El sector de las telecomunicaciones vive una transformación sin precedentes. Mientras el 5G continúa desplegándose en todo el mundo y se sientan las bases del 6G, la presión sobre las redes móviles aumenta.
Se espera que sean rápidas, estables y de amplia cobertura, pero también que respondan con flexibilidad a necesidades muy diversas: desde el streaming de alta calidad hasta las fábricas conectadas o los vehículos autónomos.
En este escenario, la inteligencia artificial (IA) y la automatización emergen como tecnologías imprescindibles. No hablamos de complementos opcionales, sino de los motores que permitirán a las redes móviles ser más eficientes, escalables y capaces de generar nuevas oportunidades de negocio en Europa y en España. Según destaca Nokia en sus últimos análisis, estas tecnologías serán determinantes para el futuro del 5G y la transición hacia el 6G.
De las redes estáticas a los sistemas que aprenden
Tradicionalmente, las redes móviles se configuraban con parámetros fijos y requerían una supervisión constante de los equipos técnicos. La creciente complejidad, unida a la necesidad de integrar soluciones de múltiples proveedores, hace que este modelo resulte cada vez más ineficiente.
La automatización supone un cambio de paradigma. Permite ejecutar de forma autónoma tareas rutinarias como la distribución de carga, la configuración de nuevas celdas o la detección de fallos. A ello se suma la IA, que va más allá de la simple ejecución: analiza grandes volúmenes de datos, identifica patrones y propone o ejecuta medidas para optimizar la red en tiempo real.
Por qué la IA marca la diferencia
Una red automatizada responde a procesos predefinidos. Sin embargo, las redes móviles operan en entornos dinámicos, donde el comportamiento de los usuarios cambia según la hora del día o eventos imprevistos, y donde las incidencias técnicas no siguen un patrón regular.
La IA permite anticiparse. Sus algoritmos ajustan el uso del espectro de frecuencias, predicen fallos y garantizan parámetros críticos de calidad, como la baja latencia para los videojuegos en la nube o la alta fiabilidad para servicios de emergencia. Además, estos sistemas aprenden de manera continua a partir de datos reales y simulaciones, evolucionando hacia redes cada vez más autónomas que solo requieren intervención humana en casos excepcionales.
Casos de uso ya en marcha
Dos ejemplos ilustran el potencial inmediato de estas tecnologías:
- Segmentación de red (Network Slicing): permite crear múltiples redes virtuales sobre una misma infraestructura física, cada una optimizada para un caso de uso específico. Así, un vehículo autónomo puede operar en una red con latencia ultrabaja, mientras que dispositivos de domótica utilizan conexiones diseñadas para ahorrar energía.
- Optimización energética: en zonas rurales o en momentos de baja demanda, la IA puede desconectar temporalmente componentes de la red sin afectar la experiencia del usuario. Esto se traduce en ahorro energético y en una reducción de los costes operativos, alineándose con los objetivos de sostenibilidad de la UE.
RedCap: eficiencia energética y escalabilidad en 5G
En paralelo, la industria avanza hacia soluciones intermedias como 5G RedCap (Reduced Capability). Esta tecnología se sitúa entre el 5G de alto rendimiento y las conexiones IoT de bajo consumo, ofreciendo más capacidad que tecnologías como NB-IoT, pero con un coste y un consumo energético reducidos.
RedCap está especialmente orientado a ciudades inteligentes, industria y logística, donde miles de dispositivos deben conectarse de forma simultánea. Permite segmentación de red, conexiones fiables de subida de datos y un despliegue más rápido gracias a un diseño simplificado. Para las empresas españolas, representa una oportunidad para acelerar proyectos de digitalización con una infraestructura más asequible y sostenible.
Los operadores ante el reto de la próxima década
La mayoría de los operadores de red se encuentra en una fase de transición. El objetivo es evolucionar hacia redes inteligentes y abiertas, integrando infraestructuras existentes con estándares como O-RAN (Open Radio Access Network).
El enfoque debe ser integral: la IA y la automatización deben desplegarse en todas las capas de la red, desde el acceso por radio hasta el núcleo y el transporte, para coordinar decisiones y aprovechar sinergias. Esta visión permitirá mejorar la eficiencia operativa y, al mismo tiempo, impulsar nuevos modelos de negocio en sectores clave de la economía digital.
Defensa e innovación: nuevas aplicaciones estratégicas
Más allá del ámbito comercial, la IA y las comunicaciones avanzadas también están llegando al terreno de la defensa y la seguridad nacional. Nokia ha ampliado recientemente su cartera en este ámbito con soluciones como teléfonos resistentes de grado militar y radios portátiles 5G capaces de establecer redes tácticas seguras en el campo de batalla.
Asimismo, la compañía ha inaugurado un nuevo campus de I+D y fabricación de última generación, orientado a diseñar infraestructuras móviles preparadas para trabajar con IA, lo que garantiza redes más seguras, escalables y adaptadas a las demandas del futuro.
Las redes del futuro ya se están construyendo
La transición hacia el 6G y la maduración del 5G no podrán entenderse sin la combinación de IA, automatización y nuevas tecnologías como RedCap. Estas innovaciones no solo mejoran la eficiencia de las redes, sino que habilitan servicios críticos, modelos de negocio disruptivos y un uso más sostenible de la energía.
En Europa y en España, donde la digitalización es una prioridad estratégica, la apuesta por redes móviles más inteligentes marcará la diferencia en competitividad y en capacidad de innovación. Las empresas que integren desde hoy estas tecnologías estarán mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades de la próxima generación de comunicaciones.
