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La llegada de la nueva sede central de Zoho para España al corazón de Valencia añade un matiz inesperado al mapa tecnológico del sur de Europa. La multinacional, conocida por su catálogo de software empresarial en la nube, formaliza así un movimiento que llevaba tiempo gestándose y que confirma la posición de la ciudad como un enclave estratégico para su expansión. La operación no solo incrementa su presencia en el país, también reordena sus prioridades en un mercado que considera tiene mucho recorrido. Y, aunque no lo subrayen mediante grandes proclamaciones, la decisión marca un cambio de escala: la compañía quiere operar desde Valencia para todo el sur europeo.
La apertura del nuevo espacio, con más de 1.000 metros cuadrados, llega en un momento singular para Zoho. Desde 2021, cuando aterrizó físicamente en la ciudad con el acompañamiento de Invest in Valencia, la compañía ha encadenado crecimiento de dos dígitos. Su plantilla local se ha multiplicado por más de cuarenta en un lustro y su negocio ha aumentado un 70 %. Un ritmo sostenido que, en realidad, aparece como una consecuencia lógica de un ciclo más largo: Zoho llevaba más de dos décadas operando en España sin oficina propia, apoyándose en partners y trabajando de manera distribuida.

Una decisión que consolida un ciclo de cinco años
La inauguración reunió a representantes institucionales y empresariales. La concejala de Turismo, Innovación y Captación de Inversiones, Paula Llobet, y la directora general de Emprendimiento e Internacionalización de la Generalitat Valenciana, Ester Olivas, destacaron la relevancia del anuncio para el tejido tecnológico regional. Llobet lo formuló de manera directa: “València celebra que desde hoy se convierte en el centro de operaciones para el sur de Europa de Zoho Corporation”. Tras años articulando un ecosistema digital con aspiraciones de hub mediterráneo, la presencia física de la multinacional encaja con ese impulso.

Para Olivas, el movimiento tiene un doble simbolismo. Por un lado, refuerza a la Comunidad Valenciana como región apta para atraer compañías tecnológicas globales. Por otro, añade un elemento más al proceso de digitalización empresarial en el que las instituciones autonómicas han insistido durante los últimos años. Esa insistencia no es solo retórica. La Generalitat, con sus programas de innovación pública y su red de aceleradoras, ha intentado atraer a empresas que puedan generar empleo digital estable y, al mismo tiempo, promover el talento local.

Zoho, consciente de esa sintonía, ha ido asentando un discurso basado en la combinación de crecimiento, proximidad y sostenibilidad. Durante su intervención en la inauguración, Sridhar Iyengar, director general de la compañía en Europa, insistió en que el nuevo espacio simboliza “un nuevo comienzo”, incluso después de 29 años de recorrido empresarial. La expresión no es casual. En su narrativa, cada oficina internacional implica reiniciar un ciclo en el que la empresa debe adaptarse al mercado, entenderlo y tejer relaciones estables. Iyengar, de hecho, evitó cualquier tono triunfalista. Su mensaje giró alrededor de la proximidad: estar cerca de clientes, partners y comunidades locales para interpretar mejor sus necesidades.

Ese enfoque, en apariencia sencillo, se ha convertido en uno de los pilares de Zoho en todo el mundo. La compañía opera como entidad privada y sin inversión externa, una condición que le permite avanzar sin las presiones típicas de corto plazo. Iyengar lo resume de forma habitual con un concepto que repite dentro y fuera del escenario: “We play the long game”. Jugar a largo plazo, en su caso, implica expandirse sin apresurar resultados, apostar por equipos híbridos —locales y trasladados desde otras regiones— y tomar decisiones descentralizadas.
Localismo transnacional: la filosofía que guía la expansión
Ese término, localismo transnacional, funciona como paraguas conceptual para su estrategia global. Se plantea como un equilibrio entre la capacidad de una empresa global para operar en muchos países y la necesidad de entender cada entorno desde dentro. En la entrevista exclusiva con La Ecuación Digital, posterior al evento, Iyengar desarrolló esta idea con más detalle. “No podemos estar en India o en Estados Unidos intentando resolver problemas de España”, señaló sin rodeos. Para él, una organización que no se integra en la realidad local corre el riesgo de interpretar mal las exigencias regulatorias, tecnológicas y culturales de cada mercado.

