A menos de un año de que el Reglamento eIDAS 2.0 entre en vigor, la carrera por desplegar soluciones de identidad digital interoperables se acelera en Europa. Signaturit Group, proveedor europeo de servicios de confianza digital, ha anunciado el desarrollo de su propio wallet de identidad digital, preparado para cumplir con los requisitos técnicos y normativos del EUDI Wallet, la herramienta que la Comisión Europea ha definido como eje del nuevo ecosistema de identidad digital comunitario.
Según establece el reglamento, los Estados miembros deberán ofrecer al menos un EUDI Wallet funcional antes del 24 de diciembre de 2026. Aunque su uso será voluntario para los ciudadanos, sectores como las administraciones públicas, la sanidad, las utilities o las grandes plataformas digitales deberán garantizar su compatibilidad con este sistema. La exigencia técnica y organizativa es alta, y no todas las compañías del sector han logrado posicionarse a tiempo.
Signaturit Group, sin embargo, ha tomado ventaja. La compañía participa en proyectos piloto como EWC, WeBuild y Trace4EU, impulsados por la Comisión Europea, y ha integrado su solución wallet con estándares como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Infraestructura Europea de Servicios Blockchain (EBSI). Uno de los casos más avanzados es el de Validated ID, empresa del grupo, que colabora con universidades catalanas para emitir diplomas digitales verificables, compatibles con el futuro EUDI Wallet.
“Por primera vez, ciudadanos y empresas tendrán el control real de su identidad digital, qué información se comparte y con quién se comparte”, afirma Iván Basart, director de eWallet y eSignature España de Signaturit Group. La frase, aunque ambiciosa, refleja un cambio de paradigma: el paso de un modelo de verificación centralizado a uno distribuido, donde el usuario actúa como nodo soberano de sus propios datos.
El wallet de identidad digital no es una simple app. Su arquitectura debe garantizar la integridad de las credenciales, la interoperabilidad entre países y la privacidad por diseño. Esto implica, entre otras cosas, la implementación de credenciales verificables (VC, por sus siglas en inglés), un formato estandarizado que permite emitir, almacenar y presentar atributos digitales —como el título universitario o el permiso de conducir— sin depender de bases de datos centralizadas.
En este terreno, Signaturit ha optado por una estrategia modular. Su plataforma unificada permite integrar el wallet con otros servicios como la firma electrónica, el sellado de tiempo o la verificación de identidad, lo que facilita su adopción en sectores regulados. En educación, por ejemplo, ya se están probando soluciones que permiten a los estudiantes compartir certificados académicos con empleadores o instituciones extranjeras sin necesidad de intermediarios. En sanidad, se exploran casos de uso para historiales médicos portables y seguros.
El contexto regulatorio también empuja. El Reglamento eIDAS 2.0, aprobado en 2024, obliga a los Estados miembros a garantizar la disponibilidad de al menos un EUDI Wallet gratuito y reconocido a nivel transfronterizo. Además, las grandes plataformas digitales deberán aceptar este método de autenticación, lo que anticipa un rediseño profundo de los sistemas de login actuales. Google, Amazon o Microsoft, entre otros, tendrán que adaptarse.
Para las empresas europeas, esto abre una doble vía: cumplir con la normativa y, al mismo tiempo, ganar eficiencia en procesos de onboarding, autenticación o gestión documental. “Pasamos de un modelo de cumplimiento a una oportunidad estratégica para ganar eficiencia, seguridad y confianza”, señala Basart. No es una promesa de marketing, sino una consecuencia directa del diseño del sistema: al reducir la dependencia de intermediarios y automatizar la verificación de atributos, los costes operativos pueden disminuir de forma significativa.
La apuesta de Signaturit también responde a una lógica geopolítica. Frente al dominio de actores estadounidenses en servicios digitales, la compañía busca consolidar una alternativa paneuropea. En los últimos años ha adquirido firmas como Ivnosys, Universign, Vialink y Validated ID, ampliando su presencia en más de 40 países y procesando cerca de 200 millones de transacciones digitales al año. Su infraestructura cumple con los requisitos de los Prestadores Cualificados de Servicios de Confianza (QTSP), lo que le permite operar en sectores críticos con garantías legales plenas.
Aunque el despliegue del EUDI Wallet será gradual, el calendario ya está fijado. A partir de 2026, los ciudadanos europeos podrán descargar su wallet digital y empezar a utilizarlo para acceder a servicios públicos y privados. La interoperabilidad entre países será clave, y ahí es donde los proyectos piloto actuales están sentando las bases técnicas y organizativas. El reto no es menor: armonizar decenas de sistemas nacionales, respetando al mismo tiempo la soberanía de los datos y la privacidad individual.
Signaturit Group se posiciona como uno de los actores que ya ha cruzado esa línea. Su enfoque, basado en estándares abiertos y colaboración institucional, le permite ofrecer soluciones listas para escalar. Con la cuenta atrás hacia 2027 en marcha, el wallet de identidad digital deja de ser una promesa para convertirse en una pieza estratégica del nuevo mercado digital europeo.
