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Innovación europea: Budapest acoge los EIT Innovation Awards 2025

Innovación europea: Budapest acoge los EIT Innovation Awards 2025

  • Los EIT Innovation Awards 2025 reúnen en Budapest a start-ups europeas y al programa EIT Jumpstarter, destacando nuevos proyectos de salud, energía y movilidad.

La innovación europea ha vuelto a situar a Budapest en el centro del mapa. La ciudad acogió el pasado 25 de noviembre los EIT Innovation Awards 2025, una cita que combinó reconocimientos, concursos de pitch y debates sobre el rumbo del emprendimiento científico en la región. El encuentro, organizado por el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, reunió a proyectos en fase temprana y a responsables de comunidades EIT que siguen ampliando su influencia en Europa Central, Oriental y Meridional.

En esta edición, el peso del EIT Jumpstarter, el programa de preaceleración del organismo europeo, fue especialmente visible. Según los datos comunicados durante la jornada, el programa seleccionó a 42 equipos de entre 908 solicitudes procedentes de más de 22 países, una ratio que refleja la presión competitiva creciente en el embudo inicial de innovación. Solo los finalistas accedieron a la Gran Final, celebrada en el Budapest Congress Center, donde se distribuyó un total de 132.500 euros en premios semilla.

La procedencia de los equipos mostró un mosaico europeo amplio. Representantes de 17 países presentaron sus propuestas en siete categorías industriales, desde salud hasta energía o materias primas. El formato de pitch directo, que en otras ocasiones actúa como mero escaparate, adquirió aquí un tinte más estratégico, ya que los ganadores obtuvieron 10.000 euros cada uno para acelerar sus primeras etapas de validación.

Start-ups premiadas y una lectura amplia del ecosistema

La lista de ganadores revela un patrón que, aunque no es nuevo, continúa ampliándose: soluciones basadas en ciencia aplicada y tecnologías que buscan escalar modelos industriales aún inmaduros. En el área de salud, MYLeukaemia se llevó el primer puesto, mientras que en Food & Agritech la distinción recayó en Polium Scientific. Energía y renovables estuvo encabezada por RenU Fuel Solutions, un proyecto que también recibió el premio especial para los Estados Miembros Mediterráneos, lo que subraya la importancia política de equilibrar visibilidad entre regiones.

La categoría New European Bauhaus, que intenta aunar sostenibilidad y cultura de diseño, reconoció a MycoNest, una iniciativa basada en biomateriales. En materias primas, el primer puesto fue para ProSpec, y en la línea Rebuild Ukraine triunfó Mindship, que presentó tecnologías orientadas a la reconstrucción de infraestructuras. La categoría de ciudades inteligentes y movilidad terminó liderada por SmartRoads.

El jurado otorgó además tres premios especiales dirigidos a zonas que la Unión Europea considera prioritarias para reducir brechas tecnológicas: AquaBoostNano para los Balcanes Occidentales, el mencionado RenU Fuel Solutions para el grupo mediterráneo y MYLeukaemia para las Regiones Ultraperiféricas. Estas distinciones, aunque modestas en cuantía, funcionan como señales políticas en un momento en el que Bruselas intenta reforzar la cohesión entre regiones con capacidades científicas dispares.

Programas paralelos y nuevas capas de significado

Los EIT Innovation Awards no se limitaron al cierre de Jumpstarter. Una parte del programa tuvo un foco distinto: la visibilidad del talento ucraniano en plena guerra. Las mujeres participantes en EIT Red Kalyna recibieron un reconocimiento específico por el desarrollo de proyectos que continúan activos a pesar del conflicto. La atención sobre Ucrania, más allá del valor simbólico, introduce una tensión evidente entre la necesidad de continuidad científica y el impacto directo de la guerra en las estructuras productivas del país.

A ello se sumaron los EIT Awards, centrados en empresas que ya forman parte de comunidades EIT, y el programa EIT Jumpstarter Next, que acompaña a equipos en fases posteriores a la preaceleración. Ambos amplían el arco de actuación del instituto, que desde hace años intenta articular un puente entre ciencia europea, emprendimiento tecnológico y escalabilidad.

Kristina Lovrek, coordinadora del Esquema Regional de Innovación (RIS), subrayó el alcance humano del programa con una frase sencilla pero reveladora: “Su pasión y esfuerzo son realmente admirables, y estoy convencida de que darán forma al futuro de la innovación en Europa”. La afirmación encaja con la lógica del instituto, que tradicionalmente combina discurso institucional con historias individuales de investigadores que aspiran a crear empresas estables.

Un programa que acumula tracción, aunque con retos visibles

Desde 2017, el EIT Jumpstarter asegura haber impulsado la creación de 140 start-ups, formado a más de 1.200 participantes y generado más de 2.000 empleos, además de atraer unos 150 millones de euros en inversión externa. La cifra resulta significativa para un programa que se orienta a etapas muy tempranas, aunque también revela una tensión persistente: la mayor parte de esa inversión sigue concentrándose en una minoría de equipos que escalan fuera de sus países de origen, especialmente en Alemania, Países Bajos y los polos nórdicos.

Otra cuestión, observada por varios analistas del sector, gira en torno a la madurez regulatoria de ciertas categorías. Energía y renovables, por ejemplo, atrae interés continuado, pero muchos proyectos dependen de marcos nacionales que aún están en revisión o de infraestructuras que requieren inversiones públicas previas. Salud y biotecnología, por su parte, avanzan con un ritmo desigual debido a las diferencias entre agencias regulatorias y a la heterogeneidad de los ecosistemas hospitalarios en Europa Central y del Sur.

Aun así, Budapest vuelve a situarse como un punto de encuentro para esas iniciativas. La ciudad, sede del propio EIT, intenta consolidarse como nodo regional, aunque compite con Varsovia, Tallin o Viena en la atracción de talento científico. El constante flujo de start-ups que participan en Jumpstarter añade una visibilidad que las instituciones húngaras consideran estratégica, incluso si la mayor parte del capital privado termina desplazándose hacia mercados mayores.

Mirando adelante: señales para empresarios y directivos españoles

Para las empresas tecnológicas en España, el resultado del evento ofrece varias lecturas. La presencia de proyectos españoles entre los finalistas, aunque limitada, coincide con la creciente participación del país en programas europeos de innovación temprana. También muestra una tendencia que suele pasar desapercibida: el interés del EIT por reforzar la cooperación con regiones mediterráneas, una línea que puede abrir oportunidades adicionales para proyectos de energía, movilidad urbana o tecnologías biomédicas.

El enfoque multisectorial del Jumpstarter seguirá marcando las ediciones futuras, y lo hará en un momento en el que la competencia por financiación pre-semilla aumenta y la presión por mostrar tracción en fases iniciales se intensifica. Budapest no solo actuó como anfitriona, sino como escaparate de un modelo europeo que intenta equilibrar diversidad geográfica, ciencia aplicada y un marco de financiación todavía fragmentado.

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