A medida que se cierra 2025, NetApp ha publicado una serie de predicciones tecnológicas que apuntan a una transformación estructural en el uso empresarial de la inteligencia artificial, el cloud híbrido y la ciberseguridad. Bajo el concepto de Infraestructura de Datos Inteligente, la compañía plantea un escenario en el que los datos unificados, gobernados y accesibles se convierten en el eje de la innovación digital.
Según las previsiones compartidas por NetApp, la inteligencia artificial dejará de estar confinada a entornos piloto para integrarse de forma transversal en los procesos corporativos. El cambio, sin embargo, no dependerá tanto de los modelos como de la calidad y disponibilidad de los datos. “La mayoría de las iniciativas de IA no fracasan por la debilidad de los modelos, lo hacen por unas bases de datos débiles”, advierte la compañía. La automatización en la curación, vectorización y acceso a los datos será, por tanto, una pieza crítica.
En paralelo, la IA agéntica —aquella que actúa y aprende por sí misma— comenzará a generar resultados tangibles. Esta evolución exigirá arquitecturas capaces de escalar rendimiento y capacidad de forma independiente, así como una integración fluida con entornos on-premises, nubes soberanas y plataformas de hiperescala. El acceso rápido y seguro a datos empresariales bien gobernados será un requisito técnico, pero también estratégico.
La visión de NetApp se apoya en una infraestructura multicloud unificada. Frente al enfoque tradicional de elegir una única nube, la compañía anticipa que las organizaciones buscarán ejecutar IA donde tenga más sentido operativo, lo que requiere una gestión coherente de los datos entre plataformas. Esta estrategia, además de reducir la latencia, permitiría reforzar el cumplimiento normativo y acelerar los resultados.
De acuerdo con NetApp, la soberanía del dato se convertirá en un factor de diseño para las arquitecturas globales. Las regulaciones más estrictas sobre la localización de los datos obligarán a las empresas a construir entornos locales o soberanos, sin que ello implique frenar la innovación. La automatización del cifrado, la gestión de políticas y el cumplimiento normativo será clave para mantener el equilibrio entre privacidad y agilidad.
Otro cambio de enfoque se producirá en la forma de medir el éxito en la nube. Si hasta ahora el ahorro de costes era el principal indicador, en 2026 lo será la capacidad de generar valor a partir de los datos. La eficiencia se redefinirá en términos de velocidad para obtener información útil, apoyada en automatización inteligente, observabilidad y optimización basada en IA.
En el ámbito de la ciberresiliencia, las amenazas ya no se limitan al ransomware. NetApp señala que las brechas de seguridad se han sofisticado, combinando cifrado, extorsión y reventa de datos. En este contexto, la detección ágil de anomalías y la recuperación casi instantánea a partir de datos limpios serán los nuevos estándares. La integración de analítica de brechas y criptografía poscuántica en la infraestructura se perfila como una respuesta técnica a un problema que ya no es puntual, sino sistémico.
Las herramientas de ciberseguridad basadas en IA pasarán de ser una promesa a convertirse en estándar. La analítica predictiva y forense, junto con la automatización de respuestas, permitirá reducir falsos positivos y acelerar la reacción ante incidentes. En lugar de soluciones añadidas, la ciberseguridad se integrará de forma nativa en la infraestructura.
La gobernanza de los datos, por su parte, se consolidará como un pilar para una IA confiable. Desde los controles de acceso hasta el seguimiento del linaje de los datos, las organizaciones priorizarán una gestión integral que garantice resultados fiables. La Infraestructura de Datos Inteligente deberá cubrir todo el ciclo de vida de la información, desde el dato en bruto hasta la analítica avanzada.
La desagregación —es decir, la separación entre escalado de capacidad y de rendimiento— se generalizará como práctica estándar. Esta arquitectura permitirá optimizar la velocidad para cargas de IA y analítica sin necesidad de sobredimensionar el almacenamiento. Soluciones como NetApp AFX facilitarán esta flexibilidad, extendiendo el valor de sistemas existentes y adaptándose a nuevas demandas.
La modernización tecnológica también cambiará de métrica. Ya no se medirá por el gasto en nuevas infraestructuras, sino por la capacidad de adaptación. Servicios basados en consumo como NetApp Keystone y herramientas de migración sin copias como Shift Toolkit permitirán escalar bajo demanda y eliminar duplicaciones, reduciendo el tiempo de inactividad.
Por último, el acceso unificado a los datos, con un único espacio de nombres a través de entornos on-premises y multicloud, se convertirá en una necesidad operativa. La gestión coherente de metadatos, los controles de acceso globales y el ajuste dinámico del rendimiento permitirán tratar todos los datos como un único sistema, independientemente de su ubicación física.
Aunque las predicciones de NetApp no constituyen una hoja de ruta definitiva, sí dibujan un patrón de convergencia entre tecnologías que hasta hace poco se abordaban por separado. IA, cloud, ciberresiliencia e infraestructura moderna se entrelazan en una misma narrativa técnica: la de una infraestructura que no solo soporta el futuro digital, sino que lo estructura.
