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Oracle no quiere correr más rápido, quiere cambiar las reglas del juego

Oracle no quiere correr más rápido, quiere cambiar las reglas del juego

  • Richard Smith, líder de tecnología para EMEA, revela en esta entrevista exclusiva por qué el futuro de la IA no se mide en teraflops, sino en impacto real. Y por qué España será clave para lograrlo.
Richard Smith, Vicepresidente ejecutivo de tecnología de Oracle para Europa, Oriente Medio y África (La Ecuación Digital)

“No se trata solo del ritmo de la revolución tecnológica, sino del ritmo al que se entrega valor.” La frase, pronunciada con la calma de quien observa la industria desde una posición estratégica, resume una idea poderosa: la inteligencia artificial ya no es una promesa futurista, sino una palanca real de transformación. Y en esa transformación, quiere liderar desde todos los frentes: infraestructura, datos, aplicaciones y capacidades avanzadas de IA.

Durante el Oracle CloudWorld Madrid 2025, La Ecuación Digital tuvo el privilegio de mantener una entrevista en exclusiva con   , vicepresidente ejecutivo de tecnología de Oracle para Europa, Oriente Medio y África, y uno de los principales responsables globales de llevar esa visión a la práctica. Smith reporta directamente a la CEO de Oracle, Safra Catz, y lidera la relación con clientes estratégicos en sectores como banca, telecomunicaciones, industria y sector público, con una obsesión clara: ayudarles a extraer el máximo valor de sus datos en un mundo cada vez más autónomo, interconectado y exigente.

La conversación arrancó con una pregunta tan ambiciosa como inevitable: ¿es posible mantener el control en un escenario donde el avance tecnológico se acelera a cada instante? Smith no duda: estamos viviendo una revolución única en nuestra vida. Pero matiza que la clave no está en el ritmo de innovación, sino en la capacidad de traducirlo en impacto real. “Mi preocupación no es tanto la velocidad del cambio, sino la velocidad con la que se consigue valor”, explicó. Un valor que ya no se mide en potencia de cómputo o complejidad de los modelos, sino en lo que los clientes pueden hacer con ellos: desde automatizar procesos hasta redefinir industrias enteras.

Esa es la premisa que guía la estrategia de Oracle en el ámbito de la inteligencia artificial: no perseguir la novedad por la novedad, sino construir un ciclo de valor sostenido que transforme la tecnología en resultados concretos.

El nuevo ciclo de valor en la era de la IA

El valor es lo que marcará la diferencia en esta nueva etapa.

Smith no rehúye el vértigo que provoca la actual explosión de la inteligencia artificial. Reconoce que vivimos un momento histórico, “una revolución como no volveremos a ver en nuestra vida”, en la que los avances en modelos fundacionales y capacidades computacionales crecen de forma exponencial. Pero insiste en que lo realmente decisivo no es cuán rápido se entrena un modelo o cuántos parámetros tiene, sino qué valor genera para los usuarios, las empresas y la sociedad.

“El valor es lo que marcará la diferencia en esta nueva etapa. Los chips seguirán evolucionando, los modelos se refinarán… pero la constante será una: ¿dónde está el valor?”, remarca. En su opinión, esta revolución está entrando en su fase de normalización, igual que ocurrió con otras tecnologías que pasaron del impacto inicial a la generación real de beneficios. “Hubo un anuncio hace 20 años que decía ‘he leído todo Internet’ porque la velocidad de acceso era tan alta que parecía posible. Hoy el debate ya no es acceder, sino qué haces con esa información. Con la IA está ocurriendo lo mismo.”

Para Oracle, esta transformación se juega en toda la pila tecnológica. “No miramos la IA como potencia bruta, sino como algo que debe generar valor desde la infraestructura hasta las aplicaciones, pasando por nuestras capacidades agenticas”, explica. Smith subraya que la visión de Oracle es holística: integrar la IA en todo su stack, con una arquitectura preparada no solo para ejecutar modelos, sino para ponerlos al servicio del negocio.

La clave está en la integración inteligente: una IA que actúa sobre los datos allí donde residen, sin necesidad de moverlos, y que forma parte natural del ecosistema de soluciones. Desde la infraestructura hasta las aplicaciones verticales, pasando por la base de datos autónoma, cada capa tecnológica debe contribuir a un objetivo común: ayudar a las organizaciones a transformar decisiones en acciones.

Pero para que esa promesa de valor se materialice, hace falta algo más que algoritmos potentes: se necesita una infraestructura abierta, flexible y verdaderamente interoperable. Ahí es donde entra en juego una de las grandes apuestas estratégicas de Oracle en los últimos años.

