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Veinte años después de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, el proceso WSIS+20 ha entrado en su recta final en un contexto geopolítico, tecnológico y económico significativamente más complejo que en 2003 y 2005. Esa complejidad marcó la sesión celebrada en el Foro de la Gobernanza de Internet en España (IGF Spain 2025), donde se analizaron los cambios del ecosistema digital, los desafíos de la próxima década y las tensiones que atraviesan el proceso de negociación en Naciones Unidas.
La mesa, moderada por Hernán Rodríguez, reunió cuatro perspectivas complementarias: la visión diplomática española, la lectura estructural del proceso desde Suiza, la mirada política del IGF Global y el enfoque técnico de ICANN. Aunque algunos ponentes participaron en remoto, la conversación fluyó con naturalidad en torno a dos elementos clave. Primero, la revisión histórica del WSIS y de la creación del IGF, que recuerda que la gobernanza de Internet nunca avanza por grandes gestos, sino por palabras negociadas con precisión. Segundo, el momento político actual, donde la capacidad de consenso está sometida a fuertes tensiones.

La historia que explica el presente: del sueño de la Sociedad de la Información al modelo multistakeholder
Para entender la relevancia de WSIS+20 es necesario volver a 2003 y 2005. En aquellos años, la comunidad internacional vivía un momento de expectativa. La Sociedad de la Información prometía desarrollo, democratización del acceso y nuevas formas de participación global. Inspirados por la obra de Manuel Castells, gobiernos y organizaciones vieron Internet como una palanca de progreso y como un terreno donde era necesario construir reglas compartidas.
Como recordó Jorge Cancio, Director adjunto de Relaciones Internacionales en la Oficina Federal de Comunicaciones de Suiza, en su intervención en vídeo, la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información dio lugar a dos resultados fundacionales: la Declaración de Principios de Ginebra y la Agenda de Túnez, documentos que fijaron los objetivos de conectividad, desarrollo y gobernanza de la red .

Aquel proceso estuvo marcado por un pulso diplomático intenso sobre el control de los recursos críticos de Internet. En Túnez, la negociación se bloqueó durante más de treinta horas por dos líneas relativas al papel de los gobiernos en la supervisión del DNS, un episodio que muestra lo frágiles que pueden ser los equilibrios institucionales. Ese desacuerdo, recordado durante la sesión, anticipó un riesgo que todavía persiste: la fragmentación de Internet.
La solución adoptada entonces fue decisiva. Para evitar la ruptura, los estados acordaron crear un foro no negociador, de diálogo abierto y en pie de igualdad entre actores: el Forum on Internet Governance (IGF). Ese modelo multistakeholder se convirtió en una innovación política dentro de Naciones Unidas, donde, como señaló Olga Cavalli, no es habitual que un profesor universitario pueda sentarse al lado de un ministro para debatir sin jerarquías ni mandatos de voto.
Desde 2005, el IGF se ha consolidado como un espacio global, con más de 140 iniciativas nacionales y regionales. Su éxito permitió que el modelo multiactor se extendiera a otros procesos de Naciones Unidas, y por eso su preservación se ha convertido en un punto sensible en las negociaciones actuales.
Por qué WSIS+20 es tan importante
El proceso de revisión actual no es un ritual conmemorativo, sino un examen profundo del sistema digital global. La pregunta central es si la arquitectura de gobernanza creada hace dos décadas está preparada para una nueva era marcada por la inteligencia artificial, la economía del dato y las crecientes presiones geopolíticas.
Tal como destacó Cancio, la revisión llega en un momento de cambio estructural: proliferan tensiones entre potencias tecnológicas, se acelera la competencia por las infraestructuras críticas y Naciones Unidas afronta restricciones presupuestarias que impactan directamente en el sistema WSIS . A esto se suma la entrada en escena del Pacto Digital Global, adoptado en 2024, cuyas líneas generales deben implementarse ahora a través de WSIS+20.
El Zero Draft del proceso, publicado en agosto de 2025, ofrece una base de partida que reconoce los avances de las últimas dos décadas, pero también las desigualdades persistentes y la falta de mecanismos de financiación claros, especialmente para los países en desarrollo . Además, el documento incorpora preocupaciones emergentes, como los derechos digitales, los bienes públicos digitales y la necesidad de proteger un Internet abierto y no fragmentado.
Un elemento crítico recogido por los expertos es la fragilidad financiera del IGF. Aunque el borrador reconoce la necesidad de dotarlo de recursos estables, no concreta mecanismos de financiación, algo que, como señaló Olga Cavalli, pone en riesgo la participación del sur global.
La perspectiva diplomática: España y la Unión Europea en las negociaciones
El segundo vídeo de la sesión, protagonizado por Antonio Pérez-Hernández, Counselor for AI, Digital and Public Affairs at the Permanent Mission of Spain to the United Nations, analizó en detalle la posición española. España participa actualmente en las negociaciones de WSIS+20 de la mano de la Unión Europea, defendiendo un conjunto claro de principios: enfoque humanista, modelo multistakeholder, Internet descentralizado, respeto de los derechos humanos e institucionalización del IGF .