Pero el localismo transnacional va más allá de la simple presencia física. Afecta al proceso de decisión. Zoho evita, según explica su directivo, que todo se concentre en un único centro corporativo. La descentralización es parte de su estructura interna: si surge un problema o una oportunidad en España, ha de ser el equipo español quien disponga del contexto adecuado para decidir. Esta lógica requiere tiempo, confianza y, sobre todo, una cultura organizativa que pueda trasladarse desde las oficinas principales a las nuevas sedes. El propio Iyengar reconoce que esto no se logra en meses: “Lo hicimos en India, en Estados Unidos o en Japón, pero lo que estamos haciendo aquí será distinto. Y llevará años”.
El matiz cultural aparece como otro elemento de diferencia frente a otros proveedores globales de software empresarial. Para Zoho, la adaptación del producto a normativas o idiomas solo cubre una parte del trabajo. Comprender cómo operan las empresas, qué expectativas tienen sus responsables, qué grado de madurez digital acumulan y qué dinámicas laborales predominan en cada país resulta igual o más relevante.
En el caso de España, la empresa identifica un mercado amplio y heterogéneo. Existen grandes corporaciones con estrategias digitales maduras, pymes en distintas fases de adopción tecnológica y miles de autónomos que buscan herramientas sencillas para gestionar su negocio. Ese mosaico es el que explica, según Iyengar, que Zoho mantenga un catálogo de soluciones tan amplio, desde plataformas complejas hasta ediciones básicas adaptadas a microempresas.
Un mercado con potencial: 12.000 clientes en un universo de 3,5 millones de empresas
A nivel de negocio, la compañía se mueve sobre un dato llamativo: en España hay alrededor de 3,5 millones de empresas. Frente a esa cifra, sus más de 12.000 clientes —que incluyen organizaciones públicas y compañías de Italia, Portugal y Grecia atendidas desde Valencia— representan todavía una porción modesta. Esa diferencia invita a pensar en un margen de crecimiento significativo.

Iyengar no oculta que esta brecha impulsa parte de su apuesta por la región. “Hay un enorme recorrido. Y la digitalización no es un proceso inmediato. Requiere años”, señaló durante la entrevista. Su mensaje pretende subrayar una idea que, en ocasiones, se simplifica en el discurso público: la adopción tecnológica no sigue una línea recta y tampoco depende solo de implantar software. También exige reorganizar equipos, procesos y habilidades.
Zoho utiliza este razonamiento para justificar tanto la estructura de su plataforma como la necesidad de mantener precios estables. Su enfoque contrasta con la tendencia habitual de algunos proveedores que orientan su estrategia hacia clientes de mayor tamaño en busca de rentabilidad a corto plazo. En cambio, la compañía reivindica que un autónomo o una pyme requiere soluciones adaptadas, no versiones reducidas de software empresarial complejo.
El ejemplo más inmediato es Zoho Begin, una herramienta simplificada de gestión de oportunidades diseñada para negocios pequeños que necesitan seguir procesos comerciales básicos sin invertir tiempo en configuraciones avanzadas. A partir de ese nivel de entrada, el cliente puede evolucionar hacia versiones más completas de CRM, suites de productividad o aplicaciones financieras. Iyengar lo explicó con un símil acumulativo: “Queremos crecer con nuestros clientes, no que nos abandonen cuando alcanzan cierta escala”.
La arquitectura de datos como punto de apoyo para la IA
La incorporación de capacidades de inteligencia artificial añade otra capa de complejidad. En los últimos años, Zoho ha ido introduciendo modelos propios —los Zoho LLM— pensados para entornos empresariales. Su visión, sin embargo, evita la lógica de grandes modelos entrenados con datos externos. La razón es estructural: en el ámbito B2B, el valor y la sensibilidad de la información impiden recurrir a fuentes masivas. Por eso, sus modelos están diseñados para aprender únicamente de los datos generados dentro de cada organización.
