La inteligencia artificial ha comenzado a desempeñar un papel estructural en la transformación de las entidades financieras y aseguradoras en España. Más allá de los beneficios operativos ya ampliamente discutidos —como la automatización de procesos, la personalización de servicios o la mejora en la detección del fraude—, la adopción de esta tecnología está modificando de manera sustancial el diseño organizativo, la composición de los equipos y las exigencias sobre sus líderes.
Así lo indica la consultora tecnológica española Qaracter, especializada en los sectores financiero y asegurador. La compañía afirma que la incorporación de sistemas de inteligencia artificial no solo permite incrementar la productividad y reforzar la ciberseguridad, sino que también plantea nuevas dinámicas en la gestión del talento y la toma de decisiones estratégicas.
IA en banca y seguros: una reorganización funcional y estructural
Según Qaracter, los efectos de la inteligencia artificial no se limitan a la automatización de tareas. La tecnología está alterando la manera en que se diseñan los equipos y los procesos internos, desplazando el foco desde la supervisión jerárquica hacia una mayor autonomía operativa. Esta descentralización está impulsada por herramientas que permiten a los trabajadores resolver problemas de forma autónoma, reduciendo la dependencia de figuras intermedias.
Un estudio citado por la consultora, elaborado por Gusto, empresa especializada en gestión de nóminas, muestra que desde 2019 se ha duplicado la proporción de empleados por cada gerente en compañías que han implementado soluciones con IA. Este dato sugiere una progresiva transformación, e incluso eliminación, de determinados puestos de supervisión intermedia, en favor de estructuras más planas y dinámicas.
Emergen nuevos perfiles profesionales con fuerte componente tecnológico
La transformación también afecta a los perfiles que las organizaciones están incorporando. El sector financiero, tradicionalmente caracterizado por profesionales orientados al asesoramiento y la atención personalizada, está ampliando sus plantillas con especialistas en ciberseguridad, análisis de datos, arquitectura de inteligencia artificial y gestión de relaciones con clientes mediante herramientas digitales.
Qaracter destaca que esta diversificación responde a la necesidad de diseñar soluciones ágiles que se adapten a los cambios constantes del entorno empresarial. Estos nuevos perfiles tecnológicos deben ser capaces de trabajar de manera transversal con otros departamentos, proponiendo mejoras basadas en datos y algoritmos, no solo en intuiciones o experiencia previa.
Cambio en el liderazgo: del enfoque directivo al dominio tecnológico
La irrupción de la IA también impone nuevas exigencias sobre los equipos de dirección. La figura del líder tradicional, centrada en la coordinación de procesos y el control de resultados, debe evolucionar hacia un modelo que combine visión estratégica con competencias digitales avanzadas.
La capacidad para entender las propuestas generadas por algoritmos, evaluar su aplicabilidad en contextos reales y tomar decisiones en un entorno altamente automatizado será fundamental. Qaracter advierte que los perfiles más valorados en posiciones de responsabilidad serán aquellos que puedan integrar la IA en la planificación corporativa y extraer valor de ella en tiempo real.
“Aunque la apuesta por la transformación digital es realmente beneficiosa para las empresas, no podemos perder de vista el profundo cambio que va a provocar en nuestros equipos. Solo de esta forma podremos actuar en consecuencia y de la manera más responsable”, señala Enrique Galván, CEO de Qaracter.
Desafíos éticos y de gobernanza en la nueva estructura digital
El despliegue de tecnologías basadas en inteligencia artificial también plantea cuestiones éticas y de gobernanza que afectan directamente a los responsables de recursos humanos, cumplimiento normativo y estrategia. La toma de decisiones automatizadas, la recopilación de datos sensibles y la redefinición de funciones pueden generar conflictos si no se implementan bajo un marco regulatorio y organizativo riguroso.
Las organizaciones deberán establecer políticas claras sobre los límites de actuación de los sistemas automatizados, su grado de supervisión humana y las competencias necesarias para garantizar su funcionamiento correcto. En este sentido, la transparencia algorítmica y la trazabilidad de las decisiones se perfilan como elementos clave para mantener la confianza tanto de los clientes como de los propios empleados.
Tendencias a medio plazo: reorganización laboral y adaptación continua
De cara a los próximos años, se espera una consolidación de esta tendencia en la que la inteligencia artificial deje de ser vista como un complemento operativo para convertirse en un eje estructural de la actividad empresarial. El sector financiero y asegurador, por su carácter normativo y su alta exposición al riesgo, será uno de los campos donde esta transformación se produzca con mayor intensidad.
Además del cambio en perfiles y estructuras, las compañías deberán mantener una estrategia de formación continua para que sus equipos se mantengan actualizados. La obsolescencia de competencias se acelera en un entorno digitalizado, y los líderes deberán garantizar una transición equilibrada entre lo humano y lo automatizado.
