La adopción de inteligencia artificial (IA) en las empresas españolas avanza a ritmo sostenido, aunque con notables asimetrías entre sectores y tamaños. Según un estudio elaborado por Zoho en colaboración con Arion Research, el 84% de las compañías en España ya ha incorporado esta tecnología en su flujo de trabajo diario. Sin embargo, solo el 27% afirma haberla integrado de forma avanzada o en la mayoría de sus procesos.
El informe, basado en entrevistas a 349 directivos de empresas de distintos sectores, revela una tensión creciente entre el entusiasmo por la eficiencia operativa que promete la IA y la preocupación por los riesgos que plantea en términos de privacidad y seguridad de los datos.
De hecho, seis de cada diez empresas (61%) han reforzado sus medidas de protección de datos desde que comenzaron a utilizar esta tecnología. No obstante, apenas un 20% destina parte de su presupuesto de TI específicamente a la privacidad, lo que sugiere una inversión aún reactiva y fragmentada.
IA en las operaciones: automatización sí, disrupción no
Aunque la mayoría de las empresas ha incorporado la IA de alguna forma, su uso sigue centrado en áreas funcionales tradicionales. El 45% la emplea para automatizar procesos y mejorar la eficiencia, el 38% en el desarrollo de software y el 37% en atención al cliente. La creación de nuevos modelos de negocio o productos basados en IA, en cambio, sigue siendo minoritaria.
Este patrón refleja una estrategia conservadora: las empresas priorizan la optimización de lo existente antes que explorar aplicaciones disruptivas. En parte, esto puede explicarse por la falta de preparación técnica (mencionada por el 33% de los encuestados) y por la complejidad regulatoria, que un 25% identifica como barrera para una adopción más ambiciosa.
Privacidad: preocupación creciente, estrategia débil
La percepción del riesgo asociado a la IA es generalizada. Un 32% de los directivos señala la privacidad y la seguridad como principales obstáculos para su implementación. Sin embargo, la respuesta organizativa no parece estar a la altura del desafío. Solo un 14% de las empresas cuenta con un plan de contingencia en caso de fallos o errores en los sistemas de IA. El 86% restante opera sin una estrategia definida ante posibles incidentes.
En cuanto a las medidas concretas adoptadas, el 36% opta por obtener el consentimiento explícito de los usuarios, mientras que otro 36% recurre a la anonimización de los datos. Pero estas acciones, aunque relevantes, no configuran una política integral. La ausencia de comités éticos en el 77% de las empresas encuestadas refuerza esta impresión: la gestión del riesgo técnico prevalece sobre las consideraciones éticas o sociales del uso de la IA.
Auditorías y supervisión: mecanismos en construcción
Ante la falta de planes formales, algunas compañías han comenzado a establecer mecanismos de control. Un 34% realiza auditorías internas periódicas sobre el uso de IA, y un 33% recurre a auditorías externas. Son cifras que indican un incipiente esfuerzo por institucionalizar la supervisión, aunque todavía lejos de ser una práctica generalizada.
En caso de detectar errores en los sistemas de IA, las respuestas previstas por las empresas varían: un 37% incrementaría la supervisión humana, un 22% reduciría su uso y solo un 27% abandonaría la tecnología. Estas cifras sugieren que, pese a los riesgos, la mayoría de las organizaciones no contempla renunciar a la IA, sino adaptarse a sus fallos.
La brecha entre adopción y madurez digital
Sridhar Iyengar, director general de Zoho en Europa, apunta a una desconexión entre la velocidad de adopción y la preparación real de las empresas. “La adopción, la formación, las capacidades, los riesgos y la madurez digital están estrechamente relacionados. La IA no es una aplicación aislada, sino una estrategia integral que requiere una base digital sólida”, señala.
En este sentido, el estudio deja entrever una paradoja: las empresas españolas están incorporando IA a gran escala, pero sin una infraestructura organizativa que garantice su uso seguro y ético. La falta de inversión específica en privacidad, la escasa presencia de comités éticos y la ausencia de planes de contingencia son síntomas de una madurez digital aún en construcción.
Un reto transversal para el tejido empresarial
La metodología del estudio incluyó entrevistas a directivos de empresas pequeñas y medianas (22%) y grandes corporaciones (40%) de sectores como tecnología, retail, servicios profesionales o manufactura. Esta diversidad permite observar que los desafíos no son exclusivos de un tipo de empresa, sino que afectan transversalmente al tejido empresarial español.
La preocupación por la privacidad, la falta de preparación técnica y la complejidad normativa aparecen como obstáculos comunes. Aunque algunas compañías han sufrido ya incidentes de seguridad (el 15% lo reconoce), la mayoría sigue sin contar con mecanismos sólidos para prevenir o responder a estos riesgos.
Perspectiva: hacia una gobernanza de la IA más robusta
El estudio de Zoho no solo ofrece una radiografía del estado actual de la IA en las empresas españolas, sino que también apunta a una necesidad urgente: construir una gobernanza tecnológica más robusta. Esto implica no solo reforzar las medidas de protección de datos, sino también integrar la ética, la transparencia y la rendición de cuentas en la estrategia digital.
En un entorno regulatorio europeo cada vez más exigente, con iniciativas como la AI Act en marcha, las empresas que no avancen en esta dirección podrían enfrentarse no solo a riesgos operativos, sino también legales y reputacionales. La adopción de la IA ya no es una cuestión de oportunidad tecnológica, sino de responsabilidad empresarial. – –