Durante la entrevista, Iyengar marcó una diferencia clara entre el uso de IA en el consumo generalista y el uso en empresas. En el primer caso, explicó, los grandes modelos basados en datos públicos ofrecen respuestas de amplio espectro. En el segundo, lo relevante es el contexto de cada organización. Por ejemplo, los patrones de venta, los procesos internos, las interacciones con clientes o el desempeño de los equipos. Todo ello genera un flujo de información suficiente para entrenar algoritmos específicos sin sacrificar privacidad.
Otro elemento que el directivo destacó es la integración de datos entre aplicaciones. Si una empresa gestiona marketing, ventas, soporte y recursos humanos en plataformas independientes, la inteligencia artificial pierde parte de su eficacia. El enfoque de Zoho busca que todas las aplicaciones compartan una base de datos común que facilite la interpretación del ciclo completo de cliente o del rendimiento de un equipo. Esta arquitectura aparece, a menudo, como uno de los argumentos de la compañía frente a la fragmentación tecnológica que afecta a muchas pymes.
En paralelo, Zoho mantiene una postura prudente respecto a la automatización total. Iyengar insiste en que la IA debe asistir, no reemplazar la toma de decisiones humanas. Los modelos sirven para acelerar tareas, identificar patrones o generar recomendaciones, pero siempre bajo la supervisión del personal de la empresa. Esta distinción se vuelve relevante en un contexto donde parte del mercado tiende a presentar la automatización como un destino inevitable.
Valencia como polo operativo: talento, universidades y colaboración institucional
La elección de Valencia no se explica únicamente por costes o ubicación geográfica. Zoho identifica tres elementos que considera esenciales. El primero es la disponibilidad de talento, tanto consolidado como emergente. La región cuenta con universidades técnicas, escuelas de negocio y centros de formación que generan perfiles digitales. El segundo elemento es la red de emprendimiento: aceleradoras, incubadoras, espacios de innovación y organizaciones público-privadas que conectan startups con empresas consolidadas. Y el tercero, aunque a menudo se pasa por alto, es la estabilidad general que ofrece la ciudad. Desde calidad de vida hasta infraestructuras, pasando por la capacidad de atraer profesionales de dentro y fuera de España.
Durante la inauguración, Iyengar puso énfasis en un aspecto que no suele aparecer en discursos corporativos: la necesidad de “construir talento”. Para la compañía, el talento no es un recurso preexistente que se adquiere en el mercado, sino un proceso que requiere inversión continuada. “Es aún mejor formar talento que simplemente contratarlo”, explicó. De ahí que la empresa haya desarrollado programas de capacitación y colaboraciones con organismos locales para formar a perfiles jóvenes en competencias digitales.
La estrategia coincide con la visión institucional. Tanto Llobet como Olivas mencionaron la importancia de generar empleo cualificado y de consolidar a Valencia como lugar atractivo para proyectos globales. La sintonía entre lo que la ciudad ofrece y lo que Zoho busca facilita, según el propio Iyengar, la consolidación de la sede como hub para el sur de Europa.
Además del talento, el ecosistema local también desempeña un papel clave. La inauguración contó con la presencia de organizaciones empresariales, cámaras de comercio, áreas de innovación pública y asociaciones sectoriales. Este conjunto de actores representa el entorno con el que Zoho quiere trabajar para expandir su modelo de localismo transnacional. No solo vendiendo software, también participando en la capacitación de pymes, colaborando con aceleradoras como Lanzadera o generando iniciativas conjuntas orientadas a la digitalización.
Una empresa privada con una estrategia singular
Más allá de cifras y declaraciones, la identidad corporativa de Zoho es un punto recurrente en las conversaciones con sus directivos. La compañía opera sin capital externo, una rareza en el sector tecnológico global. Este modelo, según Iyengar, ofrece libertad para avanzar sin la presión de rentabilidades trimestrales. La expansión internacional, incluida la valenciana, se financia con recursos propios.
