El mantenimiento inteligente se ha convertido en una estrategia esencial para anticipar fallos en infraestructuras críticas y minimizar riesgos asociados al calor extremo y la sequía. En lo que va de verano, España ha registrado cifras históricas en superficie afectada por incendios y en mortalidad vinculada a las altas temperaturas, lo que plantea la necesidad de adoptar soluciones basadas en datos que permitan intervenir antes de que se produzcan siniestros graves.
Cifras de incendios y mortalidad por calor
Entre enero y principios de agosto de 2025, el sistema europeo de información sobre incendios forestales (EFFIS) ha registrado más de 231 500 hectáreas quemadas en Europa, de las cuales más de 25 000 se ubican en territorio español. Este volumen supera en un 119 % la media observada entre 2006 y 2023, lo que indica una temporada especialmente agresiva y temprana según la Comisión Europea. Además, la combinación de olas de calor y sequía prolongada ha tenido un coste humano elevado: entre el 16 de mayo y el 13 de julio, el Ministerio de Sanidad y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) han atribuido 1 180 muertes a patologías relacionadas con las temperaturas extremas, en contraste con ninguna alerta roja en el mismo periodo de 2024.
Principios del mantenimiento inteligente
Frente a este escenario, especialistas en gestión de activos defienden que la supervisión tradicional, basada en intervenciones reactivas, no resulta suficiente. El mantenimiento inteligente incorpora sensores de Internet de las Cosas (IoT) e inteligencia artificial para monitorizar de forma continua el estado de equipos como sistemas de climatización, generadores eléctricos y compuertas contra incendios forestales. Estos dispositivos recopilan datos en tiempo real sobre variables clave —temperatura, vibración, consumo energético— y aplican algoritmos que detectan anomalías antes de que se conviertan en fallos críticos.
Según el equipo técnico de Fracttal, empresa proveedora de estas plataformas de gestión, “el mantenimiento reactivo ya no es suficiente. En un entorno donde el calor y la sequía aceleran el desgaste de instalaciones eléctricas, climatización o infraestructuras forestales, necesitamos tecnologías que nos permitan prevenir antes que lamentar”.
Ventajas operativas y económicas
Los sistemas predictivos reportan beneficios medibles en distintos ámbitos:
- Reducción de tiempos de intervención: al identificar patrones de fallo antes de que se produzcan, se acortan los plazos de reparación hasta en un 85 %, según datos recopilados por Fracttal en clientes del sector energético.
- Optimización de costes: la automatización de órdenes de trabajo y la gestión digitalizada de historiales de mantenimiento pueden conllevar ahorros de hasta 100 000 dólares al año en una instalación tipo, al eliminar procesos manuales y minimizar consumos innecesarios.
- Mejora de la disponibilidad: un estudio elaborado por Deloitte, citado por la misma compañía, indica que implantar estrategias basadas en condición puede incrementar el tiempo operativo de los activos en un 25 % y reducir los costes de mantenimiento en un 35 %.
Estos resultados se traducen en una mayor continuidad de la actividad, menor riesgo de interrupciones y una respuesta más ágil ante picos de demanda o situaciones extremas.
Implicaciones para sectores clave
Diversos sectores presentan vulnerabilidades específicas que hacen recomendable el uso de mantenimiento inteligente:
- Energía: los centros de transformación —puntos críticos en la red eléctrica— pueden disipar mal el calor si no se detectan a tiempo sobrecargas o fallos en ventiladores, lo que aumenta el riesgo de incendios.
- Salud: en hospitales y centros de atención, el fallo de un sistema de climatización puede comprometer equipos de refrigeración de fármacos o generar entornos de trabajo insalubres para pacientes y profesionales.
- Transporte: en infraestructuras ferroviarias y aeroportuarias, la integridad de semáforos eléctricos, convertidores y equipos de señalización resulta esencial para evitar accidentes y demoras críticas.
- Industria pesada: fábricas con procesos continuos necesitan asegurar la operatividad de hornos, compresores y maquinaria de control térmico; un incidente puede paralizar líneas de producción completas.
- Administraciones locales: la gestión de cortafuegos y sistemas de riego en espacios forestales dependientes de ayuntamientos y diputaciones exige un seguimiento exhaustivo de bombas, válvulas y sensores de humedad.
Cada uno de estos ámbitos puede beneficiarse de la adopción de plataformas capaces de priorizar tareas según el nivel de riesgo y de generar planes de mantenimiento personalizados.
Horizontes del mantenimiento predictivo
El avance de las tecnologías de análisis de datos y el despliegue de redes 5G facilitarán la transmisión de información desde puntos remotos y mejorarán la sincronización entre sensores y centros de control. A corto plazo, se espera que la incorporación de modelos de aprendizaje automático más sofisticados permita no solo detectar fallos inminentes, sino recomendar acciones correctivas automáticas, reduciendo la intervención humana al mínimo imprescindible.
Además, la integración con sistemas de información geográfica (SIG) podrá cruzar parámetros ambientales —temperatura, humedad del suelo, velocidad del viento— con el estado de activos físicos, contribuyendo a una visión holística de la vulnerabilidad ante incendios.
Para las administraciones y empresas, la clave estará en diseñar estrategias que incorporen mantenimiento inteligente de manera transversal, formando a los equipos técnicos y estableciendo protocolos de actuación clara. La inversión inicial en sensores y plataformas de análisis puede amortizarse rápidamente gracias a la reducción de siniestros, la prolongación de la vida útil de los equipos y la salvaguarda de vidas humanas.
Retos e interrogantes
Aunque los beneficios son evidentes, persisten desafíos relacionados con la estandarización de protocolos IoT, la interoperabilidad entre sistemas de distintos proveedores y la protección de datos en entornos críticos. También resulta necesario desarrollar marcos normativos que garanticen la fiabilidad de las alertas y definan responsabilidades en caso de fallos en la cadena de datos.
La colaboración público-privada se presenta como un elemento esencial para impulsar proyectos piloto, establecer pruebas de concepto y extender las mejores prácticas a todo el territorio, especialmente a zonas rurales o forestales con menos cobertura de telecomunicaciones.
Tendencias futuras del seguimiento de activos
El paisaje tecnológico evoluciona hacia modelos de mantenimiento que combinarán realidad aumentada para la formación de operarios, gemelos digitales para simular escenarios de averías y blockchain para asegurar la trazabilidad de intervenciones. Estos desarrollos abrirán nuevas posibilidades, pero requerirán un enfoque riguroso en materia de formación y gobernanza.
