El lanzamiento del satélite SpainSat NG II, previsto para este jueves desde Cabo Cañaveral, marca un nuevo paso en la consolidación de la infraestructura espacial europea. El satélite, desarrollado por Hisdesat, completa el programa SpainSat Next Generation, destinado a garantizar comunicaciones seguras para España, la Unión Europea y la OTAN. En este proyecto, la tecnológica española ARQUIMEA ha desempeñado un papel técnico clave.
La compañía ha contribuido en dos áreas críticas del SpainSat NG II: el sistema de control térmico de las antenas activas y el diseño de microchips específicos para el control y la telemetría de estas antenas. Ambas tecnologías son esenciales para asegurar la estabilidad operativa del satélite en un entorno espacial hostil, donde las variaciones térmicas y la radiación exigen una ingeniería de alta precisión.
Según datos de ARQUIMEA, el sistema térmico desarrollado se basa en una red de Heat Pipes y Loop Heat Pipes, que canalizan el calor desde las antenas activas hasta los radiadores del satélite. El diseño, con tolerancias submilimétricas, ha requerido una integración compleja con múltiples interfaces electrónicas. A esto se suma la fabricación de más de 4.000 microchips analógicos y digitales, diseñados para resistir condiciones extremas y operar de forma continua durante toda la vida útil del satélite.
SpainSat NG II es el satélite gemelo de SpainSat NG I, lanzado en enero de 2025. Ambos forman parte de una arquitectura dual destinada a ofrecer cobertura global y comunicaciones cifradas a gobiernos y fuerzas armadas europeas. El programa, financiado en parte por el Ministerio de Defensa español y gestionado por Hisdesat, se enmarca en una estrategia más amplia de autonomía tecnológica y soberanía en el ámbito espacial.
Aunque la participación de empresas españolas en programas espaciales internacionales no es nueva, la escala y complejidad del SpainSat NG refuerzan el papel de España como actor relevante en el ecosistema aeroespacial europeo. En contraste con anteriores misiones en las que la industria nacional tenía un rol más periférico, en este caso compañías como ARQUIMEA han asumido responsabilidades de diseño y fabricación en subsistemas de misión crítica.
La Agencia Espacial Española, creada en 2023, ha calificado este momento como «histórico» para el sector. Sin embargo, el refuerzo de la autonomía estratégica no depende solo del éxito de lanzamientos individuales. La continuidad de la inversión pública, la consolidación de una cadena de suministro nacional y la capacidad de escalar tecnologías hacia el mercado comercial serán factores determinantes en los próximos años.
ARQUIMEA, con más de dos décadas de experiencia y participación en más de 180 misiones espaciales, ha ido ampliando su portafolio más allá de los componentes. Actualmente, dispone de capacidades para diseñar y fabricar satélites completos, así como estructuras, aviónica y sistemas ópticos. Su colaboración con agencias como la ESA, NASA y JAXA, y su presencia en programas tanto del espacio tradicional como del New Space, la posicionan como un proveedor integral dentro del sector.
El SpainSat NG II no solo representa un avance técnico. También es un indicador del tipo de capacidades que Europa quiere preservar y desarrollar frente a la creciente competencia global en el ámbito espacial. La autonomía en comunicaciones seguras, especialmente en un contexto geopolítico volátil, se ha convertido en un objetivo estratégico para la UE y sus estados miembros.
En ese sentido, el programa SpainSat NG actúa como una plataforma de validación tecnológica y como un catalizador industrial. La implicación de empresas como ARQUIMEA permite que parte del conocimiento y la infraestructura generados permanezcan en el tejido productivo nacional, algo que no siempre ocurre en programas liderados por grandes contratistas internacionales.
A medio plazo, el reto será mantener esta capacidad en futuras misiones. La continuidad de programas espaciales con participación nacional, tanto civiles como de defensa, será clave para sostener la especialización adquirida. Mientras tanto, el lanzamiento de SpainSat NG II consolida un hito técnico y simbólico: España no solo participa, sino que contribuye con tecnología propia a la arquitectura espacial europea.
