OpenAI ha introducido los chats de grupo en ChatGPT, una función que permite que varias personas y el modelo participen en una misma conversación. La novedad se está desplegando de forma limitada en Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Taiwán para usuarios de los planes Free, Go, Plus y Pro, lo que convierte esta fase en un ensayo controlado sobre cómo integrar dinámicas sociales dentro del asistente. Aunque se describe como un lanzamiento acotado, apunta a un uso más transversal del servicio en tareas que requieren interacción simultánea.
Según la información facilitada por la compañía, estos chats funcionan como espacios paralelos a las conversaciones individuales. Esa separación evita que la memoria personal del usuario influya en conversaciones colectivas y, a la vez, impide que el sistema genere nuevas memorias a partir de ellas. El planteamiento sugiere un esfuerzo por mantener fronteras claras entre contextos, algo que suele ser crítico cuando se mezclan entornos personales y colaborativos.
Casos de uso que van de lo cotidiano a lo operativo
La función está pensada para actividades muy distintas. En los ejemplos propuestos por la empresa aparecen desde viajes improvisados hasta decisiones domésticas sobre decoración, pasando por tareas más estructuradas como la redacción de documentos o la organización de información recopilada por varias personas. Lo relevante es que el modelo no solo responde, sino que se ajusta al flujo del grupo: interviene cuando detecta que es útil y se mantiene en silencio en otros momentos.
Esa capacidad añade un componente curioso en comparación con asistentes tradicionales. En realidad, se parece más a un participante flexible que a un chatbot que interviene bajo demanda. El sistema también puede reaccionar con emojis o incorporar las fotos de perfil en la creación de imágenes, lo que introduce una capa social que antes no existía en ChatGPT.
En el plano laboral, la herramienta abre un espacio híbrido entre mensajería y asistencia algorítmica. Esto podría resultar útil para equipos distribuidos o tareas de investigación conjunta, aunque todavía falta observar si esa mezcla de roles encaja de forma natural en flujos de trabajo más formales. La compañía menciona la posibilidad de compartir artículos, notas y preguntas para que el modelo pueda resumirlas o reorganizarlas.
Funcionamiento técnico y límites
Para iniciar un chat de grupo, los usuarios deben tocar el icono de personas en la esquina superior derecha de un chat nuevo o ya existente. Cuando alguien añade participantes a una conversación individual, el sistema genera una copia como un nuevo chat compartido, preservando la conversación original. Es un detalle operativo menor, aunque evita solapamientos indeseados.
Cada grupo admite hasta veinte personas, y cualquier miembro puede compartir el enlace de invitación. Antes de unirse por primera vez, el usuario debe configurar un perfil básico con nombre y foto para que el resto de participantes puedan identificarlo. Los chats de grupo se ubican en una sección diferenciada de la barra lateral, lo que ayuda a distinguirlos de los chats personales.
Las respuestas del asistente utilizan GPT-5.1 Auto, que selecciona el modelo disponible más adecuado según el plan del usuario al que conteste. Los límites de uso se aplican únicamente a las respuestas del modelo, no a los mensajes intercambiados entre personas. Se mantienen activas funciones como búsqueda, carga de archivos, imágenes y dictado.
Control, privacidad y límites para menores
El diseño incorpora controles específicos. Los usuarios deben aceptar una invitación para entrar en un grupo y pueden abandonarlo en cualquier momento. Cualquiera puede eliminar participantes salvo al creador, que solo puede salir por iniciativa propia. Además, la compañía ha añadido una capa adicional para menores de 18 años: si una persona menor participa, el sistema reduce automáticamente la exposición a contenido sensible para todos los miembros. Los padres pueden desactivar la función mediante los controles parentales.
Aunque la empresa indica que estudia permitir un control más granular sobre la memoria en estos espacios, por ahora la separación entre chats privados y colectivos se mantiene rígida. Es una medida que, aunque limita algunas funcionalidades, también evita que un participante aporte sin querer información almacenada en su memoria personal.
Una función experimental con implicaciones más amplias
La introducción de chats compartidos plantea interrogantes sobre la evolución del asistente hacia plataformas de interacción social más complejas. Lo curioso es que no se trata solo de añadir más usuarios, sino de colocar al modelo en medio de dinámicas grupales donde intervienen prioridades distintas, ritmos desiguales y decisiones distribuidas.
Para empresas tecnológicas españolas, esta fase experimental ofrece pistas sobre cómo pueden evolucionar las herramientas colaborativas basadas en IA. La combinación de mensajería, asistencia contextual y funciones creativas podría integrarse en entornos corporativos, aunque la expansión geográfica y la madurez del producto determinarán su adopción real.
A medida que avance la prueba, OpenAI afirma que ajustará la función en función de los comentarios recibidos. No está claro cuándo llegará a otros países o si mantendrá la misma estructura. Lo que sí parece probable es que este movimiento refuerce la transición de ChatGPT desde un asistente individual hacia un entorno compartido donde la interacción humana y algorítmica conviven en el mismo espacio operativo.
