En un momento en que la inteligencia artificial redefine el equilibrio tecnológico global, España comienza a posicionarse como un actor relevante en el desarrollo de sistemas agénticos. La empresa TuringDream, con sede en Madrid, ha presentado una plataforma basada en enjambres de agentes autónomos que promete transformar la forma en que se diseñan y despliegan soluciones de IA en sectores estratégicos.
La propuesta de TuringDream se aleja de los modelos monolíticos y de los copilotos tradicionales. En su lugar, apuesta por una arquitectura MABA (Multi Agent Based Applications), donde múltiples agentes especializados colaboran entre sí para ejecutar tareas complejas. Esta estructura permite una mayor adaptabilidad, explicabilidad y control, elementos que, hasta ahora, han sido difíciles de conciliar en los sistemas de IA convencionales.
Según datos de Eurostat de 2024, el 13,5 % de las empresas de la Unión Europea ya utilizan tecnologías de inteligencia artificial. En paralelo, McKinsey estima que el deep tech representa el 44 % de la inversión tecnológica europea. En ese contexto, el enfoque de TuringDream no sólo responde a una necesidad técnica, sino también a una oportunidad estratégica: construir capacidades propias en un terreno dominado hasta ahora por Estados Unidos y Asia.
La plataforma desarrollada por la compañía permite reducir hasta en un 80 % los tiempos de respuesta en procesos automatizados y acelerar en la misma proporción el lanzamiento de nuevas soluciones de IA. Estas cifras, aunque ambiciosas, se sustentan en pruebas realizadas en sectores como salud, educación, banca y seguros, donde la personalización y la capacidad de adaptación en tiempo real resultan críticas.
Una de las piezas clave del sistema es el Agent Generation Model (AGM), actualmente con patente provisional en Estados Unidos. Este modelo permite que los agentes evolucionen de forma continua a medida que aumenta el número de usuarios. Cuantos más datos y escenarios gestionan, mayor es su capacidad de aprendizaje y optimización. En pruebas internas, se han registrado mejoras de rendimiento de hasta un 80 % en tareas específicas, lo que sugiere un potencial de escalabilidad poco habitual en arquitecturas distribuidas.
Juan Morán, cofundador y CEO de TuringDream, subraya el cambio de paradigma: “Durante años se ha asumido que la inteligencia artificial avanzada sólo podía desarrollarse en Silicon Valley o en Asia, pero eso ya no es cierto”. Para Morán, la próxima década estará definida por la IA, y Europa no puede permitirse quedar al margen. La compañía busca demostrar que desde España es posible competir en la frontera tecnológica.
La arquitectura MABA permite, además, que los agentes sean diseñados sin necesidad de contar con ingenieros especializados en IA. Esto abre la puerta a una adopción más amplia, especialmente en empresas medianas o instituciones públicas que no disponen de grandes equipos técnicos. En lugar de depender de un único modelo centralizado, el sistema se construye a partir de unidades pequeñas, especializadas y gobernadas de forma centralizada, lo que facilita su adaptación a distintos entornos organizativos.
Manuel Tarrasa, CIO y CTO de la compañía, explica que el objetivo es construir una infraestructura capaz de operar a gran escala, con miles de agentes colaborando y optimizándose de forma continua. “Estamos diseñando una arquitectura que pueda convertirse en un estándar europeo para sistemas autónomos”, señala. La ambición no es menor: competir con las tecnologías más avanzadas del mundo desde una base europea.
Este tipo de enfoque no es nuevo en términos conceptuales. La inteligencia artificial distribuida y los sistemas multiagente han sido objeto de investigación desde hace décadas. Sin embargo, su aplicación práctica a gran escala ha estado limitada por la complejidad técnica y la falta de herramientas accesibles. Lo que cambia ahora es la madurez del ecosistema tecnológico y la urgencia de contar con alternativas propias frente a los grandes modelos fundacionales desarrollados por gigantes como OpenAI, Google DeepMind o Baidu.
Aunque aún es pronto para medir el impacto real de esta tecnología en el mercado, la propuesta de TuringDream se alinea con una tendencia creciente en Europa: construir capacidades tecnológicas soberanas que reduzcan la dependencia de infraestructuras externas. La Comisión Europea ha señalado en varias ocasiones la necesidad de fomentar un ecosistema de IA ético, explicable y controlable, especialmente en aplicaciones críticas.
En contraste con los modelos fundacionales, que requieren enormes cantidades de datos y potencia computacional, los sistemas agénticos permiten una aproximación más modular y escalable. Esto podría facilitar su adopción en sectores regulados o en contextos donde la privacidad y la trazabilidad son esenciales.
La clave estará en su capacidad para integrarse en entornos reales, demostrar resultados sostenibles y escalar sin perder control ni eficiencia. Si lo consigue, España podría situarse en una posición inesperada dentro del mapa global de la inteligencia artificial avanzada. No como consumidor de tecnología, sino como desarrollador de arquitecturas propias con proyección internacional.
