el mercado, la presión regulatoria y las demandas de sectores sensibles —como el financiero, sanitario o gubernamental— han forzado a los grandes actores a adaptar sus modelos. En este caso, AWS plantea una separación operativa y jurídica respecto a sus regiones tradicionales, algo que, en teoría, podría facilitar el cumplimiento con normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) o la futura Ley de Ciberresiliencia.
El movimiento de Qlik se enmarca en una estrategia más amplia de refuerzo de su presencia en Europa. Además de su participación en la Nube Soberana de AWS, la compañía ha desplegado una nueva región cloud en Francia, diseñada para cumplir con los requisitos de permanencia de datos exigidos por el Gobierno francés. También está en proceso de obtener certificaciones como NIS 2, ACN en Italia, ISO/IEC 42001 y la ISO 9001, previstas para 2026.
La combinación de capacidades analíticas avanzadas con una infraestructura soberana plantea una propuesta atractiva para empresas europeas que buscan explotar el potencial de la IA sin comprometer el cumplimiento normativo. Sin embargo, el reto no es menor. La fragmentación regulatoria entre Estados miembros, junto con la complejidad técnica de los entornos multicloud, obliga a proveedores como Qlik a mantener una arquitectura flexible y altamente certificada.
Desde el punto de vista operativo, la integración de Qlik Cloud en la nueva región de AWS permitirá a los clientes gestionar sus claves de cifrado y políticas de acceso conforme a sus propias normativas internas. Esta capacidad de control granular es uno de los elementos más demandados por las industrias reguladas, especialmente en sectores donde la trazabilidad y la confidencialidad son críticas.
El despliegue completo de Qlik Cloud en la Nube Soberana Europea está previsto para 2026. Mientras tanto, la compañía continúa ampliando su red de regiones cloud y fortaleciendo su oferta de cumplimiento normativo. Para los clientes europeos, el movimiento ofrece una alternativa intermedia entre la nube pública global y las infraestructuras locales, con la promesa de mantener el control sin renunciar a la escalabilidad.
El caso de Qlik y AWS ilustra una tendencia más amplia: la convergencia entre soberanía digital e inteligencia artificial. Aunque el equilibrio entre innovación y regulación sigue siendo delicado, los grandes proveedores están comenzando a adaptar sus modelos a las exigencias europeas. La cuestión es si esta adaptación será suficiente para responder a las expectativas políticas, empresariales y sociales que rodean al uso de la IA en el continente.
