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Dos tercios de empresas en España ganan productividad con IA

Dos tercios de empresas en España ganan productividad con IA

  • El 61% de las empresas españolas ya registra mejoras de productividad con IA, según un estudio de IBM, aunque persisten brechas entre grandes y pymes.
Inteligencia artificial - Empresas

La inteligencia artificial ya no es una promesa lejana para las empresas españolas. Según el estudio The Race for ROI elaborado por IBM en colaboración con Censuswide, el 61% de los altos ejecutivos en España afirma que su organización ha logrado mejoras significativas de productividad gracias al uso de IA. Un dato que sugiere que, al menos en el plano operativo, la tecnología empieza a consolidarse como una herramienta tangible de eficiencia.

El informe, basado en encuestas a 3.500 líderes empresariales en diez países, entre ellos 200 en España, revela además que el 37% de los encuestados en el país espera recuperar su inversión en IA en menos de un año. Este retorno se proyecta principalmente a través de reducción de costes, ahorro de tiempo, incremento de ingresos y mejoras en la satisfacción del cliente y del empleado. En paralelo, un 92% confía en que los agentes de IA —interfaces automatizadas con capacidad de decisión— generarán un retorno medible en los próximos dos años.

Sin embargo, el impacto no es uniforme. Mientras el 63% de las grandes empresas reporta mejoras de productividad, solo el 54% de las pymes afirma lo mismo. Y en el sector público, el porcentaje cae al 33%. Esta disparidad plantea interrogantes sobre la capacidad de las organizaciones más pequeñas o con estructuras más rígidas para integrar tecnologías avanzadas con la misma agilidad que las grandes corporaciones.

Entre las áreas donde la IA está generando mayor impacto destacan los departamentos de Recursos Humanos y formación (31%), el desarrollo de software e IT (30%) y el marketing (29%). No es casual: son funciones donde la automatización de tareas repetitivas, la personalización a escala o el análisis de datos pueden traducirse rápidamente en eficiencia operativa. De hecho, los tres beneficios más citados por los ejecutivos españoles son precisamente una mayor eficiencia (54%), una mejor toma de decisiones (53%) y la modernización de sistemas IT (50%).

Más allá de los procesos, la IA también está empujando cambios estructurales. Un 23% de los encuestados atribuye a esta tecnología una transformación fundamental de su modelo de negocio. Y cerca de un tercio ya la utiliza para acelerar la innovación, sustituir ciclos de planificación por toma de decisiones continua o transformar la gestión del riesgo mediante monitorización constante. Entre un 40% y un 46% planea hacerlo próximamente en cada una de estas áreas.

El estudio también apunta a un efecto colateral relevante: la reconfiguración del trabajo. El 91% de los líderes consultados cree que la IA está ampliando las capacidades de la plantilla. Con el tiempo liberado por la automatización, los empleados están dedicando más esfuerzos a la mejora de procesos (47%), análisis avanzados (43%) y formación (39%).

No obstante, esta evolución tecnológica no está exenta de tensiones. La mayoría de las organizaciones señala como prioritarios tres principios: eficiencia, control y transparencia. El 88% valora que los sistemas de IA sean eficientes, el 86% quiere mantener el control sobre los datos y el 85% considera esencial la transparencia en los modelos. Estas cifras reflejan una preocupación creciente por la gobernanza tecnológica, especialmente en un contexto de regulaciones emergentes y presión social por un uso ético de la IA.

Ana Paula Assis, vicepresidenta senior de IBM para EMEA, lo resume así: “El verdadero valor de la IA va más allá de la productividad personal: se trata de una transformación estratégica. Las empresas quieren usar la tecnología en sus términos, con transparencia, elección y flexibilidad incorporadas”.

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Pero el camino hacia un retorno sostenido de la inversión no está libre de obstáculos. El 38% de los encuestados identifica la falta de confianza y los riesgos de seguridad como las principales barreras para escalar proyectos de IA. Muy cerca, el 37% menciona el cumplimiento normativo y la responsabilidad legal. Riesgos que, si no se gestionan con anticipación, pueden frenar incluso los pilotos más prometedores.

Para mitigar estos desafíos, el informe propone cinco líneas de acción: definir un modelo operativo claro para la IA, fomentar la alfabetización tecnológica en todos los niveles, asumir la incertidumbre como parte del proceso, comprender los riesgos regulatorios y establecer consejos internos de IA que evalúen los casos de uso más sensibles. Estas recomendaciones no son nuevas, pero su reiteración en un estudio de este alcance sugiere que muchas organizaciones aún no han sistematizado su enfoque.

En paralelo, la presión competitiva aumenta. Las empresas que ya han integrado IA en sus operaciones están acelerando la innovación y rediseñando sus modelos. Las que aún no lo han hecho, especialmente pymes y entidades públicas, corren el riesgo de quedar rezagadas en un entorno donde la velocidad de adopción tecnológica se convierte en ventaja estructural.

El estudio de IBM no ofrece una hoja de ruta definitiva, pero sí un termómetro. Muestra que la IA ya está generando valor tangible en España, aunque de forma desigual. Y que el debate ha pasado de si conviene adoptarla a cómo hacerlo con garantías, sin perder de vista la eficiencia, la ética y el control. La carrera por el retorno de la inversión ha comenzado. Pero no todos corren al mismo ritmo.

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