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Ciberseguridad sanitaria: claves para evitar filtraciones de datos

Ciberseguridad sanitaria: claves para evitar filtraciones de datos

  • El sector sanitario sigue siendo uno de los más vulnerables en ciberseguridad. Kingston propone soluciones de cifrado por hardware para proteger los datos médicos.
Kingston

En los últimos doce meses, más de 276 millones de historiales médicos han quedado expuestos a raíz de incidentes de ciberseguridad sanitaria. El dato, recogido por Check Point Research, no solo refleja una tendencia al alza, sino que subraya una fragilidad estructural que sigue sin resolverse del todo. El 92% de las organizaciones sanitarias ha sufrido al menos un incidente de seguridad en el último año, una proporción que evidencia hasta qué punto la digitalización de la salud ha superado a su blindaje.

La protección de los datos médicos se ha convertido en una cuestión crítica, no solo por su sensibilidad, sino por las implicaciones legales, operativas y reputacionales que conlleva una brecha. En Europa, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la directiva NIS2 establecen obligaciones estrictas para los proveedores de servicios esenciales, entre ellos los hospitales y centros de diagnóstico. A principios de 2025, la Comisión Europea lanzó un plan de acción específico para reforzar la ciberseguridad en el ecosistema sanitario comunitario. Sin embargo, el cumplimiento normativo no siempre se traduce en una protección efectiva.

La tecnología, en este contexto, no es una garantía por sí sola, pero sí una herramienta imprescindible. Kingston Digital Technology Europe, filial de Kingston Technology Company, ha puesto el foco en este sector con una propuesta concreta: soluciones de almacenamiento cifrado por hardware diseñadas para entornos donde la confidencialidad no es negociable. Jordi García, Iberia Team Leader de Kingston, lo resume así: “La protección de los datos médicos no es solo una cuestión técnica, sino también de confianza y continuidad del servicio”.

Entre las soluciones que la compañía destaca se encuentra el IronKey Vault Privacy 80, un SSD externo con cifrado XTS-AES de 256 bits, validación FIPS 197 y protección contra ataques de fuerza bruta y BadUSB. Su diseño independiente del sistema operativo y su interfaz táctil lo convierten en una opción para entornos donde la movilidad y la seguridad deben convivir. Además, incorpora modos de solo lectura para evitar infecciones por malware, un riesgo cada vez más frecuente en dispositivos conectados a múltiples sistemas.

Otra de las propuestas es la serie IronKey Vault Privacy 50, que permite configurar contraseñas complejas o frases de acceso, y que ejecuta un borrado criptográfico completo tras diez intentos fallidos del administrador. Esta función, que puede parecer extrema, responde a un escenario donde los ataques dirigidos buscan explotar vulnerabilidades humanas tanto como técnicas.

La unidad IronKey D500S, por su parte, añade una capa adicional de robustez física y normativa. Certificada con FIPS 140-3 nivel 3 por el NIST, es actualmente la única unidad validada bajo ese estándar que también cumple con los requisitos TAA. Su carcasa de zinc y resistencia a agua, polvo y vibraciones apuntan a un uso en entornos exigentes, donde la portabilidad no puede comprometer la integridad de los datos.

Más allá de las especificaciones técnicas, el trasfondo es claro: los centros sanitarios gestionan diariamente volúmenes crecientes de información sensible, desde historiales clínicos hasta resultados de pruebas diagnósticas, pasando por datos biométricos y de geolocalización. Esta complejidad, unida a la interconexión de sistemas y dispositivos, amplía la superficie de ataque y dificulta la trazabilidad de las brechas.

La respuesta, según los expertos en ciberseguridad sanitaria, no puede limitarse a reforzar los perímetros digitales. La formación del personal, la segmentación de redes, el control de accesos y el uso de dispositivos seguros son capas complementarias que deben integrarse en una estrategia de defensa en profundidad. En este sentido, las soluciones de cifrado por hardware como las de Kingston no sustituyen a otras medidas, pero sí ofrecen una barrera física y lógica difícil de sortear.

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Infraestructura crítica

El desafío, sin embargo, no es solo técnico. Muchos centros sanitarios, especialmente los de menor tamaño o con recursos limitados, siguen operando con infraestructuras obsoletas o sin personal especializado en seguridad. La fragmentación del sistema sanitario europeo, con competencias repartidas entre administraciones regionales y nacionales, añade otra capa de complejidad a la hora de implementar soluciones homogéneas.

Aun así, el impulso normativo y el aumento de los incidentes están empujando al sector hacia una mayor concienciación. El plan de acción de la Comisión Europea prevé inversiones en formación, interoperabilidad y tecnologías de protección, aunque su impacto dependerá en gran medida de la ejecución local. Mientras tanto, fabricantes como Kingston tratan de posicionarse como aliados tecnológicos, ofreciendo soluciones que combinan cumplimiento normativo, facilidad de uso y resistencia operativa.

La pregunta de fondo sigue abierta: ¿puede el sector sanitario proteger sus datos al mismo ritmo que los digitaliza? La respuesta, por ahora, parece depender tanto de la voluntad política como de la capacidad técnica y presupuestaria de cada organización. Lo que sí parece claro es que las filtraciones ya no son una posibilidad remota, sino un riesgo cotidiano que exige respuestas concretas.

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