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T-Systems identifica las claves tecnológicas para 2026

T-Systems identifica las claves tecnológicas para 2026

  • T-Systems identifica siete tendencias tecnológicas clave para 2026, con foco en cloud e IA soberanos, ciberseguridad avanzada y espacios de datos.
Tendencias tecnológicas

En un entorno marcado por la incertidumbre geopolítica, la presión regulatoria y la creciente sofisticación de las amenazas digitales, T-Systems ha trazado una hoja de ruta con siete tendencias tecnológicas que, según la compañía, marcarán el pulso de la transformación digital en Europa durante 2026. La filial de servicios de digitalización de Deutsche Telekom sitúa la soberanía digital, la ciberseguridad avanzada y los espacios de datos como ejes centrales de una estrategia que busca alinear innovación tecnológica con autonomía operativa y cumplimiento normativo.

La noción de soberanía digital, que ha ganado peso en la agenda europea tras las disrupciones en las cadenas de suministro y los ciberataques a infraestructuras críticas, encabeza la lista. Según T-Systems, las empresas se verán empujadas a construir entornos tecnológicos más autónomos, capaces de operar bajo marcos legales como el GDPR, el Data Act o el AI Act. La ambición no es nueva, pero la urgencia ha cambiado. La Comisión Europea lleva años promoviendo una arquitectura digital propia, aunque la dependencia de proveedores no europeos sigue siendo estructural en sectores clave.

En este contexto, el cloud soberano emerge como una prioridad. Frente a los modelos tradicionales de nube pública, las organizaciones buscan ahora infraestructuras que garanticen el control de los datos dentro de las fronteras europeas. No se trata solo de dónde se almacenan los datos, sino de quién los gestiona y bajo qué jurisdicción. T-Systems, que opera su propia nube soberana (T-Cloud), refuerza esta narrativa con alianzas con AWS, Microsoft y Google Cloud, alojadas en centros de datos propios. La estrategia apunta a un equilibrio entre interoperabilidad global y control local.

La inteligencia artificial, por su parte, avanza hacia una fase de madurez que plantea nuevas exigencias. La combinación de IA generativa y grandes modelos de lenguaje ha multiplicado los casos de uso en sectores como la industria, la sanidad o la administración pública. Sin embargo, la escalabilidad de estas soluciones choca con los límites regulatorios y de privacidad. La respuesta, según T-Systems, pasa por una IA soberana. La compañía destaca el desarrollo conjunto con NVIDIA de la primera Industrial AI Cloud europea, una infraestructura con 10.000 GPU de última generación orientada a ofrecer servicios de IA de alto rendimiento desde Europa.

Aunque el discurso de la soberanía tecnológica ha ganado tracción, su implementación sigue siendo desigual. La dependencia de componentes y servicios de terceros países persiste, y la creación de un ecosistema digital plenamente europeo aún enfrenta barreras técnicas, económicas y políticas. No obstante, iniciativas como GAIA-X o la International Data Spaces Association (IDSA) intentan sentar las bases de una infraestructura federada y abierta que permita compartir datos de forma segura y controlada.

En paralelo, la ciberseguridad se redefine como un proceso continuo más que como una capa de protección. La convergencia entre tecnologías de la información (IT) y operativas (OT) obliga a adoptar enfoques integrales, donde la detección temprana y la respuesta automatizada se vuelven críticas. T-Systems apuesta por técnicas como XDR (Extended Detection & Response), el uso de inteligencia artificial para identificar patrones de ataque en tiempo real, y medidas proactivas como el Threat Hunting o la gestión externa de claves de cifrado. La securización de la propia IA, para evitar manipulaciones o sesgos explotables, se perfila como un nuevo frente.

Los espacios de datos, por su parte, se consolidan como infraestructuras clave para la economía digital. Más allá del almacenamiento, se trata de habilitar entornos donde múltiples actores puedan compartir y procesar datos de forma federada, sin renunciar al control sobre los mismos. Esta lógica, que subyace en proyectos como Catena-X en el sector automovilístico o los espacios de datos sanitarios europeos, permite avanzar hacia modelos colaborativos de innovación y toma de decisiones.

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La sostenibilidad también entra en la ecuación tecnológica. No como un añadido reputacional, sino como un imperativo regulatorio. La Directiva CSRD obliga a las empresas a reportar indicadores ESG con datos verificables, lo que ha impulsado la demanda de plataformas capaces de medir y visualizar el impacto ambiental y social de las operaciones. T-Systems plantea soluciones adaptadas a cada sector para integrar la sostenibilidad en la estrategia corporativa, con herramientas que permiten monitorizar emisiones, consumo energético o huella de carbono en tiempo real.

Finalmente, la compañía subraya la importancia de las alianzas estratégicas para avanzar hacia una autonomía tecnológica real. La creación de consorcios europeos, como ESTIA o los proyectos financiados con fondos Next Generation EU, se interpreta como un paso necesario para reducir la dependencia externa y fomentar la innovación local. Sin embargo, la fragmentación del mercado europeo y la competencia con gigantes tecnológicos globales siguen siendo desafíos latentes.

La agenda tecnológica para 2026, tal como la plantea T-Systems, no es solo una cuestión de herramientas, sino de arquitectura estratégica. Las empresas que operan en Europa deberán navegar entre la eficiencia operativa, la soberanía digital y el cumplimiento normativo, en un entorno donde los equilibrios geopolíticos y las exigencias regulatorias se entrelazan con la innovación. La pregunta no es si adoptar estas tecnologías, sino cómo hacerlo sin perder autonomía ni agilidad.

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