La automatización inteligente, la inteligencia artificial y la seguridad OT están configurando un nuevo marco de competitividad industrial. Así lo plantea Babel, consultora tecnológica española, que ha trazado una hoja de ruta sobre las tecnologías que marcarán el rendimiento del sector en los próximos cinco años. Su diagnóstico parte de una premisa: la eficiencia no vendrá de producir más, sino de automatizar mejor.
Según Isabel García, directora de industria, retail y servicios de Babel, la automatización ya no se limita al entorno de fábrica. La integración de IA y microautomatizaciones en cada fase del proceso productivo permite tomar decisiones más rápidas y precisas, con un impacto acumulativo que transforma la productividad estructural. “La suma de pequeñas eficiencias genera un cambio profundo”, afirma.
Este modelo se apoya en arquitecturas híbridas basadas en edge computing, que permiten procesar datos en el origen sin comprometer la seguridad. La capacidad de respuesta en tiempo real, junto con la resiliencia del sistema, abre la puerta a entornos industriales que aprenden y se adaptan. En este contexto, la ciberseguridad se incorpora desde el diseño mismo de sensores, aplicaciones e infraestructuras críticas.
De acuerdo con Babel, la seguridad OT se convierte en una prioridad estratégica. La conexión de máquinas, sensores y redes externas amplía la superficie de ataque, lo que obliga a reforzar los sistemas con una seguridad en capas: dispositivos secure-by-design, comunicaciones cifradas y plataformas de análisis reforzadas. La compañía trabaja en modelos que unifican la seguridad OT e IT, integrando detección temprana, simulación de escenarios y cumplimiento normativo.
La gobernanza del dato es otro de los pilares. Para García, la diferencia entre una empresa digitalizada y una verdaderamente inteligente está en su madurez analítica. Sin gobierno del dato, no hay trazabilidad ni inteligencia útil. Babel acompaña a las organizaciones en este proceso, alineando sus prácticas con el marco regulatorio europeo y fomentando una cultura basada en la confianza y la trazabilidad.
En paralelo, la consultora defiende el principio de suficiencia tecnológica. Frente a la tentación de desplegar modelos complejos por inercia, aboga por aplicar solo la tecnología necesaria. “Si la analítica clásica resuelve el problema, no tiene sentido usar modelos generativos que consumen más energía”, explica García. La eficiencia energética y la ética digital se convierten así en criterios técnicos, no solo discursivos.
El factor humano, lejos de diluirse, gana peso. Babel desarrolla programas de reskilling industrial y onboarding inteligente, que personalizan el aprendizaje mediante IA y reducen los tiempos de adaptación. También fomentan la retención del talento sénior, un activo que a menudo se subestima. “La tecnología no sustituye talento; lo amplifica”, señala García. La gestión del conocimiento se convierte en ventaja competitiva.
En el horizonte, dos vectores emergentes: la computación cuántica y la convergencia ética entre personas y máquinas. La primera promete resolver problemas hoy no escalables, pero también plantea riesgos. El escenario harvest now, decrypt later —en el que los datos cifrados hoy podrían ser descifrables mañana— obliga a anticiparse. La segunda plantea desafíos menos técnicos, pero igual de estructurales: cómo integrar la ética en sistemas que aprenden y deciden.
La visión de Babel no se limita a una lista de tecnologías. Apunta a un modelo industrial donde la automatización inteligente, la gobernanza del dato, la seguridad OT-IT y la ética digital se entrelazan como motores de competitividad y sostenibilidad. Un equilibrio complejo, pero cada vez más necesario.
Fundada en España, Babel cuenta con más de 3.500 profesionales y presencia en nueve países de Europa, Latinoamérica y África. Su enfoque combina soluciones basadas en IA, ciberseguridad, hiperautomatización y analítica avanzada, con una estrategia que prioriza la transparencia interna y la carrera profesional a largo plazo.
