La inteligencia artificial se prepara para convertirse en una pieza estructural del comercio electrónico de moda en 2026. Lo que hasta hace poco era un experimento en departamentos de innovación, ahora se perfila como una tecnología transversal que afectará desde la producción creativa hasta la sostenibilidad de las campañas. Según Modelia, startup española especializada en generación visual con IA, el próximo año marcará un punto de inflexión: la IA dejará de percibirse como una novedad para convertirse en infraestructura operativa.
El ritmo de producción de contenido en el sector ha cambiado radicalmente. Las marcas ya no se limitan a lanzar una campaña por temporada. La lógica del calendario comercial —rebajas, drops, colaboraciones, fechas clave— exige un flujo constante de imágenes y vídeos. En este escenario, la IA generativa ofrece una ventaja difícil de ignorar: producir contenido visual en segundos, sin disparar costes ni saturar a los equipos creativos.
Modelia, que trabaja con marcas para generar imágenes hiperrealistas a partir de prendas planas o en maniquí, anticipa tres grandes áreas de transformación. La primera afecta directamente a los equipos creativos. La combinación de directores de arte y modelos generativos permite probar decenas de propuestas de colección en cuestión de horas.
También facilita la creación de campañas completas sin necesidad de grandes producciones físicas. El resultado no es una sustitución del talento humano, sino una ampliación de sus capacidades. “La creatividad no desaparece, se expande”, afirma Iván Rodríguez, CEO y cofundador de Modelia. “La IA ya no compite con el ojo del creativo, se convierte en la herramienta que le permite actuar más rápido y llegar más lejos manteniendo el control estético”.
El segundo eje de cambio es la cadena de suministro. En un sector históricamente afectado por la sobreproducción, la IA puede ofrecer una respuesta más precisa. Algoritmos que ya utilizan gigantes como Zara o H&M para ajustar colecciones a la demanda real se están extendiendo a marcas de menor tamaño. La predicción de tendencias, tallas y ritmos de venta se alimenta ahora de datos en tiempo real: comportamiento en web, redes sociales, devoluciones, reseñas. Además, los equipos de e-commerce pueden testear visualmente qué tipo de contenido convierte mejor antes de comprometer grandes presupuestos. Esto no solo reduce riesgos financieros, también permite una producción más ajustada y eficiente.
La tercera dimensión es ambiental. El sector textil es responsable de entre el 2% y el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Frente a este reto, la IA aparece como una herramienta de sostenibilidad medible. Según el informe “Impacto ambiental de las sesiones fotográficas de moda vs. visuales de moda generados por IA”, elaborado por Modelia, marcas como Zalando, Levi’s, Adidas o Balmain ya utilizan esta tecnología para multiplicar variaciones de campaña sin necesidad de nuevas sesiones físicas. El resultado: hasta un 99% menos de emisiones, manteniendo la coherencia visual y la calidad estética.
Aunque la adopción de IA en moda no es nueva, lo que cambia en 2026 es su escala y su función. De ser una herramienta puntual, pasa a convertirse en parte del sistema operativo de las marcas. La pregunta, según Rodríguez, ya no es si se usará IA, sino cómo y con qué intensidad. En ese sentido, Modelia busca democratizar el acceso a estas capacidades. Su plataforma permite a cualquier equipo —grande o pequeño— generar imágenes y vídeos hiperrealistas a partir de fotos de prendas, combinarlas en looks completos y adaptarlas a distintos públicos con modelos generados por IA.
Fundada en 2024, Modelia ha centrado su propuesta en la agilidad y la fidelidad visual. Su tecnología permite lanzar campañas visuales en minutos, reducir costes de producción y mantener la identidad de marca. En un entorno donde el tiempo de reacción es crítico y la personalización se ha convertido en norma, esta capacidad puede marcar la diferencia entre captar o perder la atención del consumidor.
El avance de la inteligencia artificial en el sector moda no está exento de interrogantes. Persisten dudas sobre la propiedad intelectual de los contenidos generados, el impacto en el empleo creativo o la saturación de imágenes visualmente perfectas pero emocionalmente planas. Sin embargo, lo que parece claro es que la IA ya no es una opción marginal. En 2026, será una infraestructura invisible, pero decisiva, en la forma en que las marcas diseñan, producen y comunican.
