El ecosistema europeo de computación de altas prestaciones (HPC) da un nuevo salto con la construcción de Alice Recoque, el primer supercomputador exascala de Francia y el segundo de Europa. El proyecto, liderado por el consorcio Jules Verne y financiado por el EuroHPC, ha sido adjudicado a Eviden, empresa del grupo Atos, en colaboración con AMD.
Con una inversión de 554 millones de euros y una potencia superior al exaflop por segundo, Alice Recoque se instalará en el Centro de Cálculo de Altas Prestaciones (TGCC) del CEA en Francia.
Según datos del consorcio, el sistema multiplicará por cincuenta la capacidad de cálculo del actual supercomputador del TGCC, con solo cinco veces más consumo eléctrico. Una proporción que, en un contexto de creciente demanda energética y presión regulatoria, no pasa desapercibida. El sistema estará compuesto por 94 racks, 280 kilómetros de cableado y un peso total de 280 toneladas, lo que lo convierte en una de las infraestructuras científicas más ambiciosas de Europa.
Alice Recoque no es solo una máquina de cálculo. Está concebido como una fábrica de IA, capaz de combinar cargas de trabajo tradicionales de HPC con modelos de inteligencia artificial en simulaciones, análisis de datos y entrenamiento de modelos fundacionales. La arquitectura se basa en la plataforma BullSequana XH3500 de Eviden, equipada con procesadores AMD EPYC de nueva generación, GPUs AMD Instinct MI430X y FPGAs de AMD. Además, contará con una partición escalar basada en el procesador europeo Rhea2 de SiPearl, un componente que refuerza el objetivo de soberanía tecnológica.
La red de interconexión BXIv3, también desarrollada por Eviden, conectará todos los componentes del sistema. Esta tecnología, junto con el software de gestión energética Argos y un sistema de refrigeración líquida directa de quinta generación, permitirá reducir el consumo energético hasta un 50% por GPU respecto a otros sistemas exascale. La eficiencia energética, en este caso, no es un añadido, sino un eje central del diseño.
El supercomputador permitirá abordar desafíos científicos e industriales de gran escala: desde la modelización climática hasta la medicina personalizada, pasando por la innovación en materiales y energía. También facilitará el procesamiento de datos generados por telescopios, satélites y dispositivos IoT, un volumen de información que crece a un ritmo difícil de gestionar con infraestructuras convencionales.
Pese a la complejidad técnica, el proyecto tiene una dimensión política y estratégica evidente. La participación de Francia, Países Bajos y Grecia en el consorcio Jules Verne refleja una voluntad de cooperación paneuropea para reducir la dependencia tecnológica de terceros países. La integración de componentes europeos, como las CPUs de SiPearl o la red BXI, responde a esa lógica de autonomía digital.
Philippe Baptiste, ministro francés de Enseñanza Superior, Investigación y Espacio, subrayó que Alice Recoque “encarna la ambición compartida en computación de altas prestaciones, IA y tecnologías cuánticas”. Una afirmación que, más allá del tono institucional, apunta a una estrategia de largo plazo para posicionar a Europa en la carrera global por la computación avanzada.
Desde AMD, Dan McNamara, vicepresidente sénior de Compute & Enterprise AI, destacó que el sistema “representa un avance importante para la IA soberana europea”, al integrar tecnologías diseñadas específicamente para la escala y la eficiencia. La colaboración con Eviden y EuroHPC JU refuerza el papel de AMD como proveedor clave en el ecosistema europeo de HPC.
El sistema también incorpora una capa de modularidad y escalabilidad que lo prepara para futuras evoluciones. La arquitectura BullSequana XH3500 está diseñada para adaptarse a nuevas generaciones de hardware, incluyendo desarrollos en computación cuántica. En este sentido, Alice Recoque no solo responde a las necesidades actuales, sino que anticipa las del próximo ciclo tecnológico.
En contraste con otros proyectos exascale en EE. UU. o Asia, donde la eficiencia energética ha sido a menudo una preocupación secundaria, el enfoque europeo parece más equilibrado. La elección de refrigeración líquida con agua templada para el 100% de los racks, por ejemplo, responde tanto a criterios de sostenibilidad como de rendimiento térmico.
La instalación del sistema está prevista en el TGCC del CEA, un centro que ya alberga otros supercomputadores como Joliot-Curie y Topaze, también desarrollados por Eviden. Esta continuidad operativa facilitará la integración del nuevo sistema y su puesta en marcha.
El proyecto también tiene implicaciones para el tejido industrial europeo. Con cerca del 75% de la producción de componentes del BullSequana XH3500 reubicada en Europa, Eviden asegura trazabilidad, cumplimiento normativo y menor exposición a riesgos geopolíticos. Una estrategia que se alinea con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la estrategia digital de la Comisión Europea.
Aunque el impacto inmediato se medirá en términos de capacidad de cálculo, el verdadero alcance de Alice Recoque dependerá de su capacidad para generar conocimiento, acelerar la innovación y consolidar una infraestructura tecnológica europea autónoma. En ese sentido, el supercomputador no es solo una máquina, sino una apuesta estructural.
El sistema entrará en funcionamiento en los próximos meses, aunque su desarrollo y operación se extenderán durante cinco años. Durante ese periodo, se espera que contribuya a consolidar una comunidad científica e industrial capaz de aprovechar su potencial. Una tarea que, como reconocen desde el consorcio Jules Verne, requerirá no solo tecnología, sino también coordinación, formación y visión compartida.