La Unión Europea busca que el outcome final reafirme estos elementos y evite duplicidades institucionales. Es una posición coherente con el modelo europeo de gobernanza digital, que intenta combinar interoperabilidad técnica, garantías democráticas y un enfoque centrado en las personas.
Además, Pérez-Hernández destacó un eje adicional: la gobernanza global de la inteligencia artificial. Aunque WSIS+20 solo menciona tangencialmente la IA, Naciones Unidas adoptó en agosto de 2025 una resolución histórica para crear un Panel Científico Internacional y un Diálogo Global sobre IA. España, junto con Costa Rica, actuó como cofacilitador de esa negociación, lo que refuerza el papel del país como actor relevante en la agenda digital multilateral.
La lectura política desde el IGF Global: preservar el espíritu original
Olga Cavalli, decana de la National Defense Faculty de Argentina y miembro del MAG, centró su intervención en alertar sobre un riesgo: que el IGF pierda su esencia abierta y flexible.

Recordó que la creación del IGF permitió escapar de las negociaciones cerradas y rígidas de Naciones Unidas para construir un espacio de diálogo libre, donde la igualdad de participación fuese central. Sin embargo, con el paso de los años surgieron elementos que han introducido nuevos niveles de formalidad, como reuniones de alto nivel o tracks parlamentarios. Para Cavalli, es crucial que la próxima etapa preserve la filosofía de diálogo sin documento negociado, porque es lo que permite a la comunidad multiactor influir en la agenda global.
La experta también subrayó la necesidad de aumentar la financiación del IGF y de facilitar la participación de países en desarrollo. América Latina, explicó, se encuentra atrapada en un espacio intermedio: no es prioritaria para los mecanismos de financiación, pero tampoco tiene los recursos suficientes para llevar delegaciones amplias o especializadas a todos los foros relevantes.
Otro punto destacado fue la ausencia en el Zero Draft de referencias a tecnologías que transformarán profundamente Internet, como la computación cuántica o la inteligencia artificial generativa. Tampoco aparecen menciones claras al impacto de la concentración de datos o a los efectos de la desinformación. Para Cavalli, estos vacíos son señales de que la negociación se mueve en un equilibrio frágil, condicionado por posiciones divergentes entre grandes potencias y por el riesgo de que algunos temas resulten demasiado sensibles para consensuarlos.
La visión técnica de ICANN: proteger la estabilidad del Internet global
Andrea Becalli, Stakeholder Engagement Senior Director- Europe. ICANN, aportó la perspectiva técnica del proceso, la que observa la gobernanza desde los recursos críticos que mantienen Internet funcionando. ICANN, recordó, es el principal financiador del IGF entre el sector privado, algo que subraya su interés en preservar un espacio global de diálogo.

Según Becalli, el Draft Zero inicial había invisibilizado a la comunidad técnica y a la academia, pero la versión actualizada mejora esta representación. Aun así, existen preocupaciones profundas. La primera es el riesgo de fragmentación, no solo en capas de aplicación, donde ya es evidente, sino en la propia infraestructura. La presión geopolítica, regulatoria e industrial podría introducir fracturas en el sistema de identificadores únicos, un escenario que ICANN considera inasumible.
El segundo riesgo se relaciona con la tensión entre la noción clásica de soberanía y la naturaleza global de Internet. Becalli citó el incremento de iniciativas centradas en la idea de soberanía digital, un concepto que, utilizado en su interpretación estatal más rígida, podría entrar en conflicto con principios esenciales como la interoperabilidad o la innovación sin permiso.
Para ICANN, el resultado de WSIS+20 debería dejar claro que el modelo multistakeholder, lejos de ser una anomalía, es ahora un estándar internacional. También debería consolidar la financiación estable del IGF y proteger la arquitectura de Internet frente a presiones que puedan fragmentarla.
América Latina: entre la brecha y la oportunidad
La intervención de Cavalli volvió a poner sobre la mesa un elemento recurrente en los procesos globales: la escasa participación latinoamericana. Pese a ser una región con importantes capacidades, solo dos gobiernos, Brasil y México, aportaron comentarios formales al Zero Draft. Muchos países enfrentan limitaciones de personal especializado o de capacidad de seguimiento técnico y político de estos procesos, lo que se traduce en contribuciones limitadas.
Esa falta de participación tiene consecuencias directas. Las decisiones globales acaban influyendo en legislaciones nacionales y marcos regulatorios, y cuando las posiciones de la región no están presentes, las normas reflejan prioridades ajenas.
Cavalli subrayó también un riesgo estratégico: que la región quede relegada al papel de consumidora de tecnologías desarrolladas en otras geografías. La falta de infraestructura, de centros de datos o de inversiones en investigación en computación cuántica o IA puede agravar esa dependencia.
WSIS+20 definirá la próxima década digital
La sesión del IGF Spain dejó una conclusión clara. WSIS+20 no es solo un ejercicio de actualización documental, es un punto de inflexión que determinará cómo se estructura la gobernanza de Internet durante los próximos veinte años. De su resultado dependerán cuestiones centrales para la arquitectura digital global: la preservación de la Internet abierta, la financiación del IGF, la consolidación del modelo multistakeholder, la gobernanza internacional de la inteligencia artificial y el papel que desempeñan regiones como España y América Latina en el debate multilateral.
El proceso es difícil, las posiciones están lejos de alinearse y el contexto internacional es el más complejo desde la creación del IGF. Pero, como recordó Jorge Cancio, el objetivo sigue siendo el mismo que en 2003 y 2005: construir un mundo digital centrado en las personas, orientado al desarrollo e inclusivo. El desafío es conseguirlo en un momento en el que las tensiones globales son mayores que nunca.
Las miradas están puestas ahora en Nueva York, donde la Asamblea General de Naciones Unidas culminará la revisión en diciembre. El resultado dirá si la gobernanza digital global es capaz de encontrar consensos en uno de los momentos de mayor incertidumbre de la historia de Internet.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
