Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con…
El consumo energético de los centros de datos a nivel global ha alcanzado un ritmo de crecimiento que duplica el registrado hace tan solo un lustro. Según un informe publicado por la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el uso total de electricidad por parte de este sector superó los 460 teravatios-hora (TWh) en 2022, con estimaciones que anticipan un aumento hasta alcanzar los 1.050 TWh en 2026 si persisten las tendencias actuales, especialmente en lo relativo a inteligencia artificial y minería de criptomonedas.
Este incremento, que representa más del doble en apenas cuatro años, responde en gran medida al auge de los grandes modelos de lenguaje (LLM), el entrenamiento de sistemas de IA generativa y la proliferación de servicios en la nube. La IEA advierte de que, sin medidas específicas, esta escalada tendrá consecuencias significativas tanto sobre las redes eléctricas como sobre los compromisos de reducción de emisiones.
Consumo eléctrico: estimaciones y distribución geográfica
En términos de distribución, el 40 % del consumo de electricidad de centros de datos en 2022 se concentró en Estados Unidos, mientras que Europa y China representaron, cada una, aproximadamente el 15 %. Dentro de la Unión Europea, Irlanda destaca por alojar más del 25 % de los centros de datos, pese a su pequeña escala demográfica, lo que está generando tensiones regulatorias y conflictos en torno a nuevas solicitudes de conexión.
La IEA prevé que el consumo en Irlanda pueda alcanzar los 10 TWh en 2026, lo que supondría el 30 % del total eléctrico nacional, un dato que ha llevado a la Comisión de Regulación de la Energía de Irlanda a rechazar nuevas conexiones hasta que existan garantías de capacidad suficiente en la red.
Inteligencia artificial: principal vector de crecimiento
El entrenamiento de modelos de inteligencia artificial representa uno de los focos más intensivos de demanda energética. De acuerdo con el informe, un solo entrenamiento de un modelo como GPT-3 puede requerir hasta 1.287 megavatios-hora (MWh), equivalente al consumo anual de alrededor de 130 hogares en la Unión Europea. A esto se suma la energía utilizada en la inferencia, cuando los modelos se utilizan para generar resultados que, aunque menos intensa individualmente, se multiplica por el volumen de uso.
Las predicciones sugieren que, para 2026, los centros de datos destinados a IA podrían representar más del 10 % del consumo eléctrico total del sector. Esta cifra podría variar en función de los avances en eficiencia computacional y del despliegue de nuevos chips optimizados para IA, aunque el documento señala que la mejora tecnológica podría no compensar completamente la expansión del uso.
Eficiencia energética y refrigeración: avances y límites
Pese al crecimiento del número de instalaciones, el informe destaca que la eficiencia energética ha permitido contener parte del impacto. Entre 2010 y 2022, la carga de trabajo se multiplicó por diez, mientras que el consumo total aumentó en menor proporción, gracias a mejoras en sistemas de refrigeración, virtualización de servidores y uso de energías renovables.
No obstante, la IEA señala que muchas de estas mejoras comienzan a encontrar límites físicos. El aumento de la densidad térmica en racks de servidores, especialmente en instalaciones de alto rendimiento, obliga a adoptar tecnologías de refrigeración líquida o inmersiva, que requieren inversiones significativas y nuevas infraestructuras.
Minería de criptomonedas: impacto regionalizado pero creciente
La minería de criptomonedas, en particular de Bitcoin, también figura entre los factores responsables del incremento energético. Aunque el sector representa una proporción menor del total (alrededor del 10 %), su impacto es más visible en determinadas regiones. En países como Kazajistán, Irán o ciertas áreas de Estados Unidos, la minería ha provocado cuellos de botella en las redes eléctricas locales y generado controversias políticas sobre su regulación.
En 2022, el consumo estimado del sector de criptomonedas alcanzó los 110 TWh, una cifra que podría variar considerablemente debido a la volatilidad del precio de los activos y a los cambios en la legislación internacional.
Repercusiones políticas y regulatorias
La IEA advierte de que los marcos regulatorios actuales no están plenamente preparados para gestionar el crecimiento acelerado del sector. En algunos países europeos, se están considerando medidas para condicionar la concesión de permisos de operación al uso de energías renovables o al cumplimiento de ciertos umbrales de eficiencia energética.
En Estados Unidos, algunas administraciones locales han comenzado a imponer moratorias o restricciones temporales a nuevos centros de datos, especialmente en áreas con escasa capacidad de red o estrés hídrico. El informe insta a una coordinación entre gobiernos, operadores eléctricos y empresas tecnológicas para evitar disrupciones y garantizar una transición energética compatible con la expansión digital.
Opciones para mitigar el impacto energético
Entre las posibles vías para contener el crecimiento energético sin frenar la expansión digital, el informe sugiere:
- Promover el uso de algoritmos más eficientes en los procesos de entrenamiento e inferencia de IA.
- Incentivar el despliegue de centros de datos en zonas con excedente de energía renovable.
- Reforzar los estándares de eficiencia energética obligatorios a escala nacional e internacional.
- Fomentar la reutilización del calor residual en entornos urbanos o industriales.
La IEA subraya que, si bien estas estrategias pueden atenuar el crecimiento del consumo, la clave reside en una planificación energética anticipada que integre las necesidades computacionales futuras dentro de los escenarios de transición ecológica.
Perspectivas a medio plazo
Si las previsiones actuales se cumplen, el sector de los centros de datos podría llegar a consumir el 4 % del total mundial de electricidad en 2026. Aunque representa todavía una fracción menor en comparación con otros sectores como el transporte o la industria, su crecimiento porcentual y la concentración geográfica de las instalaciones le otorgan un peso estratégico en las políticas energéticas y digitales.
La IEA concluye que el reto no está únicamente en reducir el consumo, sino en alinearlo con objetivos climáticos y de resiliencia de red, un desafío que requerirá colaboración entre múltiples actores y reformas regulatorias adaptadas a la velocidad del cambio tecnológico.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
