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Europa acelera la carrera por la infraestructura de IA con grandes inversiones en centros de datos

Europa acelera la carrera por la infraestructura de IA con grandes inversiones en centros de datos

  • Google y Microsoft anuncian nuevos proyectos de centros de datos en Alemania y Reino Unido, reforzando la infraestructura necesaria para la expansión de la inteligencia artificial en Europa.
Centro de datos

El despliegue de la inteligencia artificial a escala global está transformando la arquitectura tecnológica de Europa. En paralelo al debate sobre regulación y soberanía digital, las grandes tecnológicas intensifican sus inversiones en infraestructuras críticas, especialmente en centros de datos capaces de sostener la demanda de cómputo de los modelos de IA generativa.

El próximo 11 de noviembre, Google anunciará su mayor plan de inversión hasta la fecha en Alemania, según un documento adelantado por Handelsblatt. El proyecto, que contará con la participación del ministro de Finanzas Lars Klingbeil, incluirá la construcción de nuevos centros de datos, la ampliación de las instalaciones de Múnich, Frankfurt y Berlín, y proyectos asociados al uso de energías renovables y recuperación de calor residual.

La compañía estadounidense ya opera dos regiones cloud en Alemania, en Berlín y Frankfurt, y mantiene activos terrenos en la región del Rin-Meno para futuras fases de expansión. Pese a haber cancelado un proyecto en Berlín en 2025, Google consolida así su apuesta por un país que se ha convertido en el eje central de la infraestructura digital europea.

El movimiento se suma a la reciente ofensiva inversora de otros grandes actores. Microsoft anunció en 2024 un plan de 3.200 millones de euros para duplicar su capacidad de nube y de IA en Alemania, mientras que Amazon Web Services comprometió más de 17.000 millones entre la ampliación de su región de Frankfurt y la creación de una nube soberana europea independiente.

La presión competitiva no se limita a Alemania. En el Reino Unido, Microsoft acaba de adquirir 48 acres de terreno en Skelton Grange, a las afueras de Leeds, para construir un nuevo campus de centros de datos de hiperescala. La operación, valorada en 106,6 millones de libras, representa la transacción más importante del grupo inmobiliario Harworth hasta la fecha y confirma el interés de la compañía en expandir su huella británica.

El emplazamiento, una antigua central térmica, forma parte de un plan de regeneración industrial que incluye proyectos de almacenamiento energético y generación renovable. Es, además, el segundo campus que Microsoft prevé desarrollar en Yorkshire, tras el proyecto de Eggborough anunciado a comienzos de año. Ambos reflejan una tendencia clara: la reutilización de terrenos industriales estratégicos para alojar la nueva infraestructura de computación que alimentará los modelos de IA.

La coincidencia temporal entre los anuncios de Google y Microsoft no es casual. El crecimiento de la IA generativa ha multiplicado la demanda de capacidad de proceso y ha reactivado la competencia por el control de las regiones cloud europeas. En este contexto, Alemania y Reino Unido se consolidan como polos complementarios: el primero, por su posición central en el mercado continental y su red energética avanzada; el segundo, por su marco regulatorio ágil y su capacidad para atraer proyectos de gran escala.

Sin embargo, el auge de los data centers plantea un desafío energético de primer orden. Los proyectos de Google incorporan sistemas de recuperación de calor y acuerdos de suministro de energía renovable, mientras que Microsoft y AWS avanzan en soluciones de eficiencia operativa y almacenamiento. Aun así, los reguladores europeos comienzan a advertir del impacto ambiental y de la presión sobre las redes eléctricas, especialmente en zonas metropolitanas como Frankfurt, Dublín o Londres.

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Más allá de la competencia corporativa, el despliegue de esta infraestructura se ha convertido en un asunto estratégico. La Comisión Europea trabaja en un marco común para infraestructuras digitales críticas, que busca reducir la dependencia tecnológica de proveedores externos y armonizar las normas de seguridad y sostenibilidad. La creación de nubes soberanas, como la impulsada por AWS en Alemania, es una de las piezas de ese mosaico.

Lo que se está configurando en Europa no es solo una red de centros de datos, sino el esqueleto sobre el que se sostendrá la próxima generación de inteligencia artificial. La capacidad de cómputo se ha convertido en un activo geopolítico, y los países que logren atraer las mayores inversiones en infraestructura digital marcarán el ritmo del desarrollo de la IA en el continente.

En realidad, la nueva carrera tecnológica no se libra únicamente en laboratorios o en modelos de lenguaje, sino bajo tierra, en la ingeniería de los centros de datos que procesarán los algoritmos del futuro. Alemania y Reino Unido se perfilan como los primeros ganadores de una pugna que apenas comienza, en la que el equilibrio entre inversión, sostenibilidad y soberanía digital será decisivo para el papel de Europa en la era de la inteligencia artificial.

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