La adopción de la IA en las empresas está viviendo un punto de inflexión: casi el 60% de las organizaciones prevé contar con inteligencia artificial como parte activa de sus equipos o supervisora de otros sistemas de IA en los próximos doce meses.
Esta previsión, recogida en el último informe del Instituto de Investigación de Capgemini, revela una aceleración que supera la capacidad de adaptación organizativa y plantea desafíos críticos en términos de estructura, costes y gobernanza.
La IA se consolida como actor empresarial clave
El informe Aprovechar el valor de la IA: Impulsar la ventaja escalable pone de manifiesto que la adopción de la IA en las empresas ha crecido cinco veces en solo dos años. Si en 2023 apenas un 6% de las organizaciones implementaban la IA Generativa (Gen AI) de forma parcial o total, en 2025 esa cifra alcanza ya el 30%. Además, el 93% de las compañías asegura estar explorando activamente sus capacidades.
Este crecimiento masivo refleja un interés transversal en múltiples sectores: telecomunicaciones, productos de consumo, aeroespacial y defensa lideran la implementación de la Gen AI. A nivel funcional, destacan las aplicaciones en operaciones con clientes, marketing, gestión de riesgos y departamentos de TI, donde las herramientas de IA se integran para automatizar procesos y generar valor.
El reto de adaptar la estructura organizativa
La velocidad de adopción contrasta con la preparación interna. Aunque casi 6 de cada 10 organizaciones proyectan integrar la IA como miembro activo del equipo, o incluso como supervisora de otras IA, en el próximo año, dos tercios reconocen que no están listas para una colaboración fluida entre humanos y máquinas. Este desfase obliga a repensar la estructura organizativa: la mayoría anticipa una reestructuración de equipos y un rediseño de los modelos operativos.
Franck Greverie, directivo del grupo Capgemini, destaca que el éxito en esta transformación no depende solo de la tecnología: “Las empresas deben establecer una base de datos sólida, en un entorno seguro, conforme a la normativa y que garantice la privacidad. Solo así se puede lograr una verdadera sinergia entre humanos e inteligencia artificial”.
Inversión creciente, ROI aún por consolidar
El apetito inversor en Gen AI continúa creciendo. En el último año, el 88% de las organizaciones ha aumentado su presupuesto destinado a esta tecnología, con un incremento medio del 9%. Actualmente, un 12% del presupuesto total de TI se dedica a Gen AI, y un 61% de las empresas planea seguir elevando esta partida en 2026.
Pese a esta confianza, no todo son cifras positivas. Más de la mitad de las empresas ha experimentado “sorpresas en la factura” por el coste del consumo en la nube, fruto de una escalabilidad mal planificada. Este fenómeno ha llevado a muchas organizaciones a explorar modelos de lenguaje pequeños (SLM), más rentables y eficientes en entornos específicos.
Los agentes de IA ganan protagonismo
Otro hallazgo relevante del informe es la consolidación de los agentes de IA como herramientas de automatización avanzada. Nueve de cada diez ejecutivos en áreas como marketing, ventas o I+D prevén que estos agentes asuman al menos un proceso clave en los próximos 3 a 5 años.
Estos sistemas no solo están ganando autonomía, sino que evolucionan hacia configuraciones más complejas: los sistemas multiagente. Actualmente, el 45% de las organizaciones que utilizan agentes de IA ya están explorando este modelo, que permite coordinar múltiples agentes especializados y conectados entre sí. El 38% cree que estos agentes serán autodidactas, con mínima supervisión humana, en un horizonte de tres a cinco años.
Gobernanza: una asignatura pendiente
El entusiasmo por la IA contrasta con la falta de gobernanza efectiva. Aunque el 71% de las organizaciones reconoce no confiar plenamente en agentes autónomos para usos empresariales, menos de la mitad (46%) ha establecido políticas formales de control. Y entre quienes las tienen, son pocas las que las aplican sistemáticamente.
Este vacío en la gobernanza plantea riesgos reputacionales, legales y operativos, especialmente en un entorno regulado como el europeo. La futura aplicación de la Ley de Inteligencia Artificial de la UE exigirá un marco robusto de cumplimiento, algo que muchas empresas aún no han abordado con la urgencia requerida.
Implicaciones para el ecosistema empresarial español
Para las empresas en España, esta tendencia representa tanto una oportunidad como un desafío. El tejido empresarial, caracterizado por una mayoría de pymes y un creciente interés por la transformación digital, necesita acelerar la capacitación interna y la inversión en infraestructuras seguras y escalables.
Además, la presión por adaptar las estructuras organizativas y los modelos operativos puede implicar cambios profundos en la gestión del talento, la cultura corporativa y la toma de decisiones. La adopción de la IA en las empresas no será un simple complemento tecnológico: redefine el papel del trabajo humano, las dinámicas jerárquicas y la propuesta de valor en el mercado.