Esta condición marca diferencias en la velocidad de crecimiento, la selección de mercados y la forma de invertir. El propio directivo lo planteó con una frase que resume la lógica interna: “Esto no nos va a dar retorno inmediato. Lo sabemos, y aun así lo hacemos”. Es una afirmación que encaja con su insistencia en el largo plazo.
En el sector del software empresarial, dominado por grandes proveedores que operan con estrategias globales estandarizadas, la aproximación de Zoho introduce una variante descentralizada. Sus equipos locales tienen margen de actuación, sus productos pueden adaptarse gradualmente a cada mercado y su modelo de relación con partners se basa en presencia prolongada, no en acciones rápidas de captación.
Esta forma de operar resulta coherente con la importancia que dan al trabajo con distribuidores y consultoras. Iyengar recordó, durante su intervención, que en España “los clientes conocieron antes a los partners que a Zoho”. La afirmación apunta a un reconocimiento implícito: buena parte del crecimiento en España y Portugal se produjo a través de un ecosistema que representó a la compañía incluso antes de que esta contara con oficina propia.
Mirada a 2026: presión competitiva y expansión de la IA
La apertura de la sede en Valencia coincide con un momento de transición para las empresas españolas. La adopción de IA avanza de forma desigual. Algunas organizaciones experimentan con modelos avanzados, mientras otras aún intentan consolidar su infraestructura de datos. Este desajuste constituye, en opinión de Iyengar, uno de los factores que marcarán el avance de la transformación digital en los próximos años.
En este escenario, Zoho quiere posicionarse como un proveedor accesible, capaz de acompañar a las empresas desde fases iniciales hasta etapas de madurez. El mensaje del directivo hacia el mercado español para 2026 fue breve: flexibilidad, continuidad y capacidad de innovación. “Lanzamos nuevos productos cada año. Queremos llevar esa innovación a nuestros clientes. Que nos den una oportunidad”, comentó con una mezcla de convicción y naturalidad.
Lo interesante, sin embargo, no es el tono, sino la coherencia con el resto de la estrategia. La empresa no se apoya en campañas masivas. Prefiere construir presencia mediante formación, soporte directo, colaboraciones con organismos locales y una integración progresiva en el ecosistema empresarial. Es un proceso más lento, pero alineado con su filosofía del “long game”.
La cuestión que surge es evidente: ¿cómo encaja este método en un mercado con presión competitiva creciente y con proveedores que aceleran inversiones en IA generativa? Lo curioso es que Zoho no parece apresurada por competir en visibilidad. Su discurso gira, más bien, en torno a la estabilidad y la privacidad. La decisión de no entrenar modelos con datos de clientes, así como su apuesta por mantener los datos en centros europeos, se ha convertido en una de sus señas de identidad. En un contexto donde las empresas buscan certidumbre regulatoria —especialmente ante la llegada del futuro AI Act europeo— este enfoque puede funcionar como ventaja.
La sede de Valencia como punto de partida
La sede de Valencia representa mucho más que un espacio físico. Es el resultado de un lustro de crecimiento acumulado y, al mismo tiempo, el punto de partida de una etapa distinta. La empresa quiere operar en un radio ampliado, conectando España con el resto del sur de Europa. Quiere consolidar equipos locales capaces de tomar decisiones. Y quiere integrarse en un ecosistema que vea en el software empresarial no solo una herramienta de gestión, sino un motor para ampliar la eficiencia operativa.
Queda por ver cómo evolucionará esa apuesta en los próximos años, en un mercado donde la digitalización avanza de forma irregular y donde la inteligencia artificial está redefiniendo rutinas de trabajo, modelos de negocio y expectativas de los usuarios. Lo que sí parece claro es que Zoho interpreta su llegada a Valencia como principio, no como culminación. Y que, si mantiene la estrategia expresada por su directivo, la historia de esta oficina apenas ha empezado a escribirse.
Editor en La Ecuación Digital. Analista y divulgador tecnológico con más de 30 años de experiencia en el estudio del impacto de la tecnología en la empresa y la economía.