De la nube cerrada al multiverso interoperable

Uno de los ejes de esa integración es el modelo de nube abierta que Oracle ha adoptado. Smith reconoce sin tapujos que Oracle llegó tarde al mercado cloud, pero lo hizo con una ventaja: aprender de los errores del pasado. “Tuvimos la oportunidad de preguntarnos: ¿qué haríamos diferente si empezáramos hoy?”, y la respuesta fue clara: seguridad, rendimiento y apertura.

Ese enfoque ha cristalizado en una estrategia multicloud real, con alianzas con Microsoft Azure, Google Cloud y Amazon Web Services. “Hace cinco años nadie imaginaba a los grandes proveedores compartiendo datos. Hoy no solo lo hacemos, sino que lo impulsamos activamente. Larry [Ellison] siempre dijo: si realmente quieres generar valor, los datos deben ser interoperables y no se les debe penalizar por moverse entre plataformas”.

Este modelo se traduce en acuerdos concretos y crecimientos espectaculares. Según Smith, el negocio de interoperabilidad de Oracle en entornos de terceros creció más de un 200% recientemente, y todas las grandes plataformas están integrando tecnología Oracle en sus propios centros de datos. “Tu nube, donde la necesites”, resume, citando una de las máximas de Ellison.

Soberanía, regulación y despliegue: cloud a medida del cliente

La visión de Oracle no se limita a la flexibilidad técnica. También responde a las exigencias normativas, geopolíticas y de privacidad. En sectores como la banca, las telecomunicaciones o la industria farmacéutica, las empresas no solo necesitan rendimiento, sino garantías legales y control total sobre los datos. Ahí entra en juego la región dedicada OCI Dedicated Region Cloud@Customer (DRCC25).

“Es una réplica completa de Oracle Cloud que se instala dentro del entorno del cliente”, explica Smith. “Incluye más de 150 servicios, es modular y escalable, y puede desplegarse incluso en tres racks”. Esto permite cumplir con las normativas más exigentes sin renunciar a capacidades avanzadas. Bancos, gobiernos y farmacéuticas ya lo están adoptando para garantizar la soberanía y seguridad de sus operaciones digitales.

Además, Oracle ha apostado por modelos soberanos también en el cloud público. En Europa ya opera nubes paralelas en España y Alemania, completamente separadas a nivel técnico y operativo, gestionadas por entidades europeas y con infraestructura física independiente. “Ambas alcanzaron su capacidad al cabo de un año”, revela Smith. La demanda fue tan alta —tanto de clientes españoles como de instituciones europeas— que Oracle ha decidido reforzar esa infraestructura con una de las mayores inversiones anunciadas recientemente en el país: 1.000 millones de dólares destinados a ampliar su nube soberana en España y a consolidar su posición como actor clave en la autonomía digital europea.

Datos que no se mueven, valor que sí se multiplica

Nuestra visión es muy simple: no necesitas mover los datos.

Si hay un concepto que atraviesa toda la conversación con Richard Smith, es el de “valor sin fricción”. Y eso se aplica especialmente al corazón de Oracle: los datos. Frente a arquitecturas que obligan a trasladar grandes volúmenes de información para analizarlos, Oracle defiende una visión clara: extraer inteligencia allí donde los datos ya están.

“Nuestra visión es muy simple: no necesitas mover los datos”, resume Smith. La clave está en Oracle Autonomous Database 23ai, la nueva generación de su motor de datos, que combina automatización avanzada, búsqueda vectorial y capacidades nativas de inteligencia artificial. “Con 23ai tienes toda la capacidad autónoma, pero también la posibilidad crítica en el ámbito de la IA de vectorizar los datos, de forma que puedes obtener toda la inteligencia que necesitas sin mover nada”, explica. Es un planteamiento que rompe con la narrativa dominante, en la que para aplicar inteligencia artificial se exige mover, replicar o transformar los datos.

Un ejemplo paradigmático de este enfoque es Banco Santander. Durante décadas, gran parte de su operación tecnológica descansó sobre mainframes. Pero en el último año, la entidad ha ejecutado una migración completa de sus cargas de trabajo a una combinación de Oracle Cloud@Customer y Oracle Database Cloud@Customer. El resultado: cientos de millones de euros en ahorro operativo y una capacidad renovada para innovar con velocidad. “Han trasladado todas sus cargas de mainframe a nuestra tecnología. Eso les permite reinvertir cientos de millones en innovación y transformación”, subraya Smith.

