Estás leyendo
España avanza hacia una IA madura y confiable, según IDC y SAS

España avanza hacia una IA madura y confiable, según IDC y SAS

  • España supera la media global en madurez de inteligencia artificial y confianza tecnológica, según IDC y SAS, destacando por su enfoque ético y regulador.
Inteligencia artificial - Empresas

España se consolida como uno de los países europeos más avanzados en la adopción de inteligencia artificial (IA) y gestión de datos. Así lo refleja el estudio  Impacto de la IA y los datos: la confianza como clave , elaborado por IDC para SAS, que sitúa al país por encima de la media global en madurez tecnológica y en la optimización de infraestructuras de datos.

Según el informe, la combinación de confianza, regulación y adopción responsable ofrece a España una oportunidad singular para posicionarse como referente en IA fiable en el sur de Europa.

El estudio, basado en una encuesta internacional a profesionales de distintos sectores, revela que el 48 % de las empresas españolas se encuentra ya en fases avanzadas de implementación de IA, frente a un promedio global sensiblemente inferior. También destaca que el 53,4 % dispone de infraestructuras gestionadas u optimizadas, en comparación con el 36,1 % mundial, una diferencia que subraya la madurez técnica del tejido empresarial.

IDC precisa que España cuenta con menos organizaciones en fases iniciales de adopción y más en los niveles “integrado” y “transformador”, situándose así por delante del resto de países del sur de Europa. Este patrón confirma que el impulso hacia una IA operativa y escalable ya se está consolidando.

En cuanto a las tecnologías más empleadas, la IA tradicional y la generativa son las más extendidas, con tasas de adopción del 86,8 % y 81,4 %, respectivamente. Les siguen los agentes de IA (65,8 %) y, en menor medida, la IA cuántica (30 %), una cifra que, aunque modesta, revela un interés creciente en aplicaciones experimentales.

Un ecosistema más confiable que la media europea

La confianza emerge como el factor distintivo. En el estudio, un 11 % de las organizaciones españolas alcanzan el nivel “ideal” —que combina alta fiabilidad con prácticas éticas— frente al 9 % en Europa. Esa proporción, aunque modesta, refleja un avance sostenido hacia modelos de IA más controlados y auditables. IDC señala que esta confianza no se basa solo en la percepción, sino en prácticas concretas de responsabilidad y transparencia tecnológica, un matiz que diferencia a España de otros mercados europeos.

España presenta además menos empresas “rezagadas”, es decir, con baja confianza y fiabilidad, lo que sugiere un ecosistema más preparado para obtener valor real de la automatización. Sin embargo, esta madurez convive con resistencias internas. El informe señala que la reticencia de los equipos directivos a invertir en IA es un 6,9 % más frecuente que la media global. A ello se suman costes superiores en un 3,7 %, lo que limita la escala de los proyectos incluso en compañías con bases de datos robustas.

IDC califica estos factores como “retos suaves” (soft challenges): obstáculos de naturaleza organizativa más que técnica, vinculados al liderazgo, la cultura y la priorización financiera.

En palabras de Guilherme Reis, Country Manager de SAS España y Portugal, “los resultados confirman que España está preparada para liderar una inteligencia artificial ética y de alto impacto. Tenemos una base sólida, pero necesitamos implicar más a los equipos directivos y garantizar la inversión necesaria para que la IA genere un valor sostenible”.

Regulación y ética: el doble filo del liderazgo

La madurez española no puede entenderse sin el marco regulador europeo. Normas como DORA o la futura Ley de IA de la UE imponen un control más estricto sobre el uso de datos, el funcionamiento de los algoritmos y la trazabilidad de los resultados. El informe confirma que las empresas españolas operan bajo mayores restricciones: un +11 % en limitaciones para compartir datos con terceros y un +8 % en la obligación de cumplir estándares técnicos específicos.

Además, las compañías nacionales muestran una preferencia reforzada por proveedores locales (+12 %) y exigen con más frecuencia que estos acrediten el cumplimiento normativo interno (+16,5 %). Estas cifras reflejan un entorno donde el control y la confianza pesan tanto como la innovación, un equilibrio que, según IDC, define el estilo español de desarrollo en IA: menos impulsivo, pero más estructurado y responsable.

Según Reis, “el panorama de la IA en España está condicionado por un entorno político y regulador que prioriza el cumplimiento sobre la velocidad, más que por barreras técnicas”. Esta cautela, aunque ralentiza el despliegue, puede convertirse en una ventaja competitiva en mercados donde la confianza es ya un valor estratégico.

Te puede interesar
Predicciones tecnológicas de 2026 según Werner Vogels, CTO de Amazon

Retos persistentes en datos, talento y costes

Pese al avance en confianza, la calidad y coherencia de los datos sigue siendo una debilidad estructural. Un 10 % más de empresas españolas que la media mundial identifica la gestión del dato como su principal reto, especialmente en sectores como banca, energía o administración pública. A ello se suman costes de almacenamiento y procesamiento un 15 % superiores al promedio global, un desafío que se agrava por los requisitos de soberanía de datos y la preferencia por infraestructuras locales.

En paralelo, las compañías españolas muestran un mayor compromiso ético (+5 %) respecto a la media global, con una atención especial al uso imparcial y transparente de la IA. Curiosamente, mencionan menos preocupaciones sobre privacidad y seguridad (−5 %), lo que sugiere una confianza más sólida en las protecciones regulatorias existentes.

La falta de personal especializado en IA y analítica avanzada continúa siendo otro obstáculo transversal. Aunque España no difiere sustancialmente de la media global en este aspecto (+0,8 % de diferencia), la escasez de perfiles técnicos limita la capacidad de muchas organizaciones para traducir la estrategia de IA en valor operativo.

De la confianza a la competitividad

La principal conclusión del informe de IDC y SAS es que España está logrando construir un modelo de IA más maduro y confiable que sus vecinos del sur de Europa. Pero esa confianza no se traduce automáticamente en competitividad. La clave, apuntan los analistas, está en el equilibrio entre regulación, inversión y ejecución: un terreno donde las empresas españolas aún deben ganar agilidad.

En un contexto europeo que avanza hacia la regulación integral de la inteligencia artificial, España parece haber optado por la vía del liderazgo ético. Si logra resolver los frenos internos —costes, talento y cultura directiva—, podría convertirse en uno de los primeros países en demostrar que la confianza no es un obstáculo para la innovación, sino su condición más duradera.

Utilizamos cookies para facilitar la relación de los visitantes con nuestro contenido y para permitir elaborar estadísticas sobre las visitantes que recibimos. No se utilizan cookies con fines publicitarios ni se almacena información de tipo personal. Puede gestionar las cookies desde aquí.   
Privacidad