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BBVA amplía su alianza con OpenAI para desplegar ChatGPT Enterprise entre 120.000 empleados y acelerar su estrategia de IA

BBVA amplía su alianza con OpenAI para desplegar ChatGPT Enterprise entre 120.000 empleados y acelerar su estrategia de IA

  • BBVA y OpenAI refuerzan su colaboración con un programa plurianual que llevará ChatGPT Enterprise a toda la plantilla y avanzará hacia una banca nativa en IA.
BBVA - OpenAI

BBVA ha decidido elevar de forma significativa su apuesta por la inteligencia artificial generativa ampliando su colaboración con OpenAI mediante un programa estratégico de varios años que llevará ChatGPT Enterprise a sus 120.000 empleados en todo el mundo.

El movimiento, que multiplica por diez el despliegue actual, plantea una pregunta de fondo que va más allá del volumen: hasta qué punto una gran entidad financiera puede integrar modelos de IA en el núcleo de su operativa sin alterar sus equilibrios regulatorios, culturales y tecnológicos.

El acuerdo no se limita a la distribución de licencias. OpenAI participará de forma directa en el desarrollo de nuevas soluciones de IA para BBVA, con aplicaciones que van desde la atención al cliente hasta el análisis de riesgos, pasando por la ingeniería de software y los procesos internos de productividad. La entidad busca acelerar su transición hacia lo que define como un modelo de “banca nativa en IA”, un concepto todavía difuso en el sector financiero europeo, pero cada vez más presente en los discursos estratégicos.

Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, enmarca la iniciativa en una continuidad histórica. Tras la digitalización y la banca móvil, la inteligencia artificial aparece ahora como el siguiente eje de transformación. Sin embargo, a diferencia de etapas anteriores, el banco no parte de un escenario experimental, sino de un uso cotidiano ya asentado entre miles de empleados.

De piloto controlado a despliegue masivo

BBVA comenzó a trabajar con OpenAI en mayo de 2024 con un primer grupo de 3.300 cuentas de ChatGPT. El objetivo inicial era testar casos de uso internos y medir el impacto real en tareas diarias. Los resultados llevaron a una ampliación progresiva hasta alcanzar los 11.000 empleados, que desarrollaron miles de GPTs personalizados para colaboración, análisis y automatización de tareas.

Según datos internos del banco, los usuarios activos ahorraban cerca de tres horas semanales en tareas rutinarias y más del 80 % interactuaba con la herramienta a diario. Estas cifras, habituales en discursos sobre productividad, adquieren otra dimensión cuando se trasladan a una organización con presencia en 25 países y sometida a marcos regulatorios dispares.

El salto a 120.000 empleados sitúa a BBVA entre las mayores implantaciones corporativas de IA generativa en el sector financiero global. Aunque otros bancos han lanzado iniciativas similares, pocas han optado por un despliegue transversal tan amplio en una fase relativamente temprana del mercado.

Seguridad, control y modelos avanzados

El uso de ChatGPT Enterprise incorpora controles de seguridad y privacidad diseñados para entornos regulados, así como acceso a los modelos más recientes de OpenAI. Además, los empleados podrán crear agentes internos conectados a sistemas propios del banco, un punto especialmente sensible en términos de gobernanza del dato.

La entidad ha señalado que el despliegue irá acompañado de programas de formación especializados y de un modelo de adopción estructurado, con el objetivo de asegurar un uso homogéneo y conforme a las políticas internas. La estandarización aparece aquí como un elemento clave, dado el riesgo de fragmentación que suele acompañar a las tecnologías de uso masivo.

Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, ha destacado el caso de BBVA como ejemplo de adopción “con ambición y velocidad” en una gran institución financiera. Más allá de la retórica, la colaboración incluye un equipo dedicado de OpenAI que trabajará con áreas de producto, investigación y tecnología del banco, una fórmula que apunta a una relación más profunda que la de un proveedor convencional.

Impacto en la relación con el cliente

La transformación no se limita al ámbito interno. BBVA ya ha puesto en producción un asistente virtual, Blue, basado en modelos de OpenAI, que permite a los clientes gestionar tarjetas, cuentas y consultas cotidianas mediante lenguaje natural. La herramienta representa uno de los primeros intentos en Europa de llevar la IA generativa a la interacción bancaria diaria de forma integrada.

En el marco del nuevo acuerdo, el banco explora vías para que sus productos y servicios puedan utilizarse directamente desde ChatGPT, lo que abre un debate relevante sobre intermediación digital. Si el cliente interactúa con el banco a través de una plataforma externa, aunque sea bajo acuerdos controlados, se redefinen los puntos de contacto tradicionales y, potencialmente, la propiedad de la experiencia.

Este enfoque contrasta con estrategias más conservadoras de otras entidades, que prefieren encapsular la IA dentro de sus propios canales. BBVA parece dispuesto a experimentar con modelos más abiertos, aunque todavía no ha detallado plazos ni alcances concretos de estas integraciones.

Productividad, riesgo y software

En el plano operativo, el banco identifica áreas prioritarias como el análisis de riesgos y el desarrollo de software. La IA generativa promete acelerar la revisión documental, la detección de patrones y la generación de código, aunque su uso en decisiones críticas sigue bajo escrutinio regulatorio.

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Pese a los avances técnicos, la adopción de estos sistemas en procesos de riesgo plantea interrogantes sobre trazabilidad, explicabilidad y responsabilidad. BBVA no ha precisado cómo se integrarán los modelos de OpenAI en estos flujos ni qué grado de autonomía tendrán frente a los analistas humanos.

En desarrollo de software, el impacto parece más inmediato. La asistencia en programación, pruebas y documentación es uno de los casos de uso más maduros de la IA generativa y suele ofrecer retornos rápidos. Sin embargo, incluso aquí surgen cuestiones relacionadas con la propiedad intelectual del código y la dependencia tecnológica de modelos externos.

Una tendencia que se acelera en el sector

El movimiento de BBVA se inscribe en un contexto de adopción acelerada de la IA generativa por parte de grandes corporaciones. OpenAI afirma trabajar ya con más de un millón de clientes empresariales, entre ellos compañías como Deutsche Telekom, Virgin Atlantic o Accenture. La plataforma se posiciona así como un estándar de facto para muchas organizaciones, lo que refuerza su peso estratégico.

En el sector financiero, esta concentración plantea un equilibrio delicado. La eficiencia y la rapidez de implantación conviven con el riesgo de homogeneización tecnológica y con una creciente dependencia de proveedores estadounidenses en infraestructuras críticas de decisión y relación con el cliente.

Una incógnita abierta

BBVA presenta su alianza con OpenAI como un paso decisivo hacia un modelo bancario más proactivo y personalizado. Sin embargo, el despliegue masivo de IA generativa en una entidad sistémica plantea preguntas que aún no tienen respuesta clara: cómo evolucionará la supervisión regulatoria, qué límites se impondrán al uso de modelos opacos y hasta qué punto la promesa de personalización se traducirá en ventajas competitivas sostenibles.

La iniciativa marca un hito por su escala y por la profundidad de la colaboración, pero también abre una etapa en la que la banca europea deberá definir su relación con la inteligencia artificial más allá del entusiasmo inicial. El resultado dependerá menos de la tecnología que de la capacidad de integrarla sin perder control ni confianza.

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