Este modelo híbrido —con despliegues en el entorno del cliente pero con toda la potencia del cloud y la inteligencia integrada— ilustra cómo Oracle está redefiniendo la gestión del dato en sectores altamente regulados. Y sobre todo, muestra que el valor no siempre está en mover más, sino en mover mejor… o directamente en no mover nada.

IA a gran escala: Stargate y más allá

Pero Oracle no solo construye para hoy: también está diseñando la infraestructura de la próxima década. El proyecto Stargate, que se despliega en Estados Unidos y ya tiene su primer megacentro de datos en construcción, es la máxima expresión de esta visión.

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Uno de los centros tiene el tamaño de 24 campos de fútbol. Y una vez finalizado el primero, replicarlo en otras regiones será más sencillo.

Aunque las cifras asombran, lo importante para Oracle no es sólo el retorno financiero, sino el impacto estratégico y societal. “No es Oracle diciendo ‘usa solo Oracle’, es una red de relaciones que cambiará el paisaje de la IA global”.

Parte de esta estrategia incluye colaboraciones clave con empresas como Nvidia y AMD. Oracle ha diseñado una arquitectura capaz de escalar clústeres de miles de GPUs sin rediseñar la infraestructura, lo que reduce drásticamente los costes y mejora el rendimiento de entrenamiento de modelos. Y no es una promesa: «Oracle proporciona la infraestructura para muchos de los grandes modelos de lenguaje del mercado. Incluso, saberlo, es posible que cuando interactúas con un chatbot, parte de esa inteligencia se esté ejecutando sobre nuestra nube».

Una misión que va más allá del negocio

Cuando la conversación llegaba a su fin, Richard Smith quiso dejar claro que Oracle no solo compite en el terreno de la tecnología: también quiere influir en los grandes desafíos de nuestra época. Reconoce que Oracle es una empresa con ánimo de lucro, que crea valor para sus accionistas, pero insiste en que su visión va mucho más allá del balance trimestral.

Un claro ejemplo de ello es la adquisición de Cerner, uno de los mayores proveedores de historiales clínicos electrónicos. No se trató de una operación al uso para ampliar cuota de mercado o abrir una nueva línea de producto. Fue una apuesta decidida por poner la tecnología al servicio de la salud. “Con los datos médicos y la inteligencia artificial, quizás podamos identificar antes el próximo patógeno, o desarrollar tratamientos oncológicos personalizados”, explica Smith con convicción. “Quizá podamos pasar de la medicina estandarizada a una medicina verdaderamente individualizada.”

Esa ambición —la de aplicar la inteligencia y el poder de los datos a problemas sociales complejos— es la que, según Smith, define el papel que Oracle quiere jugar en el futuro. Desde la nube y la IA, sí. Pero también desde la responsabilidad de tener los medios para cambiar las cosas.

España como nodo estratégico

No podíamos cerrar esta conversación con Richard Smith sin preguntarle por el papel de España en la estrategia global de Oracle. Su respuesta no fue diplomática ni protocolaria: fue entusiasta y pragmática. Infraestructura avanzada, talento tecnológico, un entorno institucional favorable y aliados estratégicos como Telefónica sitúan al país como un punto clave en la red global de la compañía. “Aquí tenemos no solo centros de datos, sino empresas como Skydance, que con Oracle Cloud y nuestra inteligencia artificial están creando películas de animación con más de 800 empleados en Madrid”, comparte con orgullo.

Pero más allá de la conectividad o la capacidad técnica, lo que Smith valora es algo menos tangible pero igual de decisivo: una cultura que no teme innovar. “Hay una pasión real aquí por transformar”, insiste. Y es precisamente esa actitud —ese impulso por liderar y no solo adoptar tecnología— lo que convierte a España en una pieza clave dentro del proyecto digital europeo de Oracle.

Para Oracle, el futuro de la tecnología empresarial no se construye solo con chips y servidores, sino con relaciones, visión y propósito. Richard Smith lo tiene claro: “Queremos ser parte de la solución. Ayudar a resolver los mayores problemas del mundo a través de los datos”.

Y tal vez ahí reside el verdadero mensaje: la inteligencia artificial no cambiará el mundo por sí sola. Lo harán las personas y las organizaciones que sepan usarla con sentido, con ambición y con responsabilidad. En esa ecuación, Oracle quiere tener un papel protagonista. Y todo indica que España será uno de los lugares donde esa historia ha comenzado a escribirse.

